miércoles, 30 de diciembre de 2015

SOLUCIONES PARA LA PISCINA

Las máquinas de la piscina deportiva municipal del Puerto de la Cruz  reventaron del todo y han dejado el recinto totalmente inutilizado. Los usuarios, con sus prácticas a otra parte. Habrá que partir de cero, esto es, instalar una nuevas. El gobierno local, muy en su línea, no ha sido muy explícito que digamos en cuanto a las causas, las repercusiones y las alternativas pero, bueno, habrá que confiar en que operen cuanto antes para que la instalación recobre la normalidad. Cabe preguntarse qué hubiera sucedido en caso de que el C.N. Martiánez estuviera aún compitiendo en la División de Honor del waterpolo español.
         Parece ser, de acuerdo con alguna información periodística, que el primer auxilio provendrá del Cabildo Insular de Tenerife, confirmando así que la ciudad casi depende de esa institución para la ejecución de algunas actuaciones y las soluciones de emergencia.
         En cualquier caso, lo ocurrido teóricamente debería servir para acometer un dotacional estructural serio, sólido y sostenible. Claro que el Ayuntamiento no está en condiciones económico-financieras de afrontarlo. Y lo peor es que las prioridades (calle Tegueste, por ejemplo) se van amontonando. Pero no puede perder más tiempo sin encargar un proyecto que empezar a mover allí donde sea preciso.
         Un proyecto que no sea un parche, por cierto, siempre y cuando el recinto localizado entre el campo El Peñón y el Castillo San Felipe no esté afectado por planeamientos urbanísticos. Se trata de planificar bien sobre lo disponible, con visión de futuro en cuanto a usos y explotación. Por ejemplo, aunque se perdería el siempre natural encanto del aire libre, que piensen en si es viable hacer un cerramiento, techar las piscinas. Porque ahora no es solo adquirir maquinaria moderna y flamante, de aceptables costos de mantenimiento, sino modernizar la edificación preexistente para usos complementarios (Ya que hablamos de mantenimiento, por cierto: que la cuiden, por cierto, que funcione bajo control y cuidado).
         Y en ese sentido, claro está, que vayan pensando en el modelo de explotación de las instalaciones. Los responsables del gobierno local tienen que ponerse en eso. Los usuarios deben exigir conforme a las prestaciones pero también contribuir a su mantenimiento. En otros municipios lo han hecho, la gente toma conciencia y la cosa funciona con estimable regularidad. ¿Por qué en el Puerto no? Y queda margen, en ese pretendido modelo de gestión, para realizar una oferta atractiva a deportistas y colectivos extranjeros que pasan el invierno por estos lares en busca de bondades climáticas y no perder el ritmo y la forma.
         Es el momento. Iniciativa, voluntad política, racionalidad, operatividad… Es la secuencia requerida. El tiempo apremia.  No puede ser que la piscina deportiva prolongue su práctico cierre por falta de máquinas. No puede ser que la instalación engrose las dotaciones municipales obsoletas infrautilizadas o indisponibles por desperfectos, insuficiencias y similares, acentuando la imagen de decadencia.
         Que a pesar de todo ello, aún salgan deportistas destacados en el Puerto es milagroso.
         Anden, a por las soluciones ya.







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