jueves, 29 de junio de 2017

QUEDA CRISIS



Crecimiento económico, más empleo, más consumo, más alegría en el gasto, fiesta de récords en el sector servicios, viajes a ritmo casi de vértigo… la realidad española más reciente va sustanciada con un cierto aire triunfalista y hasta se dirá que la crisis ya es historia. Hasta que el informe del Observatorio de Sostenibilidad, conocido esta misma semana, sobre los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU referido a nuestro país ha venido a decir que no es oro todo lo que reluce, que las condiciones de vida de los trabajadores y la precariedad laboral siguen siendo complicadas, de manera que la desigualdad social es un hecho constatable hasta el punto de que nuestro país sigue viajando, en alguna de estas materias, en el furgón de cola de la Unión Europea (UE).
Frente a la visión de días de vino y rosas, la crudeza del informe aconseja ser cautos y no lanzarse sin freno. Y es que la tasa de pobreza de ciudadanos españoles que tienen empleo, o sea, los que gozan de un bien apreciable y de una cierta estabilidad, sigue creciendo. Hablamos de un porcentaje de personas respecto de la población total que poseen una renta inferior al 60 % de la renta media nacional. Según datos de Eurostat, la tendencia española es la de aumentar ese porcentaje. Se refleja en el 10,5 % de 2013 (año más bajo desde 2008) y en el 13,1 % de 2015. España solo figura por delante de Grecia y Rumanía. Según el informe señalado, la situación entre los jóvenes es aún más delicada: partían con un 7,5 % de pobreza de personas con empleo en 2007, un 14,9 % en 2010, y un preocupante 24,7 % en 2015, por tanto casi diez puntos más en solo cinco años.
Se reitera que la calidad del empleo que se genera es bastante baja. La tasa de trabajo a tiempo parcial no deseado en España, tal como registra la OCDE en su aportación al informe, es la que más ha crecido entre 2000 y 2015. Entre las mujeres, el indicador alcanza el 15,9 % en el ciclo 2013-14, el máximo histórico, mientras que entre los hombres alcanza su cifra más elevada con el 5 %.
Todo ello incide en la brecha de desigualdad social que sigue aumentando en nuestro país. El Observatorio de Sostenibilidad alerta, además, de que España ha empeorado en su rendimiento en el denominado Índice de Justicia Social desde 2008, elaborado a partir de indicadores tales como prevención de la pobreza, acceso al mercado laboral, educación equitativa, salud y justicia intergeneracional y cohesión social y no discriminación.
Por lo tanto, cuestión de no lanzar campanas al vuelo. Frente a las apariencias de la bonanza, hay una realidad menos boyante que obliga a avances y exigencias, por lo menos para reducir la brecha. Queda crisis.

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