sábado, 13 de diciembre de 2014

CLUB 13

Se cumplen hoy cuarenta y siete años de la constitución del Club 13 del Puerto de la Cruz, un colectivo de empresarios y profesionales del turismo que ejerce en la sombra, con modestia y sin grandes pretensiones, esto es, analizando la situación del sector, intercambiando criterios e información y reflexionando en voz alta sobre el destino turístico que conocen a fondo.
         Todo empezó un 13 de diciembre de 1967, en el hotel Tigaiga, cuando su propietario, Enrique Talg, convocó a quienes iban a verse afectados por las disposiciones de la Ley promovida por quien era entonces ministro de Información Yurismo, Manuel Fraga Iribarne, relativa a las exigencias de titulación (Director de Empresas y Actividades Truísticas) para quienes era, de facto, responsables de dirección de hoteles y agencias de viajes en España.
         Los asistentes a aquella reunión no estaban en posesión de titulación académica. Combinar el trabajo con los estudios para acceder a ella -una de las posibles soluciones- era complicado, dado el nivel de dedicación en unos momentos de auténtica expansión del sector y del destino. Algunos llegaron a vivir en el hotel.
         La lógica preocupación ante aquella incertidumbre generada por la norma fraguista se vio pronto aliviada al publicar el ministerio una Orden que reconocía oficialmente a los titulares de establecimientos hoteleros en ejercicio con más de tres años al frente de los mismos.
         “El resultado de la reunión en el hotel Tigaiga -cuenta Manuel Alfonsín, uno de los participantes- fue tan positivo que propició un acuerdo formal para seguir viéndonos con el propósito de debatir ideas y problemas comunes. Coincidiendo que éramos 13, precisamente un día 13 sobre las 13 horas, resultó fácil acordar para el futuro reunirse todos los 13 de cada mes a las 13.13 horas, exceptuando si coincidía en domingo o festivo. En ese caso, se trasladaría al día anterior o posterior. El nombre del club ya estaba elegido: Club 13”.
         Y así, desde entonces, las reuniones se han seguido celebrando con un régimen rotativo en el hotel correspondiente a cada miembro o en algún lugar donde probar nuevas especialidades y seguir analizando, a veces con presencia de responsables del sector, alcalde o ejecutivos. Las actividades se extendieron en varios proyectos de ámbito social, algunos de ellos con carácter benéfico. La insignia del Club 13 figuró siempre en las solapas de las chaquetas de los directores de hoteles y residencias en ferias promocionales y convocatorias de congresos del ramo.
         Los fundadores de aquel 13 de diciembre de 1967: Adolfo Sierra de las Heras (Las Vegas), Gregorio Etner Rueda (San Felipe), Gerardo J. Gleixner (Monopol), Alejandro Krestmar (Guajara), Felipe Feier (Valle Mar), José Moreno Romero (Oro Negro), Antonio Romero Aumende (Royal), Julián del Bot (Taoro), Alejo Ruiz Gaviño (San Felipe), Jaime García Fernández (Miramar), Enrique Talg Wyss (Tigaiga), Manuel Alfonsín Fernández (Tenerife Playa) y Eduardo Lobenstein (Los Príncipes).
         Algunos ya nos abandonaron. Hay hoteles que desaparecieron y otros cambiaron de denominación. Pero al Club 13 se han ido incorporando otros propietarios, directores y profesionales que no solo se mantienen fieles al espíritu fundacional sino que cultivan amistad y vínculos profesionales. En efecto, durante nuestra etapa en la alcaldía tuvimos oportunidad de compartir algunas de las citas de cada 13 mensual.
         Agustín Ávila, Ramón Michán, Alfonso Peinado, Alirio Pérez, Carmelo Pérez Abreu, Cipriano Dorta, Francisco Medina, Isidro Dardiña, Javier Edodey, Pepe Barreiro, José Enrique López Perea, Juan Antonio Rosado, Juan de la Rosa, Gabriel Wolgeschafen, Rafael de la Rosa, Juanjo Iglesias, Julio Marco, Aurelio Álvarez, Mario González, María del Carmen Díaz, Miguel García, Oguz Birced, Miguel García, Patricio Feier, Segismundo Rodríguez, Salvador Ruiz, Pedro Rodríguez y Salvador Suárez también ingresaron en el Club 13 que debería pensar, si se nos permite la recomendación, en tener un papel más activo con vistas al exterior y proyectar sus reflexiones y análisis.

         El destino lo necesita.    

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