miércoles, 22 de marzo de 2017

PRELUDIO DE LA SEMANA SANTA PORTUENSE



Emilio Zamora González, pregonero de la Semana Santa del Puerto de la Cruz 2017, alentó a todos los fieles a apoyar la labor de las hermandades y cofradías locales de forma efectiva integrándose en estas asociaciones de fieles, algunos de cuyos dirigentes, junto a sacerdotes y miembros de la corporación municipal, le arroparon durante su lectura en la iglesia de San Juan Bautista, popular San Francisco.
            Zamora dividió su pieza en tres bloques: la primera, dedicada a enunciar los principales actos que han sido programados en las parroquias del casco (Peña de Francia y La Peñita). En la segunda, se refirió, sin eludir el tono autocrítico, a los cambios vividos en la Semana Santa portuense a partir de 1994, cuando un grupo de jóvenes de entonces se empeñó en revitalizar las celebraciones que se caracterizaban por una cierta monotonía y desidia, hasta el punto de que el párroco de la Peña, padre Benigno, llegó a sugerir la supresión de algunos recorridos procesionales. Destacó, en ese sentido, el espíritu entusiasta y comprometido de la Hermandad del Santísimo así como el que acreditaron las que siguieron su cauce  “sin crear la más mínima situación traumática, demostrando así que en ningún momento albergaron afán de protagonismo alguno y que efectivamente tenían y tienen clara su labor pastoral de evangelizadoras y mantenedoras de la fe”.
            Situó el mantenedor en 1994 el principio del resurgimiento de la Semana Santa de la ciudad turística; y a partir de la aparición de las cofradías de Jesús Nazareno y de la Vera Cruz, en la celebración del año siguiente, con varias incorporaciones se registran novedades que “suscitan las curiosidades de los portuenses y provocan una atracción sorprendente, me temo que, en un principio, motivada más por la curiosidad (…) que por la devoción, pero, finalmente, hemos podido comprobar con el paso del tiempo que esta misión pastoral ha dado su fruto”.
            Aludió también a las innovaciones que desde entonces fueron introduciéndose en la programación y al papel destacado de otros sacerdotes, como el padre Ángel, igualmente párroco de la Peña, quien se esforzó en el Obispado para diligenciar la formalización de las nuevas cofradías que cristalizó en la Junta de Hermandades, ahora denominada del Santo Madero.
            Después de explicar lo concerniente a la que considera “cronología errónea” de la Semana Santa portuense, por entender que el orden de la aparición de dos pasos no se ajusta a la secuencia lógica y conocida de las vísperas de la muerte de Jesús, el pregonero abordó la tercera y última parte de su exposición, dedicada a glosar la figura del hijo de Dios, partiendo de esta afirmación: “Jesús no era solamente un hombre”. Insistió en que nos encontramos “ante un ser con todas aquellas virtudes que deberían ser inherentes al ser humano pero que, por desgracia, parece que vamos perdiendo con el paso del tiempo”.
            Aludió a varios pasajes evangélicos para concluir que “se había hecho hombre para cumplir un cometido y estaba dispuesto a ser sacrificado tal y como se le había pedido. No era solamente un hombre. No pidió ser salvado de aquella situación, a lo máximo que se atrevió, fue a pedir que pasara cuanto antes”.
            Acabó Emilio Zamora con las palabras del centurión romano, al pie de los crucificados en el Gólgota: “Verdaderamente, este hombre era hijo de Dios”.

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