sábado, 29 de junio de 2013

RESCATAR EL TAORO

Rescatar el Taoro, el antiguo hotel, el antiguo casino. Rescatarlo del cierre y del abandono casi total -todavía andan allí las dependencias del Consorcio de Rehabilitación Turística- y reactivarlo, proporcionando un uso que haga del emblemático inmueble lo que sea menos la visible coronación de la ciudad, un edificio que otrora plasmara el esplendor turístico de la misma y ahora sea reflejo de su proceso de decadencia.
En esa causa hemos volcado afanes en el pasado. Desde que se consumó el traslado del casino de juego al complejo turístico Costa Martiánez, advertimos, en el ejercicio de responsabilidades públicas, que era necesario no dejar pasar mucho tiempo con el edificio vacío, o más, sin saber qué hacer. Que la estampa de abandono se podía prolongar y que los daños derivados harían más difícil cualquier solución con el paso del tiempo. La primera, desde luego, era -y es- muy preocupante: el emplazamiento, en pleno parque, en una zona privilegiada del término municipal, requiere actividad para evitar la estampa de edificación fantasmagórica con un entorno pletórico de atractivos pero que, por tal circunstancia, pierde atractivo.
Creíamos que había llegado el momento de intentar la restitución del uso turístico. Volver a hotel, en definitiva. Siempre fuimos partidarios de enriquecer la oferta alojativa portuense con un par de establecimientos de máxima categoría. Y el Taoro era uno de ellos. Creíamos que era posible hablar nuevamente del Gran Hotel Taoro, de ahí que llegáramos a sugerir una operación similar a la que el Cabildo Insular había emprendido con el Mencey, en la capital tinerfeña. La corporación insular, una vez que los informes de sus técnicos despejaron el camino, afrontó el reto. Pero no salió bien, tras dos intentos, tras la convocatoria de un concurso público en el que la iniciativa privada, acaso reflejo de la crisis, no mostró interés y no participó. Conclusión: pasan los meses y los años y el edificio prolonga su cierre.
La noticia es que se intenta de nuevo, ampliando los usos en las bases del concurso que se volverá a convocar. Se trata de hacerlo más atractivo para los hipotéticos inversores. Y según puede leerse en información periodística, no necesariamente tendrán aquéllos que ceñirse o concentrarse en la explotación hotelera. Se precisa, en cualquier caso, que tales usos deben estar vinculados al turismo y favorecer la oferta desde este sector productivo.
No se dice ni se insinúa pero es probable que tal orientación anticipe alguna idea o algún perfil de lo que se pueda hacer en el Taoro, por ejemplo, que retorne el casino de juego o que sea factible la habilitación de instalaciones que la ciudad, ahora mismo, no dispone. Aun cuando, en ese sentido, habrá que delimitar muy bien los contenidos del futuro parque marítimo para contrastar la idoneidad de la localización de esas instalaciones. El hecho de que en el nuevo pliego de condiciones del concurso del Cabildo se amplíe la edificabilidad de parcelas próximas o se prevea la construcción de aparcamientos subterráneos que complementen una dotación comercial da a entender que tales perfiles se alejan, en efecto, de un uso residencial turístico convencional.
Otros aspectos, como la reversión del cánon, descontable de la inversión que efectúe el concesionario, o el tiempo de explotación, son también considerados como un reclamo para la iniciativa privada, de la que muchos portuenses siguen esperando que se moje.
Dejemos hacer. A ver si en las próximas semanas se aprueba y se publica el pliego y verifiquemos cuál es la respuesta. Tercer intento: ojalá sea el válido y definitivo.


viernes, 28 de junio de 2013

BATALLAS PERDIDAS

En un programa televisivo de humor, reproducen la reacción de un altavoz del derechío mediático a propósito de la reconsideración del ministro Wert sobre la nota de corte para acceder a becas. Inconfundible malestar con los resabios de siempre, reproches al partido gubernamental incluidos: "Las batallas de las ideas siempre las gana la izquierda", dice el periodista con indisimulada contrariedad.
No es que llame mucho la atención, ciertamente, esta reacción. Si acaso, sirve para evidenciar la contradicción de quienes se plantean esto como una batalla ideológica. Ya es significativo, desde luego, que quienes acusaban a gobiernos socialistas de intransigentes, de poco humildes y de poco dados a la reconsideración de medidas que ellos mismos se encargaban de dimensionar como sectarias o perjudiciales, ahora traguen sapos y critiquen a un ministro que, consciente de lo que se le había echado encima, no ha tenido más remedio que dar marcha atrás. 
Esa es la batalla de las ideas perdida, al menos para ese programa del medio donde una noche sí y otra también, por lo que cuentan, hacen méritos verbales para ver quién es más antisocialista.
Ya es significativo también que sean prácticamente los mismos que en su día defenestraban al anterior presidente del Gobierno por su radicalismo, quienes se muestren tan fundamentalistas. Se ve que no les gusta cómo recula la derecha proclive al ultraconservadurismo. ¿Qué habrán dicho, sobre todo en privado, de las palabras de presentación de Rodríguez Zapatero por parte de un ex ministro del Partido Popular en una conferencia pblica?
Si te cogen...

