jueves, 28 de febrero de 2013

ITALIA NAUFRAGA

Italia naufraga tras la convocatoria electoral. Siempre fue pintoresca, peculiar, la política italiana. Antes y después de Tangentopoli, aquella operación que en 1992 desmontó una auténtica trama de corrupción, en realidad, el propio y putrefacto sistema político del país en el que todos los partidos estaban implicados en algún escándalo. Era la corrupción institucionalizada. De ahí brotó ‘Manos limpias’ (Mani pulite, ¿recuerdan?), una operación que decenas de magistrados emprendieron para sanear aquella putrefacción y que miles de personas apoyaron en manifestaciones masivas. Desaparecieron las dos grandes organizaciones políticas, Democracia Cristiana y Partido Socialistas, y a la escena saltó Silvio Berlusconi. La cosa siguió igual o peor. Y los italianos, acostumbrados a convivir con todo eso, empezaron a pasar de política porque no hallaban excepciones a esa generalización de políticos iguales.


Italia naufraga. É una fatalitá. Una de las principales economías de la Unión Europea se tambaleó durante meses tras los sucesivos desastres de Berlusconi. Se pensó en Monti, un tecnócrata, como solución. Pero la austeridad y la contención no han bastado.

Ahí están las pruebas: los resultados electorales que anticipan una ingobernabilidad. Y eso que los italianos han acudido a las urnas. Entre las interpretaciones que se hacen desde la distancia, asistimos a varias de las consecuencias de ese ‘austericidio’: el estrepitoso fracaso de Monti; la propia reaparición (popularmente respaldada) del ex presidente Berlusconi y la irrupción de Beppe Grillo, con sus comicadas y su cántico antisistema. É una fatalitá.

No pregunten qué pasará ahora: no hay respuesta. El ‘austericidio’ sigue cobrando víctimas políticas.

miércoles, 27 de febrero de 2013

PERIODISMO NO SUPEDITADO


El coordinador de informativos de la Cadena de Ondas Populares Españolas (COPE), Ángel Expósito, manifestó que, en el marco de la crisis que también afecta al periodismo, lo único bueno es que éste ya no puede vivir de la Administración. Añadió que, “con las empresas también ahogadas, es difícil para los periodistas cumplir con la ética y la calidad necesarias”.
            Pone Expósito el dedo en una de las llagas que, pese a todo, aún supuran pero que han sido determinantes para entender uno de los males de la órbita mediática, especialmente la más cercana. Fueron decenas los proyectos y las empresas de comunicación nacidos al calor del soporte de la administración pública y que durante años crecieron o sobrevivieron con sus periódicas aportaciones que sirvieron para sufragar espacios y hasta producciones de distinta naturaleza.
            Eran los años de vacas gordas en los que se terminó concediendo más importancia a las habilidades para captar recursos económico-financieros que las dedicadas a consolidar un producto de contenidos serios y con proyección del propio medio. Claro que en las habilidades entraban las relaciones amistosas y puede que de algún otro signo. Como cierto es que algunos terminaron abusando de la confianza, no sólo para exprimir el pomo del que en buena medida dependían sino pervirtiendo el mismo sistema hasta degenerar en una suerte de chantaje: si no me das publicidad, prepárate para una línea de hostilidad manifiesta. Lo peor era ceder: las consecuencias eran inimaginables. Y casi siempre, negativas para quienes tenían responsabilidad institucional o administrativa. El problema para éstos se agravó, en efecto, a la hora de distribuir las cantidades previstas y de afrontar campañas de comunicación.  Más demanda, más presión, menos recursos: difícil papeleta, ciertamente.
            El caso es que, entre limitaciones normativas, limitación progresiva de recursos y actuación fiscalizadora cada vez más potente, las partidas publicitarias fueron mermando. Y de qué manera. Puede que aún hoy, principalmente en épocas preelectorales, se den situaciones delicadas, no sólo porque hay que orillar la legalidad sino porque se elevan los grados de compromiso en la relación amistosa -llamémosla así- que caracteriza a las partes. Muchas empresas y muchos medios cerraron por inviables. Sólo aquellos cuyos responsables fueron capaces de abrir otras puertas e incursionar en otras fuentes de ingresos han logrado sobrevivir.
            De ahí que la manifestación de Ángel Expósito entrañe un importante valor: “El periodismo ya no puede vivir de la Administración”. Ahora mismo es impensable y es bueno que así suceda, por seguir el mismo adjetivo que el periodista emplea. Expósito, que ya advirtió, siendo director de ABC, del cambio que se operaba en el proceso informativo cuando brotó Wikileaks mientras distinguía entre los medios serios y los que no lo eran tanto, observa el lado positivo de esta neonata situación de independencia, aun cuando reconozca implícitamente que eso puede condicionar premisas de calidad profesional y rigor periodístico.
            Pero está claro que supeditarse a las regalías de la Administración pública ni era saludable ni iba a durar toda la vida, de modo que el periodismo tendrá que subsistir desde ese punto de vista sin ciertas ataduras.
            He ahí lo positivo que concluye Expósito.

martes, 26 de febrero de 2013

GROTESCO


No se sabe qué resulta peor, si afrontar la gobernabilidad del municipio sin un programa alternativo que corrigiera el supuesto descabalado mal rumbo que habían encarado; o haber dado pie, con una infeliz e inapropiada declaración pública, a un episodio grotesco que, pese a todos los matices y a la palpable voluntad de recular, pone de relieve desde la superficialidad dialéctica hasta la impericia política.
            Ha ocurrido en San Juan de la Rambla, una muesca más en el pastizal de las instituciones canarias, desde que José Carlos Mauricio, allá por 1991, colocara la primera en el Cabildo de Gran Canaria para desbancar a Carmelo Artiles y sembrar no solo las raíces del nacionalismo insularista sino la inestabilidad en los poderes públicos locales de Canarias. En el pueblo norteño, en efecto, una alianza entre PSOE y PP acabó en las elecciones de 2011 con la supremacía de veinticinco años de la Agrupación Independiente de San Juan de la Rambla (AIS), cercana o integrada a su manera en Coalición canaria (CC). Pero la entente se fracturó, pese a que quienes la sostenían parecían haber reconducido las formas y el fondo de la gobernabilidad de un municipio correspondiendo así a los deseos de cambio político expresado por los rambleros en las urnas.
            Y otra vez la censura para instrumentalizar el nuevo cambio. Nada que objetar a su utilización legítima y legal. Pero cuestionable hasta interpretar que se trata de una autocensura: el alcalde entrante formó parte del gobierno anterior. No quiso, no supo o no pudo dirimir las teóricas discrepancias en donde tenía que hacerlo, en el seno del grupo gobernante, y prefirió, seguramente escuchando todos los cantos, además de los de sirena, optar por la ruptura para calzarse la alcaldía con sus doscientos diecisiete votos, los que propiciaron su acceso al consistorio como único representante de su formación política. Para que se compruebe, por enésima vez, la importancia de un sufragio.
            Poco o nada se sabe de un programa de mínimos para gobernar, de otro modo, San Juan de la Rambla, teniendo de aliados, precisamente, a quienes al principio del mandato eran adversarios irreconciliables, por emplear una expresión benevolente. Pero eso, como en otros sitios, parece importar poco: se trata de tocar poder -en este caso, desde lo más alto- y ya seguirá saliendo el sol. De ahí, la duda del principio, agravada por una arrebatadora confesión, acaso dicha ante las cámaras creyendo que no iba a trascender pero que resulta acreedora de acciones judiciales y de inevitables puntualizaciones para arreglar el desaguisado.
            El estreno del nuevo alcalde, desde luego, no ha podido ser más infortunado. Mientras, los vecinos, muchos de ellos, seguro que estarán preguntándose qué han hecho para merecer esta suerte. 

lunes, 25 de febrero de 2013

SONRISAS Y SUSPENSO

El ministro de Educación y Cultura, con sonrisas esmoquinadas que bordeaban la carcajada, pareció estar a la altura en la tan criticada por el derechío mediático gala de los Goya. Seguro que hubiera preferido no estar pero, ya asistidos, era cuestión de aguantar el chaparrón -bueno, el aguacero- con la actitud más consonante posible. Que las encuestas -su fuerte, qué casualidad- no le dan bien y no era trance de empeorarlas con un rictus de seriedad o un gesto de contrariedad que, captado por alguna cámara, la realización no tuviera tiempo de desviarlos.




