viernes, 20 de junio de 2014

PRÉSTAMOS POR BECAS

Quieren sustituir las becas por unos denominados “préstamos universitarios”. El Gobierno, el ministerio de Educación en este caso, sabrá lo que quiere, desde luego, y aspira a materializarlo como sea; pero no parece tener claras las reacciones que tal medida despertará en familias y estudiantes, pese a que el anuncio pilla en plenos exámenes o en vísperas vacacionales. Adiós a las becas, adiós.


Los préstamos equivalen a endeudamiento y si éste se prolonga, a ver cómo pueden resistir quienes no tienen otra opción para realizar estudios superiores. Pero, en el fondo, significan una regresión y una fractura del principio de igualdad de oportunidades. Es como si se quisiera primar al que más recursos tiene, o lo que es igual, hacer todo lo posible para que cursen carrera universitaria lo más pudientes.

Es decir, en vez de procurar un sistema de becas amplio, flexible y justo, que sea compatible, además, con una fórmula de préstamos equilibrada y ecuánime, sin intereses, y vinculada a la renta futura del estudiante en su devolución, tal como sucede con aplicaciones similares en muchos países europeos.

El Consejo de Estado propinó, en su día, otro varapalo al Gobierno a cuenta de esta medida. Interpretó que era un disparo a la línea de flotación de la igualdad de oportunidades. O lo que es igual, que ésta se veía seriamente amenazada. Le dio igual al ejecutivo, ha hecho oídos sordos y sigue adelante con esta fórmula: préstamos universitarios por becas.

Por si eran pocas, otra medida discriminatoria y poco favorecedora de acceder y cursar estudios universitarios. Así seguimos.

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