jueves, 27 de junio de 2013

PREFERENTES EN CALZONCILLOS

Algo más que llamar la atención.
No, no era el minuto de gloria.
Más que un gesto y más una pose.
Acaso un testimonio desgarrador que entremezclaba rabia e impotencia.
Era el canto postrero de rebeldía improductiva.
Las llamaban preferentes, un producto bancario en el que el hombre volcó los esfuerzos, los ahorros de toda una vida, unos cincuenta mil euros.
Las preferentes tenían más de indecentes. Cuando fue a reclamar lo suyo ante el director que las había vendido, ya se había fugado.
No tuvo reparo siquiera en su condición de invidente. No vio lo que firmaba, claro. Pero sí se lo habrán leído, un suponer.
No, eso sería demasiada honestidad, un acto preventivo: fue otro engaño. Un dolo, un fraude, un abuso pues. De la bondad, de la ingenuidad, de la ignorancia.
Por ello, ese canto postrero tenía más valor. Era una imagen para la posteridad, nunca mejor empleado. La posteridad de un problema que se atreven a tratar de resolver con anuncios publicitarios en los que se dice que entre todos hemos saneado el sector bancario. ¡Quién dijo escrúpulos!
El canto postrero en calzoncillos. “Así me han dejado”, exclamaba el ciego. Se lo decía allí, ante su cara, ante el rostro avergonzado ¿avergonzado? De quienes respondían, de alguna manera, del desaguisado en la España del latrocinio impune. El hombre invidente no necesitó ayuda: se desvistió en solitario, para mayor escarnio de banqueros y ejecutivos que habían colocado, por si las moscas, personal de seguridad en el escenario. Le habían dejado en calzoncillos y él lo explicitó de forma tan gráfica.
Nunca se vio una protesta tan gráfica en medio del desespero. Nadie de la entidad se acercó a pedirle perdón. ¿Perdón? Pero ¿conocerán ese vocablo quienes han hecho gala de tanta insensibilidad?
Para la historia ha quedado esa determinación. Hasta curiosidad se siente por saber cómo recogió el hecho el secretario de actas de la Junta General y cómo la ha reflejado. Si lo hizo tal cual lo hemos visto en televisión, dentro de cien años, los historiadores tendrán un excelente material para tratar de explicar que un español invidente, al que su banco le hizo perder cincuenta mil euros, se tuvo que desnudar delante de los rectores y de otros afectados para decir lo que sentía.
Nunca una estafa -para colmo, cometida en el marco de algo sustantivado como preferente- encontró reacción más diáfana. El hombre no sacó un arma, no intentó agredir, no insultó, no cometió escrache… Nada. Se limitó a quedarse en calzoncillos.
Nada, tranquilos… Puede que los responsables sigan riéndose y cuenten el hecho como una anécdota. Y es probable que los historiadores, dentro de un siglo, hablen de enajenación mental transitoria.
Que alguien deje constancia: por millones de euros evaporados.


miércoles, 26 de junio de 2013

PENA POR LA CIENCIA

El presidente de la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), Carlos Andradas, era rotundo en unas declaraciones públicas recientes: “No es que los científicos se sientan huérfanos sino que el Gobierno desprecia la ciencia”. No haber entregado al Gobierno, como era su propósito, una denominada Segunda Carta por la Ciencia, firmada por cuarenta y cinco mil personas (de las que unas diez mil son investigadores y científicos) y avalada por la Conferencia de Rectores de España; y comprobar que la holgada mayoría parlamentaria popular rechazaba la iniciativa socialista que asumía los contenidos de la referida Carta, hacían más patente de la desazón de Andradas. Ni el anuncio televisivo en que los futbolistas internacionales españoles aplauden y estimulan el quehacer de destacadas personalidades de la ciencia ha ablandado el parecer del Gobierno y de su soporte parlamentario.
            Los científicos quieren la inmediata puesta en marcha del Plan Estatal de Investigación más Desarrollo más innovación (I+D+i) 2013; que se mantenga la inversión pública en ciencia básica; que se ejecute el 100% de los presupuestos aprobados para I+D+i y la materialización de una Estrategia específica en este concepto con inversiones que permitan cumplir el compromiso de una inversión del 2% del Producto Interior Brito (PIB) en el período 2013-16.
            Son absolutamente consecuentes las reivindicaciones de los científicos, escamados desde aquella restricción de unos seiscientos millones de euros en el presupuesto que engloba la I+D+i, decidida por Mariano Rajoy, tras apenas haber accedido a la presidencia del Gobierno. Recordemos que en el organigrama de su gabinete, fue suprimido el ministerio de Ciencia e Innovación, convertido en una Secretaría de Estado. Desde entonces, los recelos de la comunidad científica no han hecho más que redoblarse: demasiados recortes y muchas medidas reduccionistas que han ido minando la moral y la capacidad de acción.
            La ciencia española se percató inmediatamente de que era un camino equivocado el que seguía el ejecutivo. Una de las primeras consecuencias: resurgía la “fuga de cerebros”, ya conocida y experimentada en otra etapa de nuestra historia. Ahora huyen de la precariedad de medios, salen al extranjero o se presentan a concursos televisivos para poder completar sus trabajos u obtener alguna fuente de financiación para poder hacerlo. Algunos de esos trabajos, por cierto, han obtenido resultados sobresalientes.
            Entonces, hubo una primera Carta por la Ciencia de la que se extrae el siguiente significativo párrafo: “Asistimos a un lamentable y vergonzoso espectáculo en el que investigadores de muchos centros están siendo despedidos de la noche a la mañana, y centros de investigación destinados a convertirse en referentes europeos han llegado casi al extremo de tener que financiarse a través de la mendicidad”.
            No ha corrido mejor suerte la segunda Carta, en la que los científicos han constatado una suerte de exclusión, absolutamente inasumible. Que el Gobierno no haya querido recibirla solo abona esa impresión de desprecio que condensa en su declaración Carlos Andradas. Que eso se traduzca, además, en que los contenidos presupuestarios no son reconsiderados ni que hay más inversiones en I+D+i, revela algo más que insensibilidad por el futuro.