El caso es que José Ignacio Wert salió muy malparado de la última entrega demoscópica del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Apenas es conocido por el 11% de los encuestados. Y suspende en valoración: se queda en un significativo 1,95%, o sea, un suspenso sin contemplaciones. Entre las descargas en Internet y la tramitación de la nueva Ley de Educación, aquellas sonrisas del ministro deben trocarse en pensamientos de preocupación e incertidumbre: está claro que las comunidades de afectados rechazan, y de qué manera, su gestión.



Lo ocurrido con la propuesta de financiación de dicha Ley, presentada a las comunidades autónomas, es revelador: a la oposición más o menos rotunda de las no gobernadas por el Partido Popular, hay que unir las objeciones de aquellas que, bajo responsabilidad política conservadora, no han ocultado discrepancias con los criterios de distribución. El consejero de Castilla y León, por ejemplo, llegó a hablar de diferencias importantes. Parece que los cálculos no se sostienen.



Y es que el coste de la reforma educativa, según Wert, será de 408 millones de euros, cantidad que discuten algunas comunidades que la dejan en 257 millones si se tiene en cuenta la disminución operada con los profesores de bachillerato como consecuencia de la especialización curricular. Son cuatro mil ochocientos profesionales menos, luego estaríamos ante un recorte de 151 millones de euros que habría que restar al coste inicial de 408 millones.



Es decir, el problema va ser la propia Ley, o lo que es igual, el modelo educativo que se pretende imponer y con el que discrepan la comunidad educativa, los sindicatos de enseñanza y los partidos políticos en la oposición, cansados a estas alturas de la legislatura del uso absolutista de la mayoría parlamentaria del PP. El dato que los socialistas ponen sobre la mesa es que el Gobierno dedica a la educación 4.000 millones de euros menos que en la etapa anterior.



Este rechazo de oposición, autonomías del mismo color político (al menos parcialmente) y comunidad educativa -la marea verde de protestas en la calle tiene mucho que ver con lo que hablamos- debería hacer reflexionar al ministro Wert. Su modelo no convence. Y no solo porque reduce becas y eleva tasas universitarias, no. También porque elimina profesores, gasta en pruebas de acceso, suprime colegios rurales y demuestra tener ciertas preferencias por la enseñanza privada. Igualmente, la segregación por sexos en las aulas es causa de desacuerdo.



El suspenso tan irrebatible que el ministro cosecha en los exámenes demoscópicos debería frenar sus gestos y sonrisas para la ocasión de la cita cinematográfica.

viernes, 22 de febrero de 2013

CARNAVAL MENGUANTE


El Carnaval de 2013 ya es historia, liviana y desmadejada, como la mayor parte de los festejos populares. En el caso de los portuenses, sin mayor novedad desde la introducción del ‘Mascarita, ponte tacón’ -por cierto, no estaría nada mal que se revisara a fondo los preparativos y el desarrollo del acto antes de que se pierdan sus atractivos y su divertimento-, casi todo se reduce a verificar ciertos estándares de originalidad y calidad y si hay algunas circunstancias que alteren la rutina de cada año.
            En esta edición, dos hechos llaman la atención: por un lado, la ausencia de la delegación de Düsseldorf; y por otro, que el coso del sábado no fuera televisado por primera vez en décadas, siquiera por alguna despistada emisora local. No por tales carencias dejó de haber carnaval, se dirá. Pero tanto una como otra significan un déficit en los valores del Carnaval portuense, incluso por los no estrictamente festivos.
            Y es que con la ciudad alemana, en Renania-Westfalia, no sólo existe un hermanamiento que estaba orientado, precisamente, a perpetuar los lazos que hace algo más de cuarenta años establecieron emprendedores y profesionales del turismo que “visualizaron” un excelente conducto de promoción turística. Los lazos fueron reafirmándose cada año con un intercambio que se convirtió en un clásico para las poderosas organizaciones carnavaleras de Alemania y el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz que, con la colaboración del Cabildo Insular y alguna empresa local, entendió que se trataba de una excelente inversión. El modelo, por cierto, fue literalmente copiado por otras localidades peninsulares pero ninguno tuvo la solvencia y el aprecio que los alemanes dispensaron a la presencia de la reina del Carnaval portuense y su corte de honor, así como a los grupos folklóricos que acompañaban y participaban en gigantescos cosos y amenas cabalgatas donde fueron siempre objetivo de admiración.
            Se supone que la crisis habrá sido determinante de las restricciones o supresiones. El gobierno local debería dar una explicación convincente, a fin de cuentas hablamos de un hermanamiento y de un intercambio que lo sustancia durante más de cuatro décadas. Cierto que otras ciudades de la Renania-Westfalia, como Neuss y Vechta, dieron un cierto aire de continuidad -hay que agradecer el interés y el esfuerzo, sin duda- pero resulta que ha faltado el nexo principal. Y a la espera de que pueda ser restituido en el futuro, a corto o medio plazo, se ha echado en falta. Menos opciones de proyección, ahora que la ciudad tanto la necesita y menos brillo en desfiles y actos que aportaba la siempre llamativa representación germana, concertada también con otra ciudad importante, Duisburg, de modo que los príncipes vendrán los años pares y los de Neuss, los impares.
            La pretendida apoteosis del Carnaval portuense, el coso del sábado tarde, trasladado a esta fecha desde hace años como consecuencia de algunas exigencias del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, careció de cobertura televisiva. No es que no interesara a las dos cadenas públicas sino que los canales locales pasaron olímpicamente. En miles de hogares, del Puerto y de toda la isla, esperaron sin fruto una señal que llegara desde Martiánez. En otros tiempos, se multiplicaban las dificultades para emplazar a los equipos y cámaras. Otra circunstancia del coso: muchas sillas y buena parte del graderío, vacíos.
            Y así ha ido menguando el Carnaval del Puerto de la Cruz, al que no ha faltado polémica, una más de esas domésticas que reflejan el estado de permanente descontento. A través de redes sociales fue convocada una concentración después del coso con el propósito de reivindicar la ubicación de los chiringuitos, en esta edición más cercanos al recinto del refugio pesquero donde, presumiblemente, causarían menos molestias. Pero parece que ni el ambiente ni la respuesta fueron los adecuados. Independientemente de los arreglos sobre la marcha y de que prospere la petición popular en años sucesivos, es otra prueba de esa fiesta necesitada de una reactivación en casi todos los sentidos.

jueves, 21 de febrero de 2013

CASA AMARILLA

Es una de las personas que más esfuerzos ha volcado en la recuperación de la Casa Amarilla, que albergó, allá en el límite del término municipal con La Orotava, y en las primeras décadas del siglo XX, el primer centro de investigación primatológica.


Melchor Hernández Castilla, el psicólogo portuense, no ceja en su empeño. Y por eso gratifica verle conferenciar, reciclando material y aportando cualquier testimonio novedoso, como hizo días pasados en el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Allí acudieron compañeros, profesores, investigadores y personas interesadas en el asunto. Es curiosa la presencia de tantos extranjeros, muchos más que nativos.

Sin duda, tiene mucho que ver la figura de Wolfgang Khöler, que da nombre a una fundación que, poco a poco, va extendiendo su radio de acción en círculos científicos y universitarios. Khöler y cuanto le rodeó, que no es poco, incluso alguna novela que imprime más interés a sus importantes investigaciones en el comportamiento de los primates.

Pero es el entusiasmo de Melchor lo que se quiere ponderar. Con toda justicia. Esta es una causa que se abraza porque personas y profesionales como él dedican afanes incesantes, pese a los imponderables y las penurias convertidas en auténticas tribulaciones cuando de aguardar respuestas de la Administración se trata.

Se le nota en su exposición, tan metódica como fresca, a veces espontánea, intercalando vivencias o comentarios de gráficas que ha ido obteniendo durante tantos años de estudio. Melchor amasa prudentemente su sueño de ver reconstruida la Casa Amarilla que, ahora mismo, tiene el mismo aspecto ruinoso y destartalado que conocemos desde hace meses. Una prudencia que no quiebra cuando tiene que hablar del doctor Mas, de su colegio profesional, de Jane Goodall, de Manuel ‘el de los machangos’ o de cualesquiera otras autoridades científicas con las que ha ido relacionándose para acentuar su entusiasmo y sus ganas.

El empeño es que el Puerto de la Cruz renueve la sede del que fuera primer laboratorio de investigación de los chimpancés. El abandono y eternos pleitos judiciales han ido condicionando la materialización de un proyecto ambicioso que merece respuestas que, al menos, signifiquen que algo marcha.

Por eso, siempre se agradecerán testimonios como el de Melchor Hernández Castilla ahora que se cumplen cien años del comienzo de las investigaciones de Khöler, ahí mismo, en La Paz, donde su huella ha quedado para siempre.

Aunque los portuenses aún no sean plenamente conscientes de ello.



miércoles, 20 de febrero de 2013

RADIO NUESTRA QUE ESTÁS EN EL AIRE


La radio llega a más del 95% de la población mundial, que ha superado los siete mil millones de personas. Los menores de treinta años representan más de la mitad de este número. Con estos datos aportados por la UNESCO, la celebración en fechas pasadas del Día Mundial de la Radio (13 de febrero, según aprobó la ONU) cobró el relieve preciso para seguir considerando este medio de comunicación como uno de los más importantes en la sociedad de nuestros días, cada vez más caracterizada por el empleo de las nuevas tecnologías.
            Pues ni así está en peligro al predominio de la radio que resulta especialmente apropiado para llegar a las comunidades alejadas y a los sectores de población más vulnerables. Allí donde las pantallas son escasas o la red no ha logrado extender sus amplios e inagotables tentáculos, está la radio, con su magia, con su cercanía, con su mensaje universal, con su palabra y con su música. Sea cual sea la condición social de los oyentes, su nivel de formación, la radio continúa siendo la puntual y sempiterna compañía. Con vetustos aparatos, con transistores potentes, con exiguos y modernistas modelos, versiones clásicas y vanguardistas, la radio hace frente a la formidable expansión de las redes sociales y acerca a la gente, a la ciudadanía concentrada en la masa urbana o en los núcleos rurales más recónditos. En la hiperconectada época de las redes sociales, ninguna de ellas puede con la radio, al menos por ahora. Para eso se ha sumado a la revolución digital, de modo que ha ampliado su poder, su capacidad de emisión y su propio alcance. Es más, según datos de la propia UNESCO, los costos de emisión se están reduciendo en tanto que aumenta el número de emisoras. O lo que es igual: la radio llega a más personas que la televisión… e internet.
            Bendita radio que estás en el aire, con tu música, tus fórmulas, tus cadenas, tus informaciones, tus transmisiones, tus tertulias y tus servicios. Seguimos valorando tu vocación de servicio público, tus prestaciones en momentos delicados o de emergencia social, tus afanes de noble competencia. Bendita radio, la radio de todos nosotros, con tu alcance y tu inmediatez. Con tus maestros de la locución, con tus voces inconfundibles y las que van emergiendo.
            Lo dijo la radio. Me enteré por la radio. Pon la radio. Cuánta verdad en esas frases cotidianas para interpretar su valor. Su señal, los sonidos… El poder de la comunicación, tan accesible, tan local y tan universal a la vez. El poder que no cede ante los avances de otros medios y de otras tecnologías: al revés, compatibiliza, se suma o se pone por delante. Y eso que aún faltan mil millones de personas para conectarse.
            Bendita radio. Para disfrutar en privado o en público, en solitario o en compañía. Para informarse, para entretenerse, para evadirse, para integrarse o captar sensaciones. Para una escucha reflexiva tan solo pensando que al otro lado del receptor hay personas, hay alguien que está haciendo posible esa magia inigualable. Alguien que se queda sin respuestas directas de gratitud pero que es incomparablemente fiel.
            Ni más ni menos que el noventa y cinco por ciento de la población planetaria.

martes, 19 de febrero de 2013

EL DESNUDO COMO PROBLEMA


Lo han intentado arreglar pero igual ha sido peor el remedio. Querían abrir un debate, se justifican; pero con las cosas de comer (o de exponer), a estas alturas de la crisis, no se juega o no se experimenta. Total, como para contrastar y prolongar la cadena de deslices y despropósitos empresariales de las últimas fechas, la Federación Canaria de Ocio (FECAO) se ha lucido con su visión del “problema del desnudo” que rebrota a raíz de la decisión del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana de permitir el nudismo en todas las playas del municipio.
            Primero, porque su secretario ejecutivo, Antonio Vélez, se lanzó al estrellato empleando, en una declaración pública, unas descripciones, cuando menos, discutibles. “Hombres o mujeres (viejos) de carnes flácidas o voluminosas masas”, decía el hombre, “sinónimo de desnudo grosero y repulsivo”. No faltó la dosis de puritanismo: “Pasear desnudo puede despertar nuestras más bajas emociones y suele interponerse en el comportamiento recto de todo hombre o mujer, dando un segundo plano al pensamiento racional”. Qué antiguo, le habrán dicho.
            Y después, porque respetando su parecer que seguro es respaldado por muchas personas, no se sabe muy bien con esas premisas cuáles serían los derroteros del debate pretendido. Habla, ya en su reconsideración, de problema para Canarias y la necesidad de regular el derecho de ir vestidos. Reconsideración paradójica, por cierto: perdón por herir la sensibilidad, nada en contra de la opción nudista y los mismos derechos para guapos, feos, delgados u obesos, jóvenes o mayores. ¿Qué es entonces: una cuestión de moralidad, de rechazo, de perversión? Posiblemente, un anacronismo.
            El debate va a ser, ya lo verán, acotar zonas de playa, señalizarlas adecuadamente. Y para ese viaje, no necesitaba tales alforjas la patronal del ocio que ya puede ir calibrando las repercusiones que su “cruzada” va a tener en destinos turísticos emisores si a la canallesca le da por estrujar los adjetivos empleados y advertir que se acabó en las playas canarias tamaña permisividad. Retorno al pasado. Cómo les dé por cargar las tintas y sugerir desvíos hacia otros destinos más tolerantes, preparémonos.
Con dialogar y negociar con las autoridades municipales tenía más que suficiente. Que les hubiera trasladado quejas o demandas de clientes a los que disgusta visualizar directamente o tener al lado partes pudendas y que, temiéndose un rechazo contagioso, advirtiera la conveniencia de establecer unos mínimos parámetros de modo que todos tuviéramos la fiesta del sol y playa y la armonía naturalista en paz. Porque turgencia y flacidez pueden convivir.
            Seguro que hubiera sido más eficaz y menos “trascendente”. Ahora, desatado “el problema del desnudo”, evaluaciones éticas y estéticas incluidas, a ver cómo se viste. Por incongruente que parezca.

lunes, 18 de febrero de 2013

MUNICIPALISMO EN PRECARIO


La presente legislatura pasará a la historia como la de los recortes y la corrupción política en medio de la recesión que ha cabalgado a galope tendido. Como la de la crisis de institucionalidad y de la liquidación del Estado de bienestar. Como un ciclo social, político y económico convulso, lleno de zozobras y plagado de penurias.
            A la agitación registrada en sectores como la educación, la sanidad o la prestación de los servicios sociales, hay que añadir ahora la que con toda probabilidad se registrará en el ámbito local, fruto de la reforma que emprende el Gobierno de Mariano Rajoy, amparado -y no es baladí la apreciación- en su mayoría parlamentaria, demasiado proclive, por cierto, al abuso absolutista.
            El consejo de ministros aprobó la semana pasada el texto de la pomposamente denominada Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, sometido de inmediato al dictamen del Consejo de Estado antes de iniciar su tramitación en las Cortes Generales. El acuerdo gubernamental cuenta, desde ya, con el desacuerdo del principal partido de la oposición y de la Federación Española de Municipios (FEMP), con quienes no hubo manera de acercar posiciones y conseguir unas bases mínimas de entendimiento. Ello hace prever más discordias y mucho ruido durante el procedimiento parlamentario.
            Así cabe deducirlo de la primera acogida que han dispensado al texto formaciones políticas y algunos medios. El sistema de financiación de las haciendas locales sigue siendo una asignatura pendiente al no consignarse novedades sustanciales en las fuentes de ingresos que vengan a paliar las pérdidas o el estancamiento de los recursos propios. Los cálculos de ahorro hechos sobre la base de reasignación de competencias o de gastos políticos, además de ser bastante discutibles, tampoco dibujan despejados horizontes económico-financieros.
            Y a ello cabe añadir la cada vez más flagrante vulneración de la autonomía local. La repesca de la tutela de administraciones supramunicipales es la demostración más inquietante de la regresión que caracteriza la entrega original de la norma. Es como si en ese afán reformista del partido gubernamental latiera un ánimo de acabar con todo. El problema es que esa pretensión propicia la reaparición de fenómenos como el caciquismo. Ni la teórica potenciación de fórmulas mancomunadas de prestación de servicios despeja tales perfiles caciquiles.
            Por otro lado, una primera fase del aterrizaje de la iniciativa del Gobierno en la opinión publicada ha generado titulares que inspiran negros nubarrones. Que un elevadísimo porcentaje de concejales se quede sin régimen retributivo contribuye al desconcierto y produce un efecto disuasorio entre quienes piensen dedicarse a la cosa pública. Cierto que para muchos resultaba un trabajo o un medio de vida y cierto también que en alguna percepción de haberes se han cometido auténticos abusos. Pero para eso se puede establecer -y pactar, sobre todo pactar- una tabla racional que siente a las claras los límites y las opciones. Nadie se opone a la racionalización de medidas en el ámbito local y mucho menos las que afecten al gasto político. Pero planteado así, hasta se deja entreabierta la puerta de las tentaciones, esa que nunca se cerró, es verdad, pero que ahora parece más accesible. El dato inicial de un ahorro del 3% en cargos y sueldos es, en ese sentido, llamativo.
            No parece que la nueva norma llene de satisfacción al municipalismo, precisamente. Ni siquiera a los propios alcaldes del PP. A ver cómo les convencen de las supuestas bondades de la reforma. Ya pulsaremos las reacciones a medida que se vayan conociendo más detalles y se vaya interpretando el texto articulado. Es seguro que una buena parte de la controversia se centrará en la privatización de los servicios públicos municipales, un recurso que se guardaba el Gobierno para contentar y tranquilizar a la iniciativa privada. En un plazo de cinco años, los ayuntamientos deberán cambiar la titularidad de las competencias de sanidad y educación, que pasarán a ser exclusivas de las comunidades autónomas, en tanto que disponen de un año para devolver asuntos sociales.
Incertidumbre en Canarias
            Por lo que a Canarias concierne, el rechazo será notorio si tenemos en cuenta las posiciones anticipadas por los munícipes de las islas, en su inmensa mayoría aglutinadas en torno a la Federación Canaria de Municipios (FECAM). La norma no recoge el hecho insular diferencial canario y omite algunas especificidades, circunstancias que favorecen un alejamiento de los ciudadanos a las administraciones que más cerca tienen para la canalización de sus demandas. He ahí otra prueba de la vulneración de los principios de autonomía.
Y para preocupar, desde luego: recordemos que son sesenta y uno los municipios con población inferior a los veinte mil habitantes y que, de acuerdo con lo dispuesto en el texto aprobado por el Gobierno, tendrán que ceder los servicios a otra institución, en este caso, los cabildos, cuando incumplan su prestación o cuando haya contrastadas dificultades económicas que impidan o dificulten una prestación regular y estable.
En fin, que en las islas, a la vista de las precariedades que se barruntan, también habrá ‘movida’ municipalista.
            

