jueves, 22 de septiembre de 2016

LA CARA 'B'

Hasta el mes de agosto pasado, más de cincuenta millones de viajeros extranjeros visitaron España,un 8% más que en 2015, pero las centrales sindicales, Comisiones Obreras (CC.OO) y Unión General de Trabajadores (UGT), mayoritarias en el sector, ya han frenado los triunfalismos advirtiendo que detrás de los sucesivos excelentes registros existen aspectos no tan sobresalientes que conviene tener en cuenta. Son las sombras.

Es decir, el turismo español tiene una cara B. Al dorso de esos indicadores, están, por ejemplo, los de la precariedad laboral. Porque se supone que con el crecimiento de viajeros y de niveles de ocupación ha aumentado el nivel de contrataciones. Pero el empleo creado, según el secretario general de la federación de Servicios de CC.OO.,José María Martínez,“es precario, a tiempo parcial y, en muchos casos, fraudulento”.

Sostiene Martínez que los datos oficiales no se corresponden con el empleo declarado pues se trabajan más horas de las contratadas, lo que, en la práctica, significa un fraude a la Seguridad Social. Fuentes de ambos sindicatos coinciden en señalar que tan favorables indicadores suponen también “un récord en precariedad laboral”.
El empleo turístico, pues, no sale bien parado en esa cara B de la que hablan los sindicalistas. Seguro que se estarán notando los efectos de la reforma laboral, especialmente en lo que concierne a la precariedad,la circunstancia que más quejas inspira. Otro hecho: han proliferado los contratos a través de empresas multiservicios, lo que incide, según interpretan, en la remuneración de los trabajadores, un 30% inferior a la establecida en los convenios sectoriales. Así, para el secretario general de la federación de Servicios de la UGT, José María Cilleros, las estadísticas del turismo “esconden falsos autónomos y contratos formativos, subcontratación y externalización”. Habrá que tenerlo presente para cuando se conozcan los próximos registros del mercado laboral.

El mismo Cilleros concluye que el crecimiento turístico no está teniendo repercusión en los salarios, por lo que “no habrá turismo de calidad con estos niveles de pobreza laboral”.

De modo que se va conociendo mejor la cara B del turismo español. No se trata de amargar y mucho menos de hurgar en heridas que,según se aprecia en la esfera laboral, no han terminado de cicatrizar. Lo que se quiere es que los beneficios, aunque acompasados, se correspondan con mejores condiciones de trabajo para la mano de obra que, pese a las limitaciones, sigue demostrando estar a la altura de las circunstancias y de las exigencias.


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