miércoles, 3 de julio de 2013

IMPRESIÓN VERSUS DIGITAL

Creíamos que no sobrevivirá. Así lo expusimos en un trabajo realizado por alumnos de La Laguna. Estábamos convencidos de que la crisis se llevaría por delante también la prensa escrita. Albergábamos otra convicción, tal se deriva del sustantivo cambio en los hábitos de lectura y de acceso a la información: la edición impresa experimentará una notable transformación, habrá otros productos y quedará reducida a los fines de semana o a un semanario.
            Sin embargo, estudios recientes, promovidos por el estadounidense Instituto Poynter (una escuela dedicada a formar periodistas de calidad “para garantizar la participación democrática”), indican lo contrario, hasta el punto de concluir que el periodismo impreso seguirá conviviendo muchos años con el digital. Tales estudios recogen la opinión de estudiosos y profesionales que convergen a la hora de señalar que la modalidad digital avanza de forma imparable y eso obliga a los editores a preparar convenientemente el terreno y las condiciones para cuando se produzca el cruce, de aquí a unas décadas.
            Surgirá entonces un híbrido, dicen. Y estaremos ante un nuevo modelo de negocio que irá moldeándose y para el que se requerirán, naturalmente, habilidades que sepan combinar cuantos elementos generen nuevos productos que, por encima de todo, serán autoexigentes -en lógica correspondencia a la evolución de las tendencias sociales- y competitivos. Importará más la calidad de la información que el anticipo o la inmediatez de la misma. De hecho, así se viene observando en la sucesiva aparición de plataformas y diarios digitales.
            La reducción de ingresos (sobre todo, los publicitarios) y la minoración de las ventas directas, unidas a otros factores de competencia, entre ellos el mercado laboral, han hecho temer lo peor para las ediciones impresas. Ni siquiera se sabe si prevalecerán las ayudas oficiales para la adquisición del papel. Cierto que los lectores habituales de esta fórmula se resisten (se vuelve a compartir, como antaño, y a recortar) pero las tiradas son cada vez más reducidas. Las cifras que conocimos personalmente hace poco, procedentes de una impresora local que editaba decenas de cabeceras y los ejemplares de los grandes rotativos nacionales, son decrecientes de forma galopante e invitan a hablar de crisis sin miramientos.
            Pero los norteamericanos quieren aguantar. El director ejecutivo de la International News Media Marketing Association (INMA), Earl Wilkinson, es contundente en uno de esos estudios de Poynter al afirmar que “la muerte del periódico es una de las grandes exageraciones surgidas del colapso económico de hoy”. Es más, para este especialista, la discusión impresión versus digital “es de ciencia ficción”. Al admitir, en cualquier caso, que la generalización del formato digital es un hecho imparable, se pregunta por el “cuándo” sucederá ese punto de encuentro entre ambos modelos de aquí a 2100. Por eso señala que las empresas y los medios de comunicación deben afanarse en los preparativos para cuando llegue ese momento.

            Entonces, hay que aprender a convivir con esas dos modalidades, aun cuando una de ellas parece que ha tomado la delantera y progresivamente va produciendo cambios en las preferencias y en los hábitos de lectura. No habrá pugilato, como dice Wilkinson, pero las percepciones que van quedando son contrarias. De ahí la importancia de la imaginación y de las alternativas que surjan para seguir creyendo que el periódico impreso sobrevivirá.

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