viernes, 12 de julio de 2013

EL TSUNAMI

Es digna de reconocimiento la resistencia estoica de aquellos cargos públicos y militantes del Partido Popular que se esmeran para ofrecer explicaciones, más allá del silencio que debe venir impuesto desde las alturas y que aconsejan las cada vez mayores evidencias de irregularidades en un aspecto de su funcionamiento interno.


Es un ejercicio costoso, no hay duda. Algo más que ir contracorriente, procurando encontrar atajos o desviando los tiros hacia terrenos teóricamente más favorables.

Pero es complicado y es otra consecuencia de una gestión tan extraña como poco acertada de la crisis que alumbró el ex tesorero, a quien algunos de sus compañeros, por cierto, le han anulado la presunción de inocencia, con declaraciones o con descalificaciones que pretenden situarle como responsable exclusivo del desaguisado.

El Partido Popular, sencillamente, se ha visto desbordado por los acontecimientos. El tsunami lo ha envuelto sin que los muros, dique4s y contradiques han servido de contención. Prefirieron una estrategia de dejar pasar y de despachar con declaraciones más o menos afortunadas, sin percatarse de que hay otras partes en juego y de que hasta el fuego amigo podía surtir sus efectos.

El problema, lo hemos sostenido desde hace tiempo, es que en la derecha todos se saben lo de todos y claro, cuando brota la chispa, es difícil impedir y controlar el siniestro. Los acontecimientos más recientes así lo prueban.

Todo es grave, hasta que se pruebe lo contrario, esa conjunción de factores que supuestamente (Floriano dixit) desembocó en una causa general contra el partido. Y dentro de esa gravedad, negar el debate en el Parlamento, bloquear la comparecencia del presidente del Gobierno demuestra no sólo una falta de respeto a la institución (qué tiempos aquellos en los que el PP se ufanaba de querer debatirlo todo en órganos parlamentarios) sino a la misma transparencia que se recomienda, después de todo lo ocurrido, para el conocimiento de los asuntos públicos.

Este lo es: la financiación del partido gubernamental. Interesa a cuantos componen la organización como al conjunto de los ciudadanos, buena parte de los cuales están más que alejados de la política, asqueados. Acumulan demasiados silencios y demasiados errores estratégicos en la gestión de la crisis: el tsunami ha envuelto al Partido Popular y los aliados mediáticos cada vez tienen menos capacidad de resistencia.

Lo peor es que la sombra de sospecha se agiganta por horas.



No hay comentarios: