miércoles, 25 de febrero de 2015

EL PATETISMO SE VOLVIÓ EN CONTRA

“¡No vuelva usted aquí, a hacer ni a decir nada. Ha sido patético!”. Son frases del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, dirigidas en un turno de réplica al portavoz socialista en la oposición, Pedro Sánchez.


Hombre, independientemente del fragor del debate, y admitiendo que, en algún momento -sobre todo si el adversario es capaz de provocarlo-, se puede saltar, proferir y exclamar lo que no está escrito, más o menos airadamente, tales frases no parecen apropiadas para un presidente de Gobierno.

En este caso, las formas -autoritarias- son el fondo. Es difícilmente aceptable que se excluya así, de primeras, en plan ordeno y mando, a un representante de la soberanía popular, por muy patética -era su opinión- que haya sido su intervención. Fue un rasgo inusual del debate. Aunque los suyos lo hayan celebrado y aplaudido, estamos seguros de que el presidente se habrá arrepentido. Le habrá sacado de sus casillas, le habrá descompuesto, pero bien sabemos que los veteranos de la política deben mantener la compostura por encima de todo.

Rajoy no lo hizo en esa fase del debate que, entre otras cosas, será recordado por tal hecho. No sabemos si habrá aflorado un sentimiento sincero pero que las frases tienen un desahogo de emociones, seguro. De un presidente de Gobierno hay que esperar siempre -máxime en foros y debates públicos- aplomo y seguridad en lo que dice, nunca expresiones que se presten a interpretaciones como las que circulan negativamente para él después de la controversia. La espontaneidad, aunque parezca paradójico, hay que cuidarla. Cuando brota con esos anhelos de exclusión y descalificación, malo. No habla bien, ni mucho menos, de un demócrata que, entre otras cosas, debe reunir la condición de tolerante.

Es lo que le ocurrió al presidente. El patetismo denunciado se le volvió en contra.

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