            Penoso.

martes, 25 de junio de 2013

SALVAR A LA RADIOTELEVISIÓN PÚBLICA GRIEGA

El Consejo de Estado de Grecia, una especie de Tribunal Supremo Administrativo, ordenó días pasados el restablecimiento de la señal de la radiotelevisión pública de aquel país, ERT, a negro por una decisión unilateral del primer ministro, Andonis Samarás. Los trabajadores estaban dispuestos a resistir hasta donde pudieran -estaban emitiendo vía internet y habían presentado un recurso contra la desaparición de la cadena- mientras se abría una crisis de gobierno y se iban acumulando reacciones de organizaciones profesionales claramente contrarias al cierre. Fue llamativo que el único partido conforme con la medida era el ultraderechista o neonazi, Amanecer Dorado. España no fue ajena, por cierto, y la presidenta de la Federación de las Asociaciones de la Prensa de España (FAPE), Elsa González, expresó el apoyo a los trabajadores y se sumó a las protestas que había manifestado la organización internacional en la que se integra.
            Mientras se sucedían los acontecimientos, algunos, en círculos más próximos, aprovechaban para identificarse con la medida de cierre y sugerían que en nuestra tierra o en nuestro país debía hacerse, poco más o menos, lo mismo. Con escaso fundamento, sus elementales explicaciones desembocaban en el estuario demagógico: consecuencias de ahorro en el sector público, destino alternativo de los recursos destinados para tal fin y favorecimiento de la iniciativa privada. Ni la más mínima consideración, por supuesto, del carácter del servicio público y del desempleo automáticamente engrosado (en el caso de los griegos, tres mil personas). Además de demagogia, ignorancia. Pero bueno… Otra cosa es que se reabriese el debate sobre el modelo de radiotelevisión pública y ahí ya la controversia se desate, hasta con paradójicas curiosidades: mientras la pérdida de credibilidad y liderazgo de los informativos de la radiotelevisión pública española se acentúa, el hecho sólo parece preocupar a los profesionales que salieron el pasado fin de semana a las calles de Madrid en demanda de estabilidad en el empleo, de preservar el carácter público en todos los sentidos y de afrontar el futuro con seguridad. Las circunstancias que concurren condicionan ese debate pero tenerlo, hay que tenerlo. Y concluirlo de la forma más positiva para los intereses generales.
            Volviendo a Grecia, otra organización profesional, la Federación Europea de Periodistas (EFJ), dejó bien clara su postura que facilita una adecuada comprensión del problema y sus repercusiones: la decisión del Gobierno heleno era un monumento al absurdo. Por consiguiente, un duro golpe a la democracia, al pluralismo de los medios de comunicación y al periodismo, cada vez más duro de ejercer en los tiempos que corren. La pérdida del derecho a una información honesta, sensata e imparcial que tienen los ciudadanos griegos fue otro de los factores señalados por la EFJ.
            Los medios de aquel país respondieron con un generoso sentido de la solidaridad responsable. Algunos, incluso de titularidad privada,  llegaron a dejar de emitir o publicarse. Se sucedieron las movilizaciones y los paros. El resultado es que el primer ministro Samarás tuvo que rectificar. La determinación del Consejo de Estado valió para salvar a la radiotelevisión pública de Grecia. A la espera de la creación de una nueva corporación y con un notorio reajuste de personal, su señal seguirá en el aire que, a la espera de otras decisiones, es lo que más importa.

            Si en medio de la crisis, el sacrificio impuesto por los poderes económico-financieros internacionales conlleva la pérdida de medios públicos de comunicación, es para echarse a temblar. Bendita reacción griega: el precedente, acompañado de resignación, estaba haciendo temblar los cimientos. No le faltaba claque.

lunes, 24 de junio de 2013

CIFRAS DE BONANZA

El mejor mayo en una década. Así puede resumirse la estadística de Movimientos Turísticos en Frontera (FRONTUR) referida a Canarias. Acogió a más de seiscientos noventa mil turistas, un 8,5% más que el mismo mes del pasado año. Lo que son las cosas: mayo -y en muchos casos, junio-, mes maldito, mes terrible, período de sufrimiento para todo el mundo en núcleos turísticos, convertido en época de bonanza. Mayo y buena parte de junio eran aprovechados, efectivamente, para cerrar el hotel o el restaurante, hacer obras o trabajos de reparación y mantenimiento. Todos se sabían la lección: en Europa, exámenes de estudiantes, declaración de la renta, preparativos de vacaciones estivales…, en definitiva, una cautela que repercutía en los mercados emisores. Era la expresión de la estacionalidad en las islas y la antesala de lo que luego sería, durante años, la gran irrupción del mercado nacional. Aquel titular -¿recuerdan?- tantas veces repetido: “El turismo peninsular ha salvado el verano”.
            Desde 2001, año en que fueron registrados setecientos seis mil ochenta y cuatro visitantes, según la misma fuente, no se alcanzaba una cifra tan alta. Los datos de este año -llamativos, en todos los sentidos- han hecho que los acumulados vuelvan a ser positivos después de que hasta abril pasado fueran todo lo contrario. En España, 19,8 millones de visitantes extranjeros, un 3,9% más con respecto a los cinco primeros meses del pasado año. Canarias alcanzó, en este mismo cómputo temporal de 2013, el 21,7% de los turistas extranjeros que visitaron España: 5,8 millones, concretamente, en mayo. El aumento de un 10,5% de turistas procedente del Reino Unido pone de relieve nuevamente la importancia de este mercado. Pero habrá que estar atentos también a la evolución del mercado ruso que experimentó en nuestro país, durante el ciclo analizado, un incremento considerable.
            Se rompe pues la tradicional tendencia de menos visitantes y menor ocupación, por lo que cabe congratularse. El negocio turístico viene intentando estabilizarse pero todos sabemos que no es fácil. Hasta algunos hechos que suceden en la escena internacional son interpretados de inmediato como favorables por el presumible desvío de flujos hacia lugares menos conflictivos o arriesgados. Habría que ser más moderados en ese sentido y más exigentes en otros aspectos, de orden interno, para esmerarse en los márgenes de competitividad y ganar la fidelidad de los clientes. Abaratamiento de tasas aeroportuarias, mejora de la oferta alojativa y del destino, especialización, atracción por eventos relevantes, experimentación de nuevas tendencias y desarrollo tecnológico son factores en los que se debe incidir. Mucho más que en el aprovechamiento comercial del litoral, dudosamente beneficioso.

