lunes, 11 de diciembre de 2017

VENEZUELA, RUTINA NO NOTICIOSA

¿Sabía usted que ayer había elecciones municipales en Venezuela? Intuimos que el porcentaje de quienes lo desconocían es superior al de quienes están al tanto de lo que ocurre en el país hermano. Curioso: hace unos meses casi seguíamos en directo un ambiente 'guerracivilista', los luctuosos sucesos previos a un proceso constituyente que, en realidad, camuflaba un auténtico golpe de Estado. Vimos a soldados disparar contra jóvenes que protestaban mientras un helicóptero lanzaba descargas sobre edificios de Caracas y unos disidentes robaban armamento en uno de los acuartelamientos más importantes del país; mientras la Fiscal General de la República denunciaba, inútilmente, irregularidades de todo tipo, un coronel empujaba al presidente del Congreso en su propia sede institucional, los jueces pedían asilo político o se marchaban y funcionaban, de facto, dos cámaras representativas de la soberanía popular. Hubo elecciones a gobernadores, simplemente para constatar el cisma de la oposición, paradójicamente encarnada con la denominación Mesa de la Unidad Democrática (MUD), y para resignarse a que, entre unas cosas y otras, no hay nada que hacer: el régimen totalitario se consolida por muy aislado internacionalmente que esté. Por resumir: porque lo grave es que la fractura social se agrandaba, la emigración se acrecentaba, la escasez de abastos se multiplicaba y las condiciones de vida empeoraban como se acredita con los cortes de luz y agua.
Pero pareciera que ya no hay noticias de Venezuela. Hasta hace unos domingos en que Jordi Ébole (La Sexta TV) entrevistara, en dos entregas, a Nicolás Maduro, presidente de la República, y nos acordamos de que aquel país sigue existiendo. Pero como si no interesara, como si lo que allí ocurra haya dejado de llamar la atención de quienes, por las razones que sea, se sientan vinculados al hecho venezolano. Cierto que lo de Catalunya, informativamente hablando, pesa mucho, pero ni siquiera las alusiones del propio Maduro en la citada entrevista despertaron mayor curiosidad (Por cierto: discurre diciembre y no se aprecian señales de que el presidente cumplirá su propósito de que los mayores y los emigrantes cobren sus pensiones, tal como se comprometió ante Ébole).
Y ese es el caso: apenas hay registros en los informativos de televisión, muy escaso espacio en los periódicos y poquísimas menciones en el Congreso e instituciones políticas. Venezuela ya no interesa, o no interesa tanto. De ahí que la convocatoria electoral prevista para ayer hasta resultara una gran desconocida. Las previsiones apuntaban un cincuenta por ciento de abstención, lo cual nos da idea del abatimiento de amplios sectores de la población, independientemente de coyunturas como la carencia de liderazgos alternativos, de la división de quienes no comulgan con el régimen y de los directos beneficios de éste ante tamaño porcentaje. Y la sospecha, siempre la sospecha de la manipulación de los resultados después de las actuaciones más que controvertidas del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Estaba prevista la elección de trescientos treinta y cinco alcaldes y el gobernador del estado Zulia, uno de los más importantes de la geografía venezolana. Pero la gran novedad es que no participaban en los comicios los principales partidos de la MUD, si bien algunos representantes y dirigentes decidieron concurrir por su cuenta, lo que da idea del caos que caracteriza la realidad sociopolítica de Venezuela. Miren por donde, el fracaso de la revolución, de cumplirse las previsiones, fortalecerá el pensamiento único, ahora expresado con el penúltimo invento -el último es la moneda virtual, el petro-, ese 'carné de la Patria' con el que a partir de ahora habrá que hacer todo.
La desmotivación, pues, se impone para seguir quebrando la autoestima de los venezolanos y las ganas de luchar por una alternativa que, sencillamente, procure otras condiciones de vida. Los medios del régimen hacían hasta ayer mismo llamamientos a la votación: es significativo. “¡Todos desde temprano!”, se permitía titular uno de ellos.
Hoy, resultados y reacciones. Mañana -ojalá nos equivoquemos- volverá a sonar Julio Iglesias, la vida sigue igual, y un inevitable aire de rutina no noticiosa envolverá las sombras venezolanas.

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