martes, 4 de marzo de 2014

CIERTAS MEDALLAS

Menos mal que todavía quedan resquicios para las reacciones irónicas, de esas que por nada virulentas ni sañudas, causan gracia y abonan los terrenos del pesimismo y del escepticismo en busca de hechos más llevaderos. Cierto que el humor es cosa seria y que con determinadas situaciones, sobre todo por el respeto que inspiran ciertos motivos, hay que propender lo imprescindible al vacilón.
     Es el caso de la medalla al mérito policial concedida, con carácter honorífico, por el ministro del Interior a la Virgen María Santísima del Amor, solicitada por la cofradía Nuestro Padre Jesús el Rico y María Santísima del Amor. Interior justificó el reconocimiento por “la colaboración policial” prestada históricamente por la cofradía.
En el Estado aconfesional, pasen las respetables creencias del ministro y hasta su militancia opusdeísta si la hubiere. Pasen nombramientos y honores a deidades y hasta invocaciones discursivas en pregones y similares. Pero resulta discutible, cuando menos, esta singular atribución de honores. Ahí tenemos, sin ir más lejos, la manifestación pública del Sindicato Unificado de Policía (SUP), disconforme con la decisión, calificada de “burla”, pues se trata del máximo reconocimiento a la labor policial y que se suele reservar a los agentes caídos víctimas de acciones terroristas.
Pero en las redes sociales se ha producido una reacción del carácter apuntado al principio: change.org, una organización que acoge en la red, libre y públicamente, peticiones de distinta condición social, promueve una campaña de recogida de firmas para que la misma medalla al mérito policial le sea concedida a Mortadelo y Filemón, dos personajes de cómic, supuestos detectives, creados por Francisco Ibáñez que no necesitan presentación. Más de cincuenta años llegando a varias generaciones y traducidas sus viñetas en varios idiomas, la argumentación de los solicitantes no puede ser más sencilla: la misma medalla para “estos personajes de ficción que desde 1958 vienen contribuyendo a ensalzar las bondades de la policía”. Ya se registran varios miles de firmas: a ver qué pasa cuando las presenten en la instancia correspondiente.
Es una curiosa y desenfadada reacción, aun cuando sus detractores pueden encontrar aristas para hacer ver lo contrario. Independientemente de las apreciaciones, habrá servido para hacer ver que no se debe ni exaltar ni frivolizar hasta extremos que terminen ridiculizando. Debió pensárselo mejor el ministro Fernández: esa mezcla de lo inmaterial con las cosas terrenales, aunque sean medallísticas, en la España de nuestros días ya ven a lo que se presta y hasta dónde llega.

País.

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