lunes, 15 de enero de 2018

LA DUALIDAD DE HERNÁNDEZ ACOSTA

La desapacible matinal del domingo se llenó de tristeza apenas se conoció la noticia del fallecimiento de Jesús Hernández Acosta (1932-2018), notable profesional de la abogacía y destacado intelectual de la Villa de La Orotava, a la que dedicó no pocos afanes.
Le conocimos en el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC) del que fue un auténtico sostén durante muchos años en que ejerció como secretario de la entidad. Siempre sensible con el hecho cultural, se preocupó enormemente por la marcha del IEHC y por su proyección, especialmente del Curso de Español para Extranjeros y de la conmemoración de la festividad del 12 de octubre. Gestionó personalmente la presencia de destacados autores y conferenciantes, entre ellos el premio Nobel, Miguel Ángel Asturias.
Antes se había significado como destacado componente de Acción Católica juvenil de su Villa natal, donde también ejerció como secretario de la prestigiosa institución Liceo de Taoro, donde era habitual de las exposiciones, conferencias y actividades que allí se desarrollaban.
Licenciado en Derecho por la Universidad de La Laguna (1956), siempre elegante, con perfiles de 'gentleman', derrochó un humor cáustico a medida que hacía alardes de memoria recordando acontecimientos y sucesos ocurridos en la isla, sobre todo en La Orotava y Puerto de la Cruz en cuyos círculos profesionales se desenvolvía con facilidad y don de gentes. Buen conversador, escuchaba los testimonios de sus contertulios para luego abundar en ellos o precisar algunos hechos. Es autor de un pregón de las laguneras Fiestas del Cristo y de una brillante intervención en unas jornadas del Gabinete Literario de Las Palmas junto a Juan Rodríguez Doreste y Néstor Álamo. Se preciaba con la amistad de Jerónimo Saavedra Acevedo, actual Diputado del Común.
Esposo y padre ejemplar, lector empedernido, muy bien informado, atento a los derroteros de la actualidad, le encantaba hacer añadidos a los titulares de prensa cuando algún cargo o personaje público manifestaba alguna 'boutade' que contrastaba con su capacidad memorística y las incoherencias de aquéllos. Curiosa dualidad la suya: contaba el anecdotario portuense (haciendo bueno el dicho 'en lenguas del Puerto te veas') en sus conversaciones villeras, con los allegados de la juventud y de toda la vida; en tanto que su asueto portuense, con amigos de toda condición social y en variados ambientes, lo llenaba de vivencias y leyendas urbanas de La Orotava.
Hombre también de profundas convicciones religiosas, hizo gala de respeto y tolerancia. Incursionó en política en 1979, cuando España aún despertaba la democracia que habría de recibir un espaldarazo con las elecciones de abril de aquel año. Hernández Acosta encabezó la candidatura de la Unión de Centro Democrático (UCD) que ganó en votos (4.442, el 35,06 %) a la Agrupación Independientes de La Orotava (AIO) que quedó segunda con 4.025 votos y el 31,77 %). Igualados a ocho concejales, los independientes pactaron con la Unión del Pueblo Canario (UPC) y el PSOE, tercera y cuarta opciones en el cómputo final, para formar gobierno y otorgar la alcaldía a Francisco Sánchez García. Ejerció un tiempo en la oposición pero no concluyó el mandato, el primero del moderno municipalismo español.
Su pasión, la historia. De no haber sido abogado, seguro que hubiéramos estado ante un historiador de postín. Pero los antecedentes familiares pesaron más y la inclinación jurídica fue inevitable.
Los rincones y los foros de la Villa se quedaron desde ayer sin uno de sus activos participantes, como antes ocurriría con Ignacio Torrents. Recordaremos sus rasgos, su personalidad, sus dotes y su sapiencia.

No hay comentarios: