viernes, 7 de marzo de 2014

VA DE LARGO

Va de largo el problema del suministro de agua en determinados distritos del Puerto de la Cruz. Pasan las semanas y los meses y no hay forma de normalizar la situación. Los periódicos hablan de catorce mil vecinos afectados. La tensión social se ha acentuado durante las últimas fechas. Es lógico: la gente paga tarifas altas por un servicio que se presta en malas condiciones y además ha de hacer un gasto extra adquiriendo agua embotellada para no correr riesgos. Protestas vecinales, comunicados, concentraciones y recursos a la desesperada como el de acudir al Diputado del Común. Por otro lado, discrepancias interadministrativas a propósito de los análisis practicados, de la calidad del agua y de la aptitud o no para el consumo. Hasta increíble resulta el reproche de un exceso de celo, tratándose ni más ni menos que de un problema de consumo. La verdad es que bastante bien han escapado las autoridades locales: los niveles y la dimensión de la crítica social no han podido ser más moderados ante la magnitud de lo ocurrido.


Que esto suceda en el Puerto de la Cruz del siglo XXI es inaudito. Todavía se recuerdan los reproches a los discursos basados en la sostenibilidad, a las actuaciones y a los proyectos con los que se quería impulsar ese concepto, homologándose a los grandes acuerdos adoptados en Copenhague, Aalborg o Hannover.

Y ahora, ya ven, semanas y meses con algo tan serio como un suministro básico al estilo compadre: bidones como provisional solución. Una estampa bastante alejada de la modernidad y de la calidad de vida. A la espera de que los responsables actúen con más eficacia. Y a la espera de que la presión social termine dando sus frutos.

Va de largo…

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