sábado, 16 de febrero de 2013

EL PEÑÓN, ALGO MÁS QUE LA FORJA GOLEADORA


Hace un par de semanas, un árbitro suspendió un encuentro de la competición oficial de Segunda categoría regional, al estar una zona del campo El Peñón poco iluminada. El problema ya lo conocen quienes nos siguen habitualmente pues, antes de esa suspensión, lo planteamos aquí como consecuencia de una prolongada deficiencia surgida tras un temporal de viento que derribó una torreta, hace ya unos dos años. La directiva del equipo local se olía los riesgos, había sido previsora y asumió de su propio peculio el gasto de unos focos que instaló con el propósito de paliar las deficiencias. No tuvieron suerte: el árbitro se mostró inflexible. Había una nutrida asistencia de aficionados. Desconsuelo entre todos, perjuicio claro para el club y seguidores visitantes.

         Si estuviéramos en un municipio donde las soluciones a problemas como éste no se demorarían más allá de lo razonable, a esta hora estaríamos hablando de una complicación menos. Pero no parece que se esté en disposición de que así ocurra, o al menos no ha trascendido que el gobierno local haya emprendido medidas para poner punto final a un déficit vergonzante que puede seguir amargando la existencia de los equipos usuarios de la instalación. La Federación, se supone, se cuidará de no programar partidos nocturnos. Y si lo hace, el Colegio Territorial de Árbitros cursará las debidas indicaciones a sus componentes. O sea, que de persistir las circunstancias, las probabilidades de nuevas cancelaciones son elevadas. El precedente ya está sentado.

         Tanto pasotismo, tanto abandono, tanta insensibilidad -apreciados también con el estado de vestuarios y el mantenimiento de la cancha: algunos equipos juveniles de la Liga Nacional se han quejado amargamente- contrasta con los afanes que en el pasado acreditaron los portuenses para disponer de un campo de fútbol digno. En algún momento, fue una auténtica lucha de todo un pueblo para sobreponerse a los imponderables y a las dificultades que, en muy distinta naturaleza, provenían de latitudes federativas y otros centros de poder.

         La historia del campo, en efecto, además de registrar tantos memorables, resultados históricos, títulos para los respectivos palmareses, celebraciones inigualables, lesiones dolorosas y episodios de todo tipo,  es rica en voluntad emprendedora, en sacrificios individuales y colectivos, en aportaciones que forjaron un carácter más allá del gol y su grito. Sonrisas y lágrimas, éxitos y frustraciones, a todas las edades, a la sombra del risco. Si se tuvieran presentes los valores de esa historia, seguro que no se andarían con tanta desidia.

         De modo que motiva rescatar testimonios y vivencias y ejercitar la memoria personal para comprender mejor la dimensión, lo que ha supuesto el campo El Peñón en la historia del deporte local. Hasta los años 20 del pasado siglo hay que remontarse para acercarnos a los orígenes: así lo dejó escrito Santiago Rodríguez. Las remodelaciones posteriores. “La noche más corta”, título de un trabajo de Pedro Afonso Pérez, para rememorar cómo centenares de personas trabajaron sin cesar durante una noche del otoño de 1945 con el fin de que el campo estuviera en condiciones de ser homologado. Cómo se pasó de los muros pedreros a los graderíos modernos para que el día del célebre partido aquél pareciera un estadio de superior fuste. Los destrozos causados por un temporal marítimo. La construcción de las casetas para los equipos de base. El derrumbamiento de un graderío completo, con solo daños materiales. Hasta llegar a la dotación del césped, natural y artificial.

         Son algunas noticias para la historia de El Peñón, en el fondo, algunos hitos, algo más que la forja goleadora. Pensar que ahora se suspenden encuentros porque la luz artificial está incompleta casi mueve a la indignación. Y a la depresión.

viernes, 15 de febrero de 2013

ABUSO DE LA MAYORÍA

En varios foros se alude a la reconsideración de algunas posturas del Partido Popular (PP) durante las últimas fechas. La presión de la calle, algunos luctuosos sucesos, el clima político irrespirable… han hecho que hasta la mayoría absolutista se muestra más flexible y hasta termina admitiendo a trámite una iniciativa legislativa popular que, para tratar algo tan delicado y apremiante como la dación en pago, venía avalada por casi millón y medio de firmas.


El problema es ese: ¿qué necesidad de complicarse la vida, disponiendo de holgada mayoría parlamentaria, para acoger una iniciativa que es reflejo de un clamor popular? Ese telón de fondo no es difícil de adivinar: gobernar de espaldas a la cale, a la realidad, al está pasando. En vez de admitir, que ya habrá tiempo de enmendar, perfeccionar o rechazar, se ponen en plan inflexible, como si hiciera falta una nueva demostración de quién manda aquí.

Viene a la memoria aquella célebre frase de Manuel Fraga: “El Gobierno sólo acierta cuando rectifica”. Lo ocurrido días pasados, con este asunto, cuando por la mañana un diputado popular se mostró taxativo en su negativa y por la tarde, después de haber sido expulsado del Congreso un grupo de promotores de la iniciativa, el Grupo Parlamentario Popular revisaba sus posiciones y terminaba, aunque fuera a regañadientes, admitiendo que se iniciara la tramitación parlamentaria, es revelador, cuando menos, de lo débil o inseguro que anda el Gobierno, celoso de que la impopularidad no crezca más enteros.

Y ojo, que personalmente siempre hemos considerado que no es malo rectificar. Será siempre más beneficioso, si con ello se atiende de verdad el interés general, que empecinarse o mantenerse en una postura que tanta repulsión termina generando.

El abuso de la mayoría absoluta queda, una vez más, en evidencia.

jueves, 14 de febrero de 2013

FRENAR LA CAÍDA LIBRE

El dato es llamativo. Lo aporta el representante de Izquierda Unida Canaria (IUC) en el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz en el contexto de una iniciativa que aboga por un gran pacto local por el turismo: en seis años, el número de turistas que llegan a la ciudad se ha reducido en un 31%. De los 986.466 visitantes de 2006, se ha pasado a los 684.289 del pasado año.




Dato tan llamativo como preocupante y que se corresponde con la reducción de la planta alojativa portuense a la que ya nos hemos referido en más de una ocasión: el cierre de establecimientos hoteleros o la disminución de su capacidad por distintos motivos.



Si tuviéramos certeza científica o algún soporte empírico de que se trata de un proceso de racionalización de la oferta, habría razones para estar tranquilos. Pero muchos nos tememos que esa progresiva pérdida es fruto de una decadencia que se ha ido prolongando y que requería respuestas como las que, a duras penas, se intenta dar desde el Consorcio Urbanístico de Rehabilitación Turística.



El dato pone de relieve que el Puerto de la Cruz puede estar perdiendo competitividad, o lo que es igual, es un producto que interesa menos y cuesta mucho que los mercados se interesen por él. Porque está muy visto o porque le faltan atractivos. También inquieta que desciende el grado de fidelización de su clientela, un activo que, hasta hace poco, robusteció su oferta, especialmente en determinados segmentos de edades y nacionalidades.



Algo más de trescientos mil visitantes menos en seis años prueban que, posiblemente, se haya tocado fondo. Y que es necesario revisar planteamientos y tomar iniciativas para remontar. Tranquiliza saber que se está en ello, aún cuando sea desesperante comprobar resultados. No es resignación pero hay cosas que se alargan inevitablemente. Que las cifras coincidan con los niveles más críticos de la recesión económica, complica a su vez la realidad.



Independientemente de la suerte que corra la iniciativa del representante de IUC en el consistorio portuense, lo cierto es que, si se quiere seguir siendo competitivos en un ámbito productivo decisivo para la subsistencia, hay que recuperar mercados. En otras palabras, hay que poner fin a la pérdida de visitantes. Frenar la caída.

miércoles, 13 de febrero de 2013

FORTINES APACHE


Ha dicho Rosa Montero en jotdown.es que “las redacciones se han terminado convirtiendo en fortines apaches”, ilustrando así el proceso vivido en el periodismo español durante las dos últimas décadas, período en el que “los medios de comunicación, las estructuras se han vinculado demasiado a los grupos políticos”. Ahora que las finanzas internas del partido gubernamental están dando tanto que hablar y su tratamiento permite contrastar a diario las tendencias y las líneas informativas que siguen los periódicos, seguro que acierta de lleno la periodista y escritora madrileña. En plena crisis de empresas y medios, de la profesión periodística en fin, un asunto de esa naturaleza propicia el rescate del género de investigación, tan en boga en otro tiempo y últimamente, por diversas circunstancias, muy apagado. Trabajar en esas condiciones, presionados por las circunstancias, urgidos por la necesidad de verificar las fuentes hasta el tuétano antes de escribir y editar nada, apremiados para que la credibilidad caracterice el producto y preocupados para mejorar las prestaciones de la competencia, y encima escrutados por las millonarias audiencias audiovisuales que quieren llegar al mismísimo fondo de la cuestión y del método que se sigue, trabajar así, decíamos, tiene que ser muy sacrificado.
            Es verdad que el periodista debe saber moverse en el alambre y que temas como el que ocupa la mayor parte de la actualidad de las últimas semanas son los que verdaderamente desea para poner a prueba su capacidad y madurar en el ejercicio profesional. Pero las circunstancias son muy peculiares, tanto como para ser conscientes de lo que significa informar y opinar con el máximo rigor ante exigencias evidentes. Por un lado, apasionante: la jungla intrincada en la que hay que avanzar, adrenalina a tope. Por otro, sentido deontológico de la responsabilidad y de la trascendencia: posiblemente, estemos ante un episodio de la historia democrática de España más delicado que el mismísimo 23-F.
            Entonces, brota ahí ese paisaje de Rosa Montero, esos fortines apache donde hay que resistir y contratacar, operativos de defensa, donde hay que estar organizados para librar la pugna horaria y diaria, con uno mismo, con los núcleos de información que se resisten y se van encerrando en sí mismos, con los contactos que, dada la evolución de los acontecimientos se van desmarcando, con los consultores que igual se construyen una situación a conveniencia o les gusta que su tesis sea la que prevalezca en titulares o en el texto final… Claro que hay flechas y fuego cruzado, quién sabe si hasta fuego amigo. Mensajes que vienen y van, ajustados o intencionados; documentación en la reserva; testimonios para acreditar una información anterior; expectativas pendientes de una última prueba o de una persuasión definitiva…
            Pero esa es la redacción candente, viva y dinámica. Ese es el periodismo librado en las calderas, en el lugar donde es verdad que, por distintas razones, como dice Montero, se han agrandado “problemas pequeños que no eran los problemas de la realidad de los españoles, haciendo un guirigay de una mota de polvo, convirtiéndola en una bola de nieve”. Ahí, en esa sala de deliberaciones y de ordenadores, de infinitas consultas y de innumerables y heterogéneos ‘rings’ telefónicos, de informaciones y pensamientos volcados entre premuras horarias, ahí “se ha perdido el sentido de lo real”, según la periodista, para “no ver lo que la gente necesita en la calle”.
            No es el caso, teniendo en cuenta la dimensión del asunto que nos ocupa, pero esto, ciertamente, es lo peor que puede suceder: no sintonizar con las demandas ciudadanas, con lo que verdaderamente importa a esa otra masa que está hastiada de la política y de quienes la manejan a conveniencia y aguarda soluciones de la propia política que no leen o no escuchan ni ven en las páginas ni en los informativos.
Seguro que más de uno se pregunta por qué no salen. Quizás porque en el fortín haya flancos que sólo piensan en la cuenta de resultados. Es la otra realidad.



martes, 12 de febrero de 2013

ESPERAR QUE ESCAMPE


Resulta evidente que el Gobierno espera a que escampe para materializar la aprobación de la reforma del régimen local. Ya ha dado unas cuantas vueltas, incluso las más optimistas, aquéllas que -por lo visto, sin mucho fundamento- hicieron concebir alguna entente con los socialistas que, tras un más detallado conocimiento del texto, prefirieron desmarcarse augurando pérdidas para el municipalismo y, por consiguiente, para los ciudadanos.
            Lo ha puesto de relieve Gaspar Zarrías, secretario de Política Municipal de la comisión ejecutiva federal del PSOE, al significar que la reforma supondrá, en la práctica, un desmantelamiento de muchos ayuntamientos y la pérdida, ni más ni menos, de unos doscientos mil empleos públicos, que se dice pronto. Y para satisfacción, un suponer, de Juan Rosell, presidente de los empresarios españoles, empeñado como está el hombre en denostar el sector público y, en concreto, la Administración.
            La reasignación de competencias, la gran cuestión de la reforma, tiene como telón de fondo la privatización de los servicios públicos. El sustrato ideológico de la medida es fácil de adivinar después de haberse agotado fuentes de financiación que obligan a los poderes empresariales a buscar otras nuevas. Y en ese telón se dibuja la prestación de los servicios sociosanitarios. Dicen los socialistas que se opondrán -seguro que armarán mucho ruido porque la naturaleza de la causa, tal como están las cosas, será interpretada favorablemente por agentes sociales- y es probable que sean secundados por alcaldes del Partido Popular que son conscientes de lo que eso significa. Sobre ellos también recae el descontento, la protesta y la impotencia de los vecinos.
            Una incógnita, en ese sentido, el papel de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) que modula su ánimo reivindicativo en función de las respuestas que va obteniendo del gobierno de turno. Pero su interlocución es decisiva, especialmente a la hora de trazar las líneas rojas que traten de defender los postulados municipalistas que son intocables.
            Es en el seno de la FEMP, por ejemplo, donde deben quedar claras la eliminación de duplicidades, la evitación de solapamientos y la financiación de las haciendas locales. Está en juego buena parte de la autonomía municipal, concepto determinante para entender el peso social y político en el sistema democrático. Sólo hay que repasar la trayectoria de estos treinta y cuatro años de municipalismo democrático para entender lo costoso de muchas conquistas, la inmensa mayoría invocando esos principios de autonomía que tantas amenazas reciben desde distintos ámbitos.
            Por lo que a Canarias respecta, la Federación Canaria de Municipios (FECAM) va recelando cada vez más de la pretendida reforma. Incide en el nudo competencial como principal causa de su desconfianza. Para entender el carácter regresivo de la propuesta que han manejado los munícipes canarios, baste tener en consideración que no consigna el hecho diferencial canario y así es difícil acercar posiciones. Que no se alcancen determinados estándares de calidad en la prestación de los servicios por los ayuntamientos y, por tanto, sean asumidos por los cabildos, puede suponer, de facto, una auténtica convulsión en la esfera local pues los riesgos de desapoderamiento competencial y de pérdida de autonomía son evidentes.
            A la espera, pues, de que escampe y el Gobierno valore la oportunidad de poner en marcha el procedimiento para que la reforma de la Ley de Bases de Régimen Local sea una realidad, todo da a entender que estamos ante una batalla política en la que ojalá no salgan perdiendo los ciudadanos.

lunes, 11 de febrero de 2013

FRIVOLIDAD EMPRESARIAL


Ganas de meterse en jardines… o fiel reflejo del patronato rancio, el de toda la vida. A Juan Rosell, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), se ve que no le gustan la Administración pública ni los funcionarios. Y ya por contrariar -“encantado de abrir debates”, ha declarado-, hasta de las cifras de desempleados, sobre todo las resultantes de la Encuesta de Población Activa (EPA). Porque con las otras, las del paro registrado, sí parece estar más de acuerdo.
            Lo cierto es que el presidente de los empresarios se ha descolgado con un planteamiento que levanta ampollas, pese a los inevitables matices posteriores surgidos cuando el alcance de lo manifestado se desborda y se convierte en un clamor de rechazo o protesta. Aboga Rosell por un subsidio (sic) para que los funcionarios se queden en casa y no acudan a sus puestos de trabajo donde consumen papel, teléfono y tienen que hacer normas. “Saldría más barato”, afirmó. Claro que la culpa de que no trabajen, la tiene la propia Administración, “que no les da trabajo”, según la válvula de escape que encontró para justificarse cuando ya empezaba a empapar el aluvión de críticas. Curiosa manera de tirar por elevación, al abstracto, que ya se verá.
            Hay algo de menosprecio a la condición funcionarial en las palabras de Rosell. Por esa razón lleva tragándose las reacciones de sindicatos y políticos de todo el espectro. Particularmente dura ha sido la de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) que no se ha conformado con decir que el presidente de la patronal demuestra no tener ni idea de lo que es la función pública ni de entender el papel de los empleados que en todo el sector prestan servicios. Le pide también que asuma sus responsabilidades en el proceso de destrucción de empleo. El chasco se lo habrá llevado Juan Rosell cuando el secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, ha salido en defensa de los empleados públicos y le ha pedido prudencia y mesura a la hora de valorar su trabajo. Es decir, que hasta los jardineros aliados también se han desmarcado, no sea que el lodo les salpicara, que tal como está el patio, es lo menos conveniente.
            Pero esa frivolidad de la que en este caso ha hecho gala el jefe de la patronal igual esconde el renovado afán privatizador que se aprecia en la propuesta de reforma de la administración local, aparentemente paralizada por el Gobierno hasta que escampe el vendaval político que sacude al país. Si así fuera, se comprobaría que, en tiempo de crisis, también es posible hacer negocios. Y si es con despojos del sector público, mejor. Igual debería preocuparse más por esa implicación de colegas en tramas de financiación. O de por qué la reforma laboral no da ni para mantener los puestos de trabajo.
            Dicho: lo de toda la vida.

sábado, 9 de febrero de 2013

SAN TELMO BULEVAR


Hace años, en Diario de Avisos, a raíz de una remodelación, lo bautizamos como “San Telmo bulevar”. Rescatemos el título. No era muy exacta la denominación si tenemos en cuenta las acepciones del Diccionario de la Real Academia Española: “Calle generalmente ancha y con árboles” o “Paseo central arbolado de una avenida o calle ancha”. Pero la fisonomía había cambiado de forma tal que aquel nuevo tratamiento que sustituyó a un callejón estrecho y destartalado nos acercó a esa definición de bulevar.
Ahora, el paseo San Telmo va a ser objeto de una nueva actuación urbanística. No es que rechine su aspecto pero en los contenidos del Plan Especial del Casco (PEC) quedó fijado como un área susceptible de mejora teniendo en cuenta sus características. El paseo, en efecto, se extiende desde la Punta del viento hasta la ermita. Une, por tanto, el casco de la ciudad con el corazón turístico de Martiánez. Desde el paseo se domina el horizonte atlántico y los límites de una franja del litoral portuense. Constituye un auténtico balcón sobre la pequeña cala, el antiguo ‘Boquete’, una de las zonas naturales de baño más apreciada por nativos y visitantes.
Mejorar la accesibilidad -tanto en el curso del paseo como a las terrazas y al mar-, dotación de servicios públicos, incorporación de vegetación y nuevo mobiliario urbano son los elementos esenciales de la actuación en una superficie de casi siete mil metros cuadrados. Los materiales a emplear son losas de pavimento basáltico y adoquines de textura lisa. La actuación consigna, asimismo, el tratamiento de rehabilitación de fachadas y la integración de los espacios comerciales y edificaciones privadas. Se quiere, naturalmente, que todo tenga un carácter global que proporcione un acabado homogéneo y armonioso. El presupuesto asciende a 1,7 millones de euros. Tres son las administraciones concurrentes: Gobierno de Canarias, Cabildo Insular y Ayuntamiento.
Dos apuntes breves sobre la actuación: ya en algunas redes sociales se han emitido opiniones de los habituales de San Telmo, de la zona de baños, queremos decir. Son muy celosos y como que no quieren demasiados experimentos (De hecho, recordamos su oposición, cuando estábamos en la alcaldía y sometimos a su consideración un proyecto de reacondicionamiento de la terraza inferior izquierda. Se opusieron a un murete transparente antipánico a instalar en el borde. Favorecía la seguridad en todos los sentidos, pero…). En cualquier caso, a tener en cuenta sus apreciaciones antes de los hechos consumados que den pie a protestas o malestar ciudadano.
Lo otro: a ver qué criterios se tienen para la ocupación de la vía pública. Si se llama paseo o bulevar, si se quiere hacer honor a este nombre, si se va a remodelar esta pequeña pero importante arteria de tránsito peatonal, que se vaya elaborando desde ya una ordenanza específica -si no es de aplicación la vigente- para que el espacio sea el más diáfano posible, para que no haya obstáculos, para no propiciar condiciones de inseguridad, en definitiva, para que se pueda disfrutar de verdad. No parece muy difícil, la verdad.

viernes, 8 de febrero de 2013

CANDIDATA EN LLAMAS

El drama vivido en el curso de la gala de elección de la reina del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife propende a dilemas difíciles de resolver. ¿Hubiera usted suspendido el espectáculo?, por ejemplo. Pues vaya a saber: hombre, por respeto y porque en ese momento había damnificados –entre los que se encontraba una aspirante- que requerían atención prioritaria, puede que sí. Pero, de no haber actuado con exquisita profesionalidad -vaya papeleta para los presentadores- vaya a saber también: cómo hubiera reaccionado el público presente: ¿desbandada, protestas? Hubiera sido peor el remedio, quizás.


Era difícil decidir en aquellos momentos, desde luego. A posteriori, en frío, con sentido más reflexivo y de forma incluso más colegiada, ya era distinto, de modo que sí es un acierto suspender los actos programados para el viernes. Aunque haya perjuicios evidentes.

En todo caso, cuando pasen los disgustos, concluya la investigación abierta y todo se normalice -deseemos el pronto restablecimiento de la candidata y de los damnificados- la organización sabe que, entre sus tareas prioritarias, figura la revisión de las bases de participación de las aspirantes al reinado carnavalero. De la misma manera que se limita la altura de los diseños o el ancho, de la misma manera que se impide el empleo de utensilios rodados o suplementos lumínicos, también habrá que regular el adoso de artefactos o sustancias que conlleven un riesgo para la integridad física de las actuantes y del equipo de personas que se necesita para que, por fin, puedan acceder al escenario.

No es una cuestión menor. Teniendo en cuenta lo ocurrido, extremar las medidas de prevención y todas las cauciones posibles es una obligación. La creatividad carnavalera es un torrente inagotable, de acuerdo; el espíritu de superación es evidente. Y se ha alcanzado un grado tal de sofisticación, en alegorías y diseños, que sube y sube año tras año. Pero ya se han conocido los peligros. Y las consecuencias.

Luego, habrá que mirar esas bases con lupa, aunque les duela a los modistos y diseñadores.

jueves, 7 de febrero de 2013

EL QUE NO SE CONSUELA...

