miércoles, 13 de mayo de 2015

UN ESLÓGAN INEFABLE

Desde la recuperación de la democracia, se puede coleccionar por docenas la sucesión de lemas y eslóganes de campaña electoral. Algunos, muy atinados. Otros, verdaderos e infortunados ejemplos de lo que un partido político no debería esgrimir. Esa síntesis, ese mensaje que los creativos y publicistas se inventan -cuantas menos palabras, mejor, era una regla de oro- ha circulado con desigual fortuna en convocatorias de todo tipo, referéndum incluido.
         No iba a ser menos la presente campaña. Admitido que cada vez es más complicado acertar con originalidad, ese ‘todo vale’ merecedor sin reservas de reprobación hasta erradicarlo del debate político, está dando pie a frases y expresiones que no van más allá de ocurrencias escapistas o subterfugios, en algún caso cargado de intención, de provocación o de mala uva, como para cebarse en alguna decisión o en algún suceso que es indicativo de talante y hasta de filosofía política.
         Ahí tienen al candidato del Partido Popular (PP) de Badalona, Xavier García Albiol, que basa sus vallas y cartelería con la frase “Limpiando Badalona”. Pese al gerundio, podría valer como frase socorrida de cualquier campaña que se precie. Pero no: va más allá, es transgresora. El señor García Albiol tiene antecedentes: fue quien hace unos cinco años acreditó un rechazo a ciudadanos extranjeros que andaban o se habían residenciado en la ciudad. Le ayudó la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho. Y la justicia le absolvió de las denuncias que habían presentado varias organizaciones por presunta incitación al odio racial, otorgándole todos los beneficios de la libertad de expresión. Bendita libertad para algunos.
         Total, que el señor alcalde, candidato a la reelección, se quedó con ganas y se recrea en su suerte. Por cierto, también es de los representantes del PP que, para su valla, renuncia a logo y siglas, convencido -es probable- de que le perjudicarán en la próxima cita electoral. El gerundio de marras y el espíritu simbólico de su mensaje son ahora sus recursos. Con alcaldes así, la independencia de Catalunya tendrá un coste muy alto.
         Otras formaciones políticas llevan el asunto a Europa, en busca de que alguna institución haga algún tipo de condena. Los esfuerzos para combatir el racismo y la xenofobia y la propia Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea (UE) parecen flaquear. García Albiol se siente seguro de sí mismo: no deja que un rumano proteste o reivindique una ayuda, por ejemplo, pero la justicia le ampara.

         Es la fortuna de la que algunos, pese a los desmanes, suelen gozar.

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