sábado, 3 de febrero de 2018

GOTERAS EN EL "DINÁMICO"

Las lluvias copiosas ponen al desnudo algunas deficiencias que se hacen ostensibles. Las goteras, por ejemplo. Las hemos padecido en el Bar Dinámico del Puerto de la Cruz, en la plaza del Charco, otrora médula espinal de lo portuense y ahora un establecimiento en decadencia abandonado a su suerte y cuyo mejor espejo de decadencia es que mientras todo el cinturón de cafeterías a su alrededor aparece casi pleno de ocupación mientras están abiertas, la más popular y conocida presenta muchos vacíos.
En el costado sur, concretamente, donde algunas mesas y sillas se veían literalmente empapadas, mientras en otras, las más resguaradas, los clientes hacían verdaderos esfuerzos por evitar verse afectados por las goteras o salpicados. Nada que reprochar al personal, que bastante tenía con soportar algunas quejas.
El caso es que el Dinámico, incluido en el objeto social de la empresa pública Pamarsa, si no lo han modificado a lo largo de los últimos meses, es el latente ejemplo del abandono y de la desidia de sus responsables. En pleno centro de la ciudad, las prestaciones y la imagen no son lo más edificante. Es como si se quisiera propiciar su fenecimiento para que, si alguna vez se plantea una modificación del citado objeto social o una nueva concesión o una privatización de facto, apareciera la realidad física lo más libre de cargas, lo menos gravoso para los nuevos adjudicatarios.
No es por comparar pero resulta llamativo que se aspire a disponer en este municipio de grandes infraestructuras o de nuevas dotaciones cuando luego no hay capacidad para reparar una goteras en un establecimiento público que gozó de gran aceptación popular.
Los clientes se sentaban, se mojaban y se iban, claro. La pregunta es si tanto cuesta subir al techo y proceder a la reparación. Igual sí, pero no hay liquidez para afrontarla. Antes, en el marco jurídico de las sociedades públicas, había una figura, el Plan Anual de Inversión y Financiación (PAIF), de obligada consignación presupuestaria y que, independientemente de objetivos y cuantía, servía para obras, servicios y atenciones puntuales como pudiera ser esta.
Pero no se sabe lo que el gobierno local quiere hacer con Pamarsa ni con las unidades de explotación que aún le quedan. Y así van pasando los meses del mandato, entre desconocimiento y carencia de una mínima planificación. ¿Quién se ocupa del Dinámico? ¿Cuál es su destino? Las preguntas deberían tener respuesta, al menos como declaración de intenciones. Preguntar más, pedir más sobre aspectos concretos de la gestión, personal, contratación, provisiones y demás puede parecer demasiado. Hace mucho tiempo que no se palpa una desatención y una insensibilidad tan acusada hacía la gestión de lo público.
Hagan algo por la techumbre del Dinámico. Por decoro, por el mantenimiento de los clientes que aún prefieren ese marco para sus conversaciones cotidianas, para sus encuentros habituales. Las goteras, ahora mismo, los ahúyentan.

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