miércoles, 17 de febrero de 2016

OTRO PASO CONTRA LA CORRUPCIÓN



Las incógnitas que pesan sobre la legislatura hacen que una comisión permanente en el Congreso, que tendría por cometido principal la investigación y proposición de soluciones a situaciones de corrupción, quede en el aire. Aunque la voluntad de todos los grupos parlamentarios es clara –de hecho, algunos ya han formalizado la iniciativa-, habrá que aguardar a que la tramitación cristalice con un acuerdo unánime.
Es un paso, lo que hay que agradecer. Todo lo que sea abonar el pensamiento de tolerancia cero con la corrupción, debe ser bienvenido. Otras medidas y leyes, como la de la transparencia, tienen que significar un verdadero antídoto, aunque todos intuimos que es una cuestión de principios, de ética y de civismo que no se resuelve exclusivamente con normativas.
Pero hay que insistir, a sabiendas de que es un proceso largo, se diría que inacabable. Acabar con las tentaciones y los vicios de los humanos, especialmente de algunas sociedades, conlleva cambios en códigos de conducta y titánicas pugnas de enseñanza en las que los enemigos son muy poderosos. Y no descansan.
Que después de todo lo ocurrido –y de lo que está ocurriendo- y a la espera de resoluciones judiciales sobre la extendida corrupción, se necesita volcar esfuerzos para sensibilizar y para erradicar prácticas que desembocan en comisiones delictivas.
Por eso, el paso que se da con la creación de esa comisión permanente en las Cortes debe ser valorado. Mucho más cuando en la legislatura pasada el abuso de la mayoría absoluta del Partido Popular impidió, por primera vez desde el arranque de la democracia, que no se aprobara ninguna comisión de investigación. Ni siquiera de estudio sobre algún asunto concreto.
Ahora, la voluntad –a la fuerza obligan; las circunstancias han cambiado- es otra. Se trata de ser consecuentes y de que la población restituya credibilidad y confianza a su representación política mediante iniciativas como ésta que, en todo caso, han de probar su eficacia. Pero antes que el inmovilismo, la inhibición, el ocultismo y mirar para otro lado, están las medidas que ojalá contribuyan a acabar con esa lacra.

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