domingo, 17 de diciembre de 2017

MESONES, LA SERIEDAD PERSONIFICADA

9 de marzo de 1976. Transmitimos, junto a César Fernández-Trujillo, para Radio Popular de Tenerife, aquel partido, Tenerife-Real Madrid, ida de octavos de final de la entonces denominada, por última vez, Copa del Generalísimo. Ganó el Tenerife (2-0), con goles de Antonio Illán y García-Murcia, ventaja que permitió a los blanquiazules pasar de ronda, pues en la vuelta, en el Bernabéu, el gol de cabeza de Santillana resultó insuficiente. Una defensa heroica, encabezada por el portero navarro Alberto Lanas, fallecido el pasado mes, propició la gran sorpresa.
Felipe Mesones era entonces el entrenador del Tenerife, que militaba en Segunda división. Nacido en Buenos Aires, como futbolista destacó en dos equipos de postín, Boca Juniors y San Lorenzo de Almagro. Jugaba de extremo derecha. Llegó a la isla, con buena fama, procedente del Real Murcia, al que había ascendido de categoría en el ejercicio 1972-73. Falleció el viernes, en Murcia, a los 81 años.
Mesones tenía una personalidad caracterizada por la seriedad. Le costaba sonreír. Era seco en sus expresiones pero muy respetado. Recordamos a Alvaro Castañeda recomendando que preguntáramos los primeros, por si acaso Mesones respondiera de forma inapropiada, hecho que no ocurría pues mantenía las formas. También lo hizo al final del aludido encuentro en el coliseo madridista, cuando reconoció que el presidente, Julio Santaella Benítez, Colo, había prometido cien mil pesetas por barba si el equipo pasaba la eliminatoria.
En aquella temporada, 1975-76, el Tenerife se clasificó en séptima posición, con catorce partidos ganados. En algunos momentos de la competición, coqueteó en los puestos de ascenso, pero primó la irregularidad en confrontaciones decisivas y al final no pudo ser.
El temperamento de Mesones se contrastaba en algunos momentos que sus jugadores aceptaban disciplinadamente. Recordamos uno de ellos, en los últimos minutos de un Tenerife-Valladolid de manifiesta incertidumbre. La escena, contemplada desde el foso de transmisiones de Radio Popular, muy cercano al de suplentes del equipo local, fue la siguiente: todos pidiendo la hora cuando Gilberto I quiere jugar de tacón en el centro del campo y gana la posesión el rival que dispone un contrataque, por fortuna sin efectividad. Mesones, desde el banquillo, con gestos y silbidos, reclama al extremo que se acerque. Cuando Gilberto I se aproximó, el técnico espetó: “¡Váyase a la mierda!”.
Felipe Mesones prosiguió su carrera en otros clubes. Desde aquí se marchó al Elche. Luego continuó en el Hércules, Salamanca, Valladolid y Cartagena. Volvió al Murcia, pasó por Jerez y Granada. Se convirtió, pues, en un clásico de los banquillos españoles. En su haber, tres ascensos a Primera división y unas cuantas promociones en distintas categorías. Una reflexión suya, ya retirado, es muy llamativa: “La competitividad está en la vida y a todos nos gusta el triunfo, pero no se hunde el mundo cuando se pierde”.

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