Luis María Ánson pidiendo el retorno de Aznar para poner orden en el partido y Pío Moa señalando que la regeneración democrática pasa por un reconocimiento al franquismo.
Está la derecha revuelta, encajando los golpes que ponen al descubierto algunos de sus métodos pero sin reponerse o sin saber muy bien cómo contratacar porque los escenarios son otros y porque la gente, fieles aparte, se ha vuelto muy incrédula ante tantas evidencias.
Está la derecha como el boxeador que flota sobre el ring, que se mueve porque aún le quedan recursos como el de una mayoría absolutista, pero sin saber muy bien si el grado de resistencia le permite hallar una salida antes de que suene la campana y se vuelva a sentar en la esquina. No escapa a la guerra sorda y sin cuartel que libra contra sí misma, ahora que gozaba del poder omnímodo.
Y entonces invoca la derecha al pasado, a la supuestas glorias del pretérito. Primero, negar la mayor, decir lo contrario de lo que parece eviente. Después, inventarse enemigos o atribuir indecibles maniobras a sus demonios, los atavismos para envolver el victimismo. Trata de demostrar que no está noqueada, aún. Se revuelve, no quiere perder lo ganado en las urnas con tan amplio margen, no importan los engaños, aquel fraude masivo, los incumplimientos flagrantes y las decisiones contrarias a las programadas.
No está noqueada. Pese a tramas coruptas. Pese a la caída y condena judicial de conspicuos representaes. Siempre nos quedará un Rubalcaba. Y dentro de nada, González 'again', ya lo verán.
Mientras tanto, catarsis para todos. Oscuridad y chitón en el Parlamento. Faltaría más. Y la invocación al pasado para arreglar el desaguisado: uno, para ordenar y mandar en la organización, que ya se sabe eso de la auctoritas. Otro, para otorgar -¡a estas alturas!- carta de bondad a aquel régimen de cada vez más infausto recuerdo.
El que no se consuela...

miércoles, 6 de febrero de 2013

NO MATEN AL MENSAJERO


Puede entenderse que, en su legítima defensa, el Partido Popular (PP) proponga medidas con las que intentar paliar el desaguisado. Pero los estrategas deberían contar con un estado mayor donde una de las máximas sea pensar y pensar antes de contratacar a los medios de comunicación, antes de arremeter contra el mensajero e incurrir en lo que tantas veces han criticado porque es lo que otros han hecho. Por supuesto, cada quien es libre de proteger su honor si considera que éste ha sido lesionado públicamente. Y de interpretar si se han traspasado los límites del artículo 20 de la constitución. Ya tienen los conservadores aquella experiencia de hace unos años cuando decidieron poner la proa a los medios del Grupo Prisa que no les fue tan positiva. Pero así como la mejor táctica de defensa es un buen ataque, según un viejo aforismo balompédico, en este caso, tales las circunstancias que concurren, no parece que sea buen recurso el empleo de acciones judiciales con las que pretender frenar la escalada de informaciones.
            Cierto que los elementos que se van acumulando hacen que el “Barcenasgate”, como ha sido bautizado el caso de la controvertida contabilidad del partido gubernamental a partir de la aparición de una cuenta millonaria en Suiza y del papel de su ex tesorero, Luis Bárcenas, sea difícil de tratar desde cualquier flanco. Y aunque los populares tienen los antecedentes del asunto Naseiro-Sanchís-Palop -es inaudito que Pedro J. Ramírez afirme que el comportamiento de entonces fue lo que catapultó al partido a la presidencia del Gobierno-, no es menos cierto que ahora hay múltiples aristas que complican el tratamiento y la defensa, sobre todo las que tienen que ver con el apremio de la credibilidad.
            En La Moncloa y en la sede de Génova tienen un problema, cada vez más agudo. Aunque cierren filas, la percepción de que en el partido gubernamental se libra una guerra interna sorda y sin cuartel es inevitable. Nadie lo ha ordenado pero un sálvese quien pueda circuló cuando el diario El Mundo publicó una información relativa a sobresueldos como práctica reservada habitual durante unos años. Es curioso pero el periódico no publicó pruebas de ese hecho. Sin embargo, que se sepa o haya trascendido de forma notoria, nadie ha anunciado acciones contra el medio por una información, cuando menos incompleta. Y delicada: la sustancia de una presunta comisión delictiva.
            Dejan El Mundo en paz. Al menos, por ahora. Por el contrario, el PP advirtió de acciones judiciales en plena emisión en directo de un programa de Tele 5, El gran debate. Claro: ese hecho tenía un significado que las organizaciones periodísticas profesionales señalaron a la hora de criticar la actitud de los responsables del Partido Popular: cortar, impedir la emisión del programa, frenar o restringir su continuidad… y sembrar para los demás. “Intento intolerable de censura previa”, llegó a afirmar el portavoz de la Asociación de Prensa de Madrid (APM), Nemesio Rodríguez. “Lo que no puede hacerse es evitar la emisión de un programa”, dijo por otro lado el dirigente de la Federación de Sindicatos de Periodistas de España (FSPE), Agustín Yanel. Antes de la emisión del programa, según se ha publicado, dirigentes conservadores avisaron al canal televisivo de que iban a estar muy pendientes de lo que se dijera. Fueron congruentes: cuando escucharon aquellos testimonios -basados, según la cadena, en lo publicado en El Mundo y otros periódicos-, lanzaron sus advertencias.
            Después fue el ex presidente del Gobierno, José María Aznar, el que anticipara acciones legales contra el diario El País por una alusión en el contexto de lo que publicaba sobre los papeles de Bárcenas. Es lo único que se sabe, por cierto, del señor Aznar, presidente de honor, en medio del desaguisado. Si lo que ha ocurrido o está ocurriendo le merece alguna otra reflexión, al menos por ahora, se desconoce. Hasta Pedro J. Ramírez le afeó -¿sinceramente?- la iniciativa en una entrevista televisada.
            La publicación posterior en este mismo periódico de supuestos reflejos contables, anotaciones y cifras de puño y letra de Luis Bárcenas, también mereció, aunque comedidos, anuncios de estudio de iniciativas judiciales por parte de Dolores de Cospedal. Se puede entender como normales en medio del apocalipsis que vive la organización popular, necesitada de que escampe cuanto antes. Ya se verá en qué paran.
            La forma utilizada por el presidente Rajoy, es decir, aprovechar la comparecencia ante su comité ejecutivo, para que la ciudadanía quedase enterada de medidas a emprender o de apreciaciones políticas a exponer públicamente, es bastante discutible. En cierto sentido, es hasta humillante para el periodismo. Algún medio, consecuentemente, decidió no cubrir el acto en la sede del partido. ¿Para qué? En las redes sociales, la forma ha sido criticada sin reservas. Y alguien, atinadamente, escribió: “Sin preguntas, no hay periodismo”.
            Es verdad que esto no debe extrañar: desde el principio del mandato, desde el arranque del Gobierno, cuando lo anunció sin ni siquiera explicar la composición, y con alguna convocatoria posterior en la que tampoco ha admitido preguntas, se nota claramente que Rajoy prefiere eludir al periodismo. Por no recordar aquel bochornoso episodio de la salida del Senado por el garaje, esquivando cámaras, micrófonos y bolígrafos.
            En el PP deben ser conscientes de que no es cuestión de añadir más pimienta al pote, es decir, abrir nuevos flancos con demandas o querellas contra los medios de comunicación. Ocioso insistir en el papel de éstos en la sociedad de la información, en una democracia moderna y en un cuerpo social como el español al borde de la fractura. Pero es ineluctable insistir en lo importante que resulta la fiscalización de la cosa pública, cada vez más insuficiente, al menos en España, con los mecanismos de que dispone. O lo que es igual: ¿para qué hablar de transparencia si luego no se admiten preguntas tras la comparecencia de todo un presidente del Gobierno para que explique, ni más ni menos, si la contabilidad y las finanzas de su partido registran o no supuestas irregularidades? Tal como evolucionan las cosas: lo mejor que puede hacer el PP es debatir qué hacer con su ex tesorero, superar las diferencias intestinas y apuntar desde dentro en la búsqueda de soluciones.
Le han recordado -y no sobra, desde luego- a dirigentes del PP que Richard Nixon, en su inútil defensa cuando Watergate,  arremetió también contra la prensa, a la que culpabilizó y la tachó de irresponsable.
Luego pasó lo que paso.


