jueves, 8 de junio de 2017

TODO ESTÁ EN LOS LIBROS

La Ranilla Espacio Cultural ha incorporado a su catálogo de actividades que se prolonga a lo largo de todo el año el Club de Lectura, una iniciativa puesta en marcha por el Cabildo Insular de Tenerife allá por 2011 con el propósito de fomentar el interés o el hábito por la lectura, extendiéndolo por la Red Insular de Bibliotecas Municipales de Tenerife.

El funcionamiento es bien sencillo: los promotores eligen una serie de títulos e invitan a que alguna persona sugiera o recomiende su lectura. Cuando se ha tomado la decisión, es invitada a presentarla brevemente en una de las sesiones programadas. Inmediatamente el servicio de préstamo del Cabildo se pone en marcha y hace llegar a los puntos determinados por los clubes un número de ejemplares que es distribuido entre los interesados. Los llevan, los leen y elaboran sus propios juicios y fijan sus puntos de vista que exponen en la sesión siguiente, analizando los contenidos de la obra e intercambiando criterios.

La fórmula empieza a calar. Lectores habituales de ambos sexos y de muy distintas edades encuentran con ella un incentivo para conocer nuevos autores y fortalecer su voluntad lectora. Cada vez son más, según nos dijeron en una sesión en la que tuvimos oportunidad de intervenir recientemente.

Hay que congratularse, naturalmente. Cuando se publican informes sobre índices o hábitos de lectura, cuando las encuestas, casi una tras otra, revelan que cada ciudadano lee muy pocos libros durante el año, el que haya gente dispuesta a organizar y acoger, sin grandes derroches, reuniones públicas donde las personas exponen sus preferencias y sus gustos literarios, no podemos por menos que ilusionarnos. En la era de los ordenadores, de las nuevas tecnologías y de Internet que ya todo lo puede, es de agradecer que hayan repescado aquella antigua costumbre de mujeres inglesas o americanas que merendaban juntas para hablar de sus cosas pero también para leer en voz alta, prestarse libros y opinar sobre lo que habían interpretado en las páginas impresas a las que habían accedido.

Hay que leer más, claro que sí. Y ya no es válida la excusa de la falta de tiempo. El todo es proponérselo, interesándose por las ediciones, por las trayectorias de autores y restando tiempo progresivamente a otros hábitos predominantes y a la larga, fútiles. Si nos apuran, hasta nocivos intelectualmente. Al Club de Lectura va gente de toda condición, culta y menos culta, pero interesada y apasionada por la lectura.

Todo está en los libros” era el título de aquella canción compuesta por Jesús Munárriz y Luis Eduardo Aute, luego convertida en sintonía del programa de televisión, “Biblioteca Nacional”. En sus estrofas hay alusiones a personajes, episodios, paisajes, hechos históricos, fantasías, islas, montañas... “Flores del mal y gatopardos, y caminos de perfección”, dice una de ellas. Tomemos esta última descripción y apliquémonos en la lectura, en el fondo, algo más que un entretenimiento, un móvil para la formación constante y el enriquecimiento de los conocimientos.


Los caminos de la perfección, por fortuna, se pueden escrutar. Los libros nos invitan a hacerlo. Porque, en efecto, todo está en los libros. 

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