Y es que en la letra pequeña de estos estudios demoscópicos, hay que leer también, por ejemplo, el aumento del denominado ‘alojamiento no hotelero’ (10,4%), o la subida en un 7,9% de los viajes sin paquete turístico. Al por qué de tales registros en esos conceptos también hay que dedicar atención.

sábado, 22 de junio de 2013

REALIDAD VERSUS MISTERIO

Realidad versus misterio. Juan Carlos (Juanca) Romero Hasmen, autor de Catástrofe 77 El viaje interrumpido (Círculo Rojo Editorial), decidió hacer un ensayo que profundiza en el terrible accidente del aeropuerto de Los Rodeos, cuando chocaron dos aviones Jumbo (KLM y PAN-AM) el 27 de marzo de 1977, y en los enigmas -alguno, auténtica leyenda popular- que envuelven la citada instalación y su entorno.
Presentó su libro en el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC), diferenciando las dos partes de su contenido: una primera basada en un trabajo periodístico de investigación que recoge la versión oficial del accidente, muy explicativa de todo lo que sucedió aquella fatídica tarde de domingo; y una segunda en la que desgrana creencias, misterios y derivados antropológicos, en definitiva un relato de lo insólito.
El autor dedicó frases elogiosas al periodista televisivo Santiago Vázquez (TVE) que redactó el prólogo, un anticipo de páginas que describen el peor accidente de la historia de la aviación comercial. La explosión de un artefacto en el edificio terminal del aeropuerto de Gando (Gran Canaria), reivindicada por la organización independentista MPAIAC, determinó el cierre de la instalación y el desvío de los aviones al aeropuerto más cercano, en este caso, Los Rodeos, en el norte de Tenerife. La densa niebla y una cadena de errores sustanciaron la fatalidad.
Romero Hasmen se preocupa de no especular, tanto en las páginas como en la exposición verbal de su síntesis. Se apoya en versiones como la del superviviente Norman Williams, y en la de Marilyn Rossner, considerada como la mejor médium del mundo. Aporta imágenes, grabaciones y gráficos del lugar de los hechos. Su exhaustiva investigación, que empezó a bordo de un vuelo que despegó desde el mismo aeropuerto, refresca el suceso, especialmente para quienes albergan en su memoria aterradoras imágenes y un penetrante e indescriptible olor a carne humada abrasada.
Explicó Romero también las apariciones y las premoniciones, las situaciones insólitas y las coincidencias que proporcionan un aire de misterio a la tragedia, puestos a encontrar vínculos. Habla de seres errantes, de soldados renuentes, de sobres lacrados que contenían informaciones o titulares de periódicos que reflejaban con antelación lo que luego sucedería, de montañas próximas horadadas para preparar sabe Dios qué mecanismos, la célebre equis roja de la controversia sobre el lugar donde debía o no ser construido el aeropuerto y el malestar o el insomnio de trabajadores que ese día, curiosamente, no acudieron a su puesto tras la mala noche padecida…
La obra de Romero es una contribución al mejor conocimiento de aquella catástrofe, de aquel viaje interrumpido por un cúmulo de fatalidades, algunas de cuyas incógnitas siguen aún sin despejar.


