sábado, 7 de enero de 2017

MENOS PARADOS EN EL PUERTO

El Observatorio Canario de Empleo y la Formación Profesional (OBECAN) ha dado a conocer unas cifras interesantes en lo que concierne a la situación laboral en el Puerto de la Cruz. Veamos:
La ciudad cierra el año con tres mil cuatrocientos doce parados, que siguen siendo muchos, indudablemente, aunque la cantidad más baja desde 2009. Son doscientas ochenta y cinco personas menos que en 2015. De esos tres mil cuatrocientos doce, mil ochocientas noventa y tres son mujeres y mil quinientos diecienueve, hombres. La evolución de los registros confirma una tendencia de reducción continuada desde septiembre de 2015.
Hay más trabajo, luego hay un repunte de la productividad económica. Esa, al menos, es la teoría. Pero casi tres mil quinientos parados, como hemos dicho, es una cantidad lo suficientemente elevada como para contrastar que los índices de crecimiento siguen siendo insuficientes.
Otras cifras de esta entrega del OBECAN lo confirman: el Puerto de la Cruz cerró el mes de diciembre con mil doscientos cuarenta y siete nuevos contratos, de ellos setecientos cuarenta y ocho en el sector de hostelería que es el que encabeza esta positiva tendencia, reconocida también en el ramo del comercio que aporta a considerable distancia, a continuación, ciento veintisiete nuevas contrataciones. Otra cosa es la calidad del empleo que se ha generado y las circunstancias que concurren.
Como es interesante detenerse en otros datos estadísticos del OBECAN referidos a la formación de los demandates de empleo: el colectivo más numeroso se corresponde con personas con formación Primaria (mil setecientas ochenta y ocho) y Secundaria (mil doscientas) treinta y dos. Por otra parte, los desempleados con formación universitaria representan el tercer colectivo que más demandantes de puestos de trabajo registra el municipio, doscientos veintiuno; en tanto que los titulados en formación profesional se elevan a ciento setenta.
Los registros ponen de relieve, una vez más, la importancia de contar con la formación adecuada para acceder al mercado laboral, muy constreñido como es el caso del portuense. Estudiantes y padres de alumnos deben ser muy conscientes de ello e implicarse en aquellos foros donde el asunto sea debatido con un mínimo de rigor y con margen de perspectiva a medio y largo plazo. Se trata no solo de pensar en la innovación y la cualificación como asignaturas con las que hay que seguir trabajando sino de esmerarse para afrontar, siquiera en la fase primaria o de escarceos, lo que englobe una mínima diversificación de la productividad económica, que no todo van a ser cafeterías y venta de souvenirs en plazas y vías peatonales.

Hay que congratularse de estos registros y de estas tendencias pero sin tirar cohetes. Queda mucho por hacer.

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