martes, 5 de febrero de 2013

VICKI PENFOLD, LA SUTILEZA


Había recorrido medio mundo y no era ajena a las intrigas, a las persecuciones y a las inconsecuencias de los humanos. Hasta que en 1964 se afincó en el Puerto de la Cruz, donde a la sombra de la montaña de Las Arenas, en La Asomada, trabajaba en silencio y con una delicadeza fuera de lo común, apoyada en todo momento por Dori Tamajón, una buena amiga y una eficacísima colaboradora. Nacida en Polonia, alumna del célebre pintor Oscar Kokoschka, le echó valentía a la vida, residió en varios países africanos y cuando retornó a Europa, fue atesorando la sutileza que distinguió su producción artística, la que valió un generalizado reconocimiento de crítica y público. Había ingresado en la Academia Real de Bellas Artes de Londres y la de San Miguel Arcángel de Tenerife la había elegido miembro correspondiente en 1998, año de una inolvidable exposición antológica de su obra. La corporación municipal portuense la hizo Hija Adoptiva en 2004: su trabajo y su trayectoria se veían merecidamente recompensados.
            Los ojos y las manos de Vicki Penfold dejaron de hablar en la festividad de Nuestra Señora de Candelaria. Era, por encima de todo,  una excelente observadora. De ahí la finura de su concepción artística, ya en la pintura ya en la escultura: quedó plasmada en lienzos, en bronce, en grabados y cartones donde se reflejaba su interpretación de la realidad. En ocasión de su noventa cumpleaños, subrayamos su dulzura, la dulzura de la miel artística apreciada en cada obra suya, fruto de un tratamiento esmerado que exaltaba la sutileza de su personalidad creadora.
            Acompañamos a Vicki Penfold cuando hizo entrega en el hotel Mencey a Su Majestad el Rey de un busto que impresionó a don Juan Carlos. Tuvo el detalle de enseñármelo antes, recién acabado, cuando explicó pacientemente las características del proceso de elaboración.  Hablaron en inglés y el monarca le dirigió palabras tan emotivas como cariñosas. La obra era digna de admiración. Debe andar su busto, tan realista, tan certero, en algún lugar distinguido del palacio de La Zarzuela.
            Era otra expresión de sutileza de una artista polifacética, capaz de dominar varias técnicas pictóricas y de esculpir con golpes certeros.  Por siempre Vicki.

lunes, 4 de febrero de 2013

TURISTA DE TERCERA GENERACIÓN


Debe haberse hablado en FITUR del que ha dado en llamarse “turista de tercera generación”, una nueva modalidad de cliente que personaliza una de las nuevas tendencias de mercado ante la que los titulares del negocio turístico deben posicionarse. Lo previene la Organización Mundial de Turismo (OMT): “Es un viajero experimentado buscador de experiencias”. A partir de ahí, ya pueden deducir que, tal como avanza la implantación de nuevas tecnologías en los terminales del sector, hay que lanzarse a su captación.
            Claro, porque la experiencia que atesora no sólo le impulsa a explorar nuevas rutas, ofertas distintas y hasta sensaciones diferentes. Le lleva también a elevar su propio techo de exigencias pues para eso se supone que se desenvuelve bien en el ciberespacio y en las redes sociales. El “turista de tercera generación” es, pues, un cliente muy tecnificado e hiperconectado, muy exigente y muy sensible a las deficiencias que le cuesta aceptar o pide que se resuelvan a un clic, de modo que si no ocurre así, se sentirá incómodo y con ganas de probar en sitios mejor dotados. Pensemos que viene de utilizar una panoplia tecnológica más o menos avanzada desde que preparó su viaje, luego pedirá establecimientos accesibles y sostenibles, más allá de los recursos convencionales.
            El factor tecnológico es, pues, primordial. No iba a quedar el sector al margen de esta revolución. Otra cosa es el ritmo al que vaya. Pero que debe estar preparado para fenómenos como el que comentamos, seguro. Quien quede excluido de esta carrera -que tomen nota los destinos turísticos maduros- estará quedándose desfasado y desplazado, con muy reducido margen de competitividad.
            Vendrá luego el debate: si este tipo de turista está menos humanizado o se va a comportar de forma mecánica o cómo hacer frente a clientela de dos velocidades. Que sus gustos son otros, es un hecho. El mismo secretario general de la OMT, Taleb Rifai, afirma que el eje turístico mundial se está desplazando. Entonces, hay que hacer frente a mercados de clientes caracterizados por las exigencias de su experiencia y de su diversidad. Hasta hace nada, hablábamos de turismo cultural, gastronómico, naturalista, de senderismo  o de aventura. Habrá que estar preparados para identificar y conocer a fondo al turista de tercera generación, ese que tiene un sustrato de diversidad etnográfica, religiosa, cultural y costumbrista, alimentado cada vez más por el uso de las nuevas tecnologías. Valga este otro dato: en la última edición de la World Travel Market (Londres), una encuesta entre empresas reveló que sólo el 27% de las mismas está preparada para atender, como lo esperan, los nuevos mercados.
            No queda trabajo ni nada.

sábado, 2 de febrero de 2013

VERSOS DEL ESPÍRITU BURLÓN


Hemos rescatado versos populares, algunos de los cuales circularon en cierta época de forma clandestina, robusteciendo el dicho ‘En lenguas del Puerto te veas’, al que hemos aludido también en varias ocasiones. Eran curiosas creaciones, cargadas de ironía y hasta de un sentido satírico que perseguía la burla y descalificación de personas. Hubo quien las memorizó, para repetirlas en conversaciones, hasta hace unos años en voz baja, por temor a ofender a algún posible pariente o allegado. Y hubo quien conservó manuscritos esos versos curiosos que, aflorando nuevamente, despiertan gracia y permiten entender las claves de diversión de la época.
Así ocurrió con un personaje que aparece en el Puerto de la Cruz en plena guerra española. Un turista, elegante, vestido de negro, al parecer de origen cubano, que se alojó en la pensión “Thomsom” que, junto a la de Machado y “Brisas del Teide”, constituían parte de la planta alojativa de la ciudad, donde ya lucían los hoteles Taoro, Martiánez, Marquesa y Monopol.
Se llamaba Cienfuegos. Cuenta Manolo Álamo, haciendo alarde de memoria, que trabó amistad con varias personas del pueblo, con sus apodos, faltaría más, como Pepe el Negro, (a quien llamaba Chepe), Heleno Pérez (a quien identificó como Miguel Ligero), Cándida la Figurina y Fernando el Gato, a quien Cienfuegos bautizó como Fernandito el Cantinero del cinema aristocrático (en referencia al teatro-cine Topham). Es el propio Álamo quien evoca al verseador.
Algo le debió pasar con Pepe o Chepe el Negro, cuando le dedicó estos versos:
“Chepe el Negro, relamido, con palabras traicioneras/ falso que nunca ha tenido/ otro norte que el dinero/ si lo invitas a tu casa/ cierra bien todo con llave/ porque puede ser que se abra/ llevándose unas cositas/ para después saber decir:/ ¡fue por las copitas!”.
Cuando escribió la Figurina, es probable que se refiriera a una entrañable mujer portuense, Cándida apodada la Pirulina. En estos términos:
“La Figurina/ aquella mujer pálida, flaquilla/ que en otro tiempo fue bella/ y vive por La Ranilla…”.
Finalmente, a Heleno Pérez le identificó como Miguel Ligero:
“Al cuco Miguel Ligero/ si no domina su risa/ por burlón y majadero/ le taparé el agujero/ del cuello de la camisa”.
En fin, versos para una época de tribulaciones y penurias, para animar la vida de un pueblo de espíritu burlón. Gracias a Álamo por su aportación.

viernes, 1 de febrero de 2013

CUÁNTO ABSURDO, CUÁNTA INCONGRUENCIA

Cada vez más complicada la política catalana, cuanto la envuelve es poco seductor, poco atractivo. Resignación o no, lo cierto es que, desde hace algún tiempo, damos por hecho que algún día Catalunya dejará de ser parte de España. No sabemos cuándo ni con qué fórmula, ni con cuantas fracturas. Pero lo será: el sentimiento chocará con todos los obstáculos pero no se detendrá y seguirá apremiando y extendiéndose. Hasta que llegue a su meta.


Entretanto, episodios para reír o para llorar, según se quiera.

Resulta que cuando la toma de posesión de Artur Mas, hace pocas semanas, un cuadro de Su Majestad el Rey fue tapado con tela negra. Otra raya del tigre ese al que todo el mundo acepta. O da por imposible.

Y ayer, el presidente de la Generalitat visita al monarca en una reunión “que forma parte del trabajo, de la cortesía y del diálogo”.

Imposible mayor contradicción, por ser benevolentes con lo que de verdad inspira la situación. Entonces, aquel acto de toma de posesión, con el retrato real velado, no era parte del trabajo, no era una expresión de cortesía ni era base de diálogo.

Era otra manera de simbolizar la rebeldía, el separatismo, lo inaceptable de una forma de democracia y de una jefatura de Estado que no se quiere reconocer.

Semanas después, el retrato se hizo carne y fue saludada ‘in person’. Trabajo, cortesía y diálogo, justificantes; o sea, justo lo que no se quería hacer o aparentar cuando, saltándose el elemental respeto, taparon con tela negra un cuadro que debía molestar.

Cuánta falsedad, cuánta estupidez, cuánto absurdo, cuánto contrasentido, cuánta incongruencia…

De charanga y pandereta.