viernes, 21 de junio de 2013

DESBLOQUEAR EL BOTÁNICO

Desde el distribuidor de la autovía, próximo al antiguo empaquetado, la visión es desoladora. Quienes circulan a diario -hablamos de una de las carreteras más transitadas de la isla- ya se han familiarizado: es una prolongada estampa de abandono, acentuada por los muros de piedra exteriores, ya concluidos. Turistas que hayan repetido visita durante los últimos años, impresión negativa que habrán almacenado. Ciudadanos que pasan, ven, mueven la cabeza o se preguntan qué pasa con esto o cuándo lo terminarán, descontento y crítica servida en bandeja.
            Porque es demasiado tiempo, en efecto, el de las obras inacabadas de ampliación del Jardín de Aclimatación de La Orotava, popularmente conocido por Jardín Botánico, el segundo en antigüedad de toda España cuyos orígenes hay que situar en el reinado de Carlos III. El Jardín es resultante de las actividades desarrolladas durante la Ilustración o el Siglo de las luces. En un interesantísimo trabajo, el que fuera jefe de la Unidad de Botánica del recinto, Arnoldo Santos Guerra, revela que la Real Orden para el establecimiento fue firmada en el palacio de La Granja (Segovia), fruto de las gestiones hechas por Alonso de Nava y Grimón, apoyadas por el ministro de Justicia, Porlier Sopranis. Al fallecimiento de Carlos III, la memoria y los planos de que se disponía fueron remitidos por Nava a la Corte para el emplazamiento definitivo y la construcción del Jardín, hasta que fueron aprobados por el sucesor, el Rey Carlos IV.
            En la historia más reciente hay que consignar el uso deportivo transitorio, la utilización como helisuperficie, la preservación en los respectivos planeamientos de los terrenos para la concreta finalidad de ampliación y la realización del proyecto mediante consignaciones plurianuales en los Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma y de otras instituciones públicas. Pero tal realización ha quedado incompleta, por lo que, de la misma forma que lo reivindicamos en su día como recurso científico-turístico, e impulsamos la viabilidad de la actuación (1999-2003) con el extraordinario apoyo de quien fuera excelente director general de la consejería de Agricultura y Pesca del Gobierno autónomo, Manuel Fernández Galván, ahora planteamos la necesidad de desbloquear las obras paralizadas que, según hemos sabido en el Consorcio de Rehabilitación Turística, consistirían en la dotación de vegetación a la zona circundante al área de agua y en la habilitación de la conexión de acceso desde el recinto original. Quedan también los equipamientos del centro de visitantes y de los servicios interiores complementarios para los que se ha pensado en una gestión externa. Las intenciones que se tienen son las de poner en funcionamiento el nuevo Jardín durante el primer semestre del próximo año.

            Ojalá fructifiquen los propósitos. Con tal de no extender la estampa de parálisis y abandono, tan visible desde la autovía, hasta se agradecería que las obras pendientes se reanudaran.

jueves, 20 de junio de 2013

SUPERAR LA DECADENCIA

¿Puede una ciudad en la que permanece cerrada y sin equipamiento desde hace años una biblioteca pública nueva pensar en actuaciones infraestructurales de alto nivel, alguna ideada como panacea de su sostén productivo? ¿No se aburre esa misma ciudad de contemplar cómo se prolonga el estado inacabado de las obras de ampliación de uno de sus principales recursos científico-turísticos como es el Jardín Botánico? ¿Puede seguir soñando con inversiones y proyectos concebidos para modificar su realidad y su propia condición de destino turístico?
            Las interrogantes apuntan contradicciones, claro que sí. El Puerto de la Cruz trata de superar un progresivo proceso de decadencia a la vez que se debate entre incongruencias, incertidumbre y, sobre todo, escepticismo de sus habitantes y agentes sociales. Un Consorcio de Rehabilitación Turística, enmarcado en la estrategia nacional Turismo 2020 y que agrupa a varias administraciones públicas que han dejado la puerta abierta a la iniciativa privada, intenta, a duras penas, inyectar optimismo y afrontar una profunda tarea de renovación, cambiando incluso hábitos y enfoques de los operadores turísticos.
            Quiere proyectar la ciudad, situarla sin reservas en el primer plano de competitividad, desmontando clichés, exprimiendo valores tradicionales y renovando recursos. Hasta ahora, su obra de planificación es bastante estimable, en algunos casos con una visión muy rompedora o vanguardista, apta para pensar en un porvenir más fecundo; pero se empieza a pedir al Consorcio hechos tangibles y salvo unas pocas acciones puntuales, la respuesta es a todas luces insuficiente. Para colmo, ha habido momentos en que los propios responsables del Consorcio parecían incrédulos o poco entusiasmados con lo que hacían. Acaso porque están más preocupados en la política efectista y cortoplacista, no son conscientes de que es una especie de último tren que pasa y al que hay que subirse como sea para intentar materializar los propósitos anteriormente señalados, esto es, paliar la crisis, diseñar y construir un nuevo Puerto de la Cruz, más atractivo, con más reclamos y en condiciones de competir en los mercados nacional y extranjero.
            Se trata de un destino turístico diferenciado, con una indeclinable vocación, con unos encantos inigualables… Una ciudad donde todo está al alcance. La que marcó tendencia, la que brindó generosamente sus atractivos naturales, la que reúne una oferta difícilmente comparable. Se diría que el Puerto nació para ser turístico. Su pasado -errores urbanísticos aparte- es un modelo de cómo abrirse a las corrientes sociales, de cómo prestar unos servicios, de cómo modular su oferta y de cómo producir una singular fidelización de sus visitantes.
            Ahora intenta remontar. Pero muchas personas no terminan de aceptar que el esplendor del pasado no volverá. Por tanto, son poco útiles la nostalgia y sus utilitarismos derivados. Ha de salir en busca de otro tiempo más brillante pero debe fabricarlo con nuevos soportes, con respuestas innovadoras y con clara voluntad de cualificar sus productos, si es preciso, especializados, pues no faltan mimbres o costuras para lograrlo.
Un modelo propio
La lucha, desde hace años, es dotarse de un modelo turístico propio. El sector privado ha sido poco sensible con esta necesidad y ha sido poco participativo. Se queja, a veces con razón, del tratamiento poco favorable concedido desde la administración local o desde las instancias políticas. Lo cierto es que, cuando lo tuvo a su alcance, no quiso contribuir, acaso por otros intereses. El Puerto, como producto turístico,  no puede circunscribirse en ninguno de los modelos establecidos porque tiene un poco de cada uno, aunque en la actualidad ninguno de ellos posee atractivo suficiente como para generar una demanda específica.

No existen eventos culturales, religiosos o de salud de relevancia suficiente. Cuando han surgido y han querido consolidarse, siempre a base de tesón, se topa con una extraña manía de reventarlos desde dentro. Pero es evidente que se precisan uno o dos acontecimientos sobresalientes al año con la sana ambición, entre otras cosas, de promocionar el destino.  Hay que añadirlos a la base casi exclusiva de sol y playa. Hay que aprender de los errores del pasado. El desarrollo turístico de los 70 hizo mucho daño y ahora nos encontramos con una planta alojativa algo anticuada, pese a los intentos y a las realizaciones de remodelación merecedores de reconocimiento. Hay que hacer esa planta más competitiva, con dotaciones y servicios que estén a la altura de los que pueden encontrarse en otras latitudes y de las exigencias de la clientela de nuestros días. Es evidente que la gestión empresarial debe ser realista y entender que los beneficios económicos, teniendo en cuenta las circunstancias, no pueden seguir siendo los mismos.

 Sin embargo, la situación actual no se puede achacar a una sola causa -la pérdida de miles de camas en los últimos quince años ha sido alarmante, aunque haya contribuido a racionalizar la oferta-, aunque probablemente el germen se pueda encontrar en una errónea concepción de base destinada al turismo de masas (provocado evidentemente por el atractivo económico de la inmediata recuperación de la inversión y consiguiente obtención de beneficios).

Una mala visión de futuro  provocó la destrucción de la gran mayoría del patrimonio que, de existir en la actualidad, habría sido un gran reclamo. Por el contrario, tenemos un destino maduro, obligado a trazar perspectivas de renovación y por tanto, atractivo casi en exclusiva a un cliente de avanzada edad, con escaso poder adquisitivo que escasamente logra generar ingresos para la subsistencia de los establecimientos hoteleros y que desde luego no contribuye al desarrollo de la industria accesoria. Ello ha vetado la posibilidad de decantarnos por un turismo naturalista o cultural ahora tan pujantes, entre otros.

Sector público

Por otro lado tenemos la gestión desarrollada por los responsables de instituciones públicas. La inexistencia de un modelo a seguir ha sido provocada por la dependencia de otras entidades superiores a la que se ha sometido el Ayuntamiento, limitando interesadamente el ámbito de actuación del mismo.

La promoción turística de la ciudad, salvo en determinados períodos muy concretos (1999-2003), ha estado en estas últimas décadas en manos de la Spet (ahora Turismo de Tenerife), del Plan del Valle y de entidades consorciadas. La consecuencia inmediata ha sido la de sustraer, casi en un 90%, el presupuesto que el Ayuntamiento destina a la promoción de la ciudad, limitando de esa forma su ámbito de actuación al máximo en pro de un supuesto desarrollo integral del valle como producto turístico, algo que hasta la fecha no ha fraguado y difícilmente lo hará en el futuro.

En la actualidad, el área de Turismo depende sobremanera de Turismo de Tenerife, adhiriéndose pura y exclusivamente a las acciones promocionales desarrolladas por esa entidad (FITUR, ITB, WORLD TRAVEL MARKET y pocas más)  acudiendo el Puerto siempre con la precariedad de medios que el escaso dinero que la participación en estos grupos le permite.

Hay un escaso margen para gestionar lo que se llamaría el producto interior. Es más, varias iniciativas o convocatorias en las que participa el área no parecen propias aun cuando tengan una evidente repercusión turística, como todo lo que se haga en la ciudad (desde el servicio de recogida domiciliaria de residuos, las Fiestas de Julio o el funcionamiento de los servicios de seguridad). Pero cada área se supone que tiene perfectamente asignadas sus funciones, además de un presupuesto acorde con la programación que debe desarrollar. Los escasos recursos que le quedan a Turismo, tras detraer las cantidades que debe aportar a las diferentes entidades participadas o supramunicipales, se está invirtiendo en hacer actividades para otras áreas.

Rivalidades y diferencias políticas

En definitiva, la carencia de un modelo turístico es lo que hace que el Puerto prolongue su decadencia y no despierte el entusiasmo de otrora. Es como si estuviera agotado, dando palos de ciego, con una legítima demanda popular de un puerto deportivo-pesquero, trufada de confusión que se refleja en la creencia de panacea para remontar ese vuelo bajo o ese estancamiento que caracteriza la evolución de la ciudad en los últimos años. En cambio, para otras causas más apremiantes y más llevaderas, como la reapertura de la estación de guaguas o nuevas dotaciones, el entusiasmo o el interés es bastante menor.

Una mayor implicación de los gobernantes locales en el hecho turístico sería muy deseable. Sólo así sería posible contestar las preguntas del principio. Priorizar las ansias por destruir el trabajo del otro partido al interés general de la ciudad y los intentos de definir el modelo realizados hasta 2003 (turismo deportivo, turismo de congresos, sostenibilidad, clima, eventos…) sólo abona una política de enfrentamientos y discordias que frenan muchas iniciativas. En cambio. Hay que asumir que lo importante es construir y continuar. Lo otro es frenar, embarullar relaciones y abonar el anquilosamiento.

Hay mucho por hacer, pues, en un Puerto de la Cruz del que sigue enamorado tanta gente. Hay que confiar en que el Consorcio pueda presentar, cuanto antes,  resultados palpables del trabajo que llevan a cabo sus profesionales. Hay que erradicar quistes que condicionan el desarrollo de la ciudad, así como los atavismos y los complejos derivados del derrotismo victimista. Se impone -lo venimos diciendo desde hace años- un cambio de actitud; otra actitud, incluso psíquica o anímica, válida para encarar el porvenir con decidido afán no de devolver a la ciudad el prestigio perdido (por decirlo con un ejemplo coloquial: el esplendor del ambiente de aquel Puerto Cruz la nuit, ese no volverá) sino de procurar un despegue que la sitúe en vanguardia del concierto de los municipios turísticos.


Con su personalidad, con su experiencia, con su historia, con sus reclamos. Con su iniciativa. Y con lo que sea capaz de emprender y fabricar.

miércoles, 19 de junio de 2013

TAVÍO, HIJO ILUSTRE

"La isla te quiere”, concluyó Ricardo Melchior su canto elogioso a Ricardo Tavío mientras le hacía entrega de la bandera de Tenerife, culminando el acto de nombramiento de Hijo Ilustre, promovido por el Cabildo Insular.


Tavío había sobrellevado la emoción con la naturalidad de su comportamiento, antes y durante el acto. O sea, que su respuesta fue la que podía esperarse. Siempre fue así: espontáneo, ocurrente, osado, desprendido… Y siempre respetando las formas.

El salón estaba lleno. Había gente de pie y en el exterior aguantaron como pudieron quienes no encontraron acomodo. La concesión del título de Hijo Ilustre había convocado a decenas de amigos, de ex compañeros y de paisanos que siempre vieron en Ricardo Tavío un espejo de bonhomía y, sobre todo, de compromiso. Porque en todo aquello que asumió, desempeñó el papel de llevar a la práctica las encomiendas que recibía. Lo hizo desde la etapa de estudiante. Y después, en todos los cometidos, profesionales o no, en los que sujeto activo.

Lo mejor fue que todo lo hizo sin afanes de lucimiento, sin mínimas ganas de protagonismo. Un quehacer silencioso el suyo. Contribuyendo como una pieza más. Respetuoso con el pluralismo de ideas y de planteamientos. En el deporte, en la cultura (sobre todo, en la música), en el turismo, en su trayectoria profesional, en los ámbitos marítimo y empresarial, y hasta en la política, Tavío brilló por su discreción, por su eficacia silenciosa. Prefirió siempre la distensión antes que el encono. Arregló no pocas tensiones con ese modo de ser.

Su tocayo presidente, después de recordar el paso por la corporación insular, habló de un “inquebrantable amor a la tierra” y de “un ejemplar sentido de la lealtad y la amistad”. Definía así los rasgos de una personalidad que exhibió, tal cual, durante su larga intervención en el curso del acto. Quiso ser tan agradecido que se remontó a sus tiempos de bachiller para mencionar a tantos amigos y compañeros que habían acudido al Cabildo para testimoniarle su afecto.

Se olvidó de muy pocos, desde luego. Hizo saludar a Miguel Velázquez, el tinerfeño que fuera campeón del mundo en una categoría boxística. E iba nombrando, en evidente sentido de gratitud, a quienes identificaba mientras se quitaba y ponía las gafas en un incesante ejercicio de movilidad. A Juanjo Iglesias, destacado profesional de la hostelería, le llamó maestro. Habló del norte y del sur turísticos y no en claves de rivalidad, precisamente. Tavío, en su pormenorizada e improvisada intervención, navegó sobre la memoria de los presentes y ahí siempre se arranca sonrisas. Llegó a pedir licencia al presidente para extenderse unos minutos: la complicidad espontánea de los gestos propiciaron un par de citas que había seleccionado para la ocasión.

Recibió la bandera con gesto emocionado, claro. Y recibió los besos y los abrazos como un ciudadano al que siempre animaron causas nobles. Y al que por eso han hecho Hijo Ilustre de la isla.



martes, 18 de junio de 2013

EXPRIMIDORES DEL MORBO

Quienes circulaban por los alrededores se extrañaron aquella mañana de la concentración de personas y de aquel inusual movimiento en los exteriores del Palacio de Justicia de Santa Cruz de Tenerife. Comparecía Saida Prieto, la candidata accidentada en la gala de elección de la reina del Carnaval.
            No tardó en saltar la chispa del circo mediático. Los exprimidores del morbo estaban al acecho. Y aunque parece que es la propia Saida -o su entorno- la que inicialmente alimenta, al pactar hacer unas declaraciones a un programa de Antena 3 Televisión -en una versión se señala que era con los tres canales privados nacionales- a la salida de su testimonio judicial, lo cierto es que son los reporteros de otro programa de Tele 5 los que colocan un pinganillo en un oído de la protagonista y anticipan su versión. Ahí, otro incendio: hasta se escucha la voz de Saida decir: “No me agobien”. Enfado en directo que alteraba la comodidad de la distancia tertuliana de los estudios, reproches y acusaciones de falta de profesionalidad. En el descontrol, el abogado que esgrime la manguera para ofrecer una entrevista de compensación al programa de Antena 3 Televisión.
            Lo dicho: otro incendio, con el que pasar de la tragedia que fue aquella gala, en la que gracias a Dios no hubo otras fatalidades, al ‘show’, al espectáculo en el que se ha convertido la primera fase de la resolución judicial del accidente. Algunos de los presentes han confesado haber sido sujetos pasivos del circo mediático: vivieron eso que han visto tantas veces y que tantas veces han reprobado. La noticia estaba allí, de acuerdo, pero a esos tumultos, a esos empujones, a esas descalificaciones “en riguroso directo”, no están acostumbrados. Demasiado aparatosa la obtención del testimonio de la protagonista. Los índices de audiencia tienen la culpa, todo vale: el fin justifica los medios.
            El caso es que la información se tiñe de morbo. Eso es lo que quieren los espectadores, se dirá. Cebarse en el dolor. Pero la audacia por lograr aquélla, en buena lid competencial, se desvirtúa cuando se sabe que hay compromisos e intereses en juego. Si la protagonista se presta, si la dimensión pública del personaje se confunde, entremezclándose con otros factores, cuesta salir en su defensa. Si se llega al postre de la situación, cuando surgen comunicados explicativos de las partes cargados de intención o planteamientos de ofertas y exclusivas (remuneradas, claro) que, en realidad, lo que hacen es prolongar la sesión circense, se comprobará que no hay límites y que hay que agotar el filón.
            Respetemos el dolor de la víctima, aún no desaparecido, y de sus allegados. Y su capacidad de libre gestión de las secuelas del suceso. Aquí ha habido una sociedad que ha expresado su dolor y su solidaridad. Por lo que sería bueno, si se admite la recomendación, que no se diera pie a una deformación sesgada de lo acontecido hasta germinar dudas y rechazo. Que se tenga presente el derecho a la intimidad y a la privacidad. Y que aun existiendo circunstancias luctuosas, se pasa de la compasión al rechazo en un santiamén.
            Y dicho sea sin pretensiones moralistas: si algunos medios de comunicación, con sus intereses, que también los tienen, contribuyen, con sus métodos y sus irrespetos, contrastarán que sigue en caída libre su credibilidad.

            De la tragedia al circo, apenas hay unos pasos.

lunes, 17 de junio de 2013

LO DE MÁLAGA, ALGO MÁS QUE UNA ANÉCDOTA

Era una moción-trampa, seguro, pero es llamativo que no se dieran cuenta el alcalde y la mayoría gobernante del Partido Popular (PP) en el Ayuntamiento de Málaga, cuando la representación de Izquierda Unida (IU) la elevó al pleno, por la vía de urgencia. La iniciativa consistía en proponer al gobierno local el cumplimiento de nueve puntos extraídos del programa electoral con el que los conservadores ganaron en la ciudad andaluza. Fue rechazada en su totalidad. Una de dos: o la holgada mayoría que permite rechazar sistemáticamente las mociones de otros grupos fue accionada mecánicamente o el Grupo Municipal Popular desconocía íntegramente el contenido de ese programa. Un poco, o un mucho de ambas opciones hizo saltar la evidencia, de tal modo que el gracejo andaluz de inmediato puso en circulación la interpretación de lo ocurrido parafraseando al mismísimo David Bisbal: “Burrerías, burrerías…”.
            Ni siquiera tuvieron a mano los populares malagueños aquella célebre frase atribuida a quien fuera alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván: “Los programas están para ser incumplidos”. De haber memorizado siquiera algunos aspectos del suyo -y miren que son diecinueve ediles-, más las consabidas justificaciones derivadas de la crisis, hubieran esgrimido la afirmación del viejo profesor y hubieran escapado del trance. Pero no: se vieron sorprendidos, tragaron y ahora cargan con la penitencia: votaron en contra de sus propios postulados. En el fondo, resulta poco perdonable la postura popular. Ni siquiera sus argumentos empleados para rechazar, estos son, algunas cosas ya están en marcha y otras no se pueden afrontar por limitaciones presupuestarias, son muy asumibles que digamos.
            Vivir para ver. El hecho, con todo el sabor anecdótico que se quiera, forma ya parte de la intrahistoria del municipalismo español y pone de relieve que en política, donde parece más que agotada la capacidad de asombro, aún queda margen para la sorpresa. Y para el estupor.
            Ojalá sirva de precedente lo ocurrido, pese a la carga de cierta frivolidad que es atribuida a los promotores. Ojalá obligue a los alcaldes, portavoces de grupos y concejales delegados a tener el programa electoral propio en su mesa para que, cuando menos, estén seguros de la decisión que han de adoptar o tengan que defender la paternidad de una idea plasmada. Para que sean conscientes de que las tareas de control y fiscalización son importantes y que, a poco que haya destreza en la oposición, pueden poner en evidencia incumplimientos o desvíos. Y sobre todo, para que los ciudadanos comprueben que los responsables de los recursos públicos que han de administrar no dan gato por liebre.


sábado, 15 de junio de 2013

POR FIN, BIBLIOTECA

No es intención personalizar ni atribuirse méritos hasta la exaltación. Vaya por delante.
Ocurre que desde el pasado mes de febrero en la comparecencia semanal que hacemos en Teidevisión-Canal 6, nos propusimos reivindicar, cada viernes, la apertura de la nueva biblioteca pública mientras permaneciera cerrada. Y así lo hemos hecho desde entonces, sin otra interrupción que las dos noches en que el programa La Luna no fue emitido.
Nos parecía que transcurría demasiado tiempo entre la finalización de las obras y la apertura. Y que era demasiado visible el abandono (la nueva dotación está en la calle Puerto Viejo, una de las más transitadas de la ciudad). Y que la necesidad de los usuarios y de los estudiantes era cada vez más apremiante. Y que es difícil sostener que la ciudad tenga aspiraciones de progreso y de nuevas infraestructuras cuando no es capaz de abrir una nueva biblioteca. Como se ve, poderosas razones para una causa en la que también se afanaron Juventudes Socialistas, por cierto, junto a otras organizaciones que se sumaron a sus convocatorias.
El caso es que después de muchos viernes es la propia concejala de Cultura del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, Verónica Rodríguez González, la que nos ‘mensajea’ para anunciar que ya dispone de recursos para proveer a la biblioteca del mobiliario necesario. Que su área lleva trabajando varias semanas para proceder al equipamiento cuanto antes. “Gracias y un saludo”, termina la concejala, a la que personalmente correspondemos con un reