viernes, 22 de septiembre de 2017

ABUELOS EJERCIENTES

La antropóloga estadounidense Margaret Mead, precursora en la utilización del concepto 'género', determinante en los estudios y las luchas feministas, escribió que “todo el mundo necesita tener acceso a abuelos y nietos para ser un ser humano completo”. Las circunstancias concurrentes en la crisis que no termina de irse han puesto de relieve el papel de los abuelos en una sociedad que durante muchos años ha visto y padecido pérdidas de empleo, recortes de recursos o merma de ingresos. Los abuelos han venido a ser soporte decisivo de no pocas unidades familiares y han contribuido decisivamente, en muchos casos, al mantenimiento de los hogares. Gracias a sus pensiones y ahorros (al menos los que pudieron conservarlos y no fueron objeto de saqueo), han podido salir adelante. Entonces es cuando muchos hijos y las familias políticas entendieron bien esa frase de Mead: han sido seres humanos completos.

Es verdad que la sociedad de nuestros días respeta muy poco (a veces, nada) los valores de la sabiduría y la experiencia que atesoran las personas mayores. El que se haya intensificado últimamente la relación entre abuelos y nietos -los primeros han tenido que suplir a los padres en muchísimos casos- ha revalorizado, de alguna manera, el papel de los primeros, aunque sea en estancias cortas o períodos vacacionales, no digamos cuando la convivencia es bajo un mismo techo, intensa o duradera. Ese rol tiene un indudable beneficio para los nietos: serían los depositarios del caudal de conocimientos y experiencias que han acumulado los abuelos. Estos son vistos hoy, acompañándoles, en casi todas partes: en consultas médicas, en actos públicos, en parques, en estaciones o paradas de guaguas y hasta en charlas de comunidades educativas o profesionales. El aumento de las expectativas de vida favorece el desempeño y hasta las responsabilidades de los mayores.

Curioso también el comportamiento de abuelos y nietos durante el tiempo de vacaciones en familia. Un sitio web turístico, jetcost.es, ha publicado un estudio demoscópico, realizado entre tres mil abuelos, mayores de cincuenta años, de seis nacionalidades (entre ellas, la española) y que, al menos, tienen un nieto menor de quince años con el que han estado de vacaciones. Tres cuartas partes de los encuestados, el 74 %, respondió afirmativamente a la pregunta de si habían ido de vacaciones con los nietos. Dos tercios de los abuelos, el 65 %, admitió que abonaba todos los gastos. El precio medio pagado por niño (en España) de todos los gastos se situó en torno a los seiscientos cuatro euros.

Y volviendo al principio: por qué estas vacaciones sin los padres. Las respuestas de la encuesta van en tres grupos: a) Sus padres no tenían vacaciones suficientes para poder participar en las vacaciones en familia (48 %); b) Los padres no podían permitirse llevarlos de vacaciones, así que lo hicieron los abuelos en un 33 % ; y c) De ese modo los padres tenían unos días para ellos mismos (26 %).

Con los resultados en la mesa, se trata ahora de valorar si estas tendencias se prolongan porque tampoco parece positivo que todas las responsabilidades recaigan sobre los abuelos, no sea que al final su ejercicio se convierta, poco menos, en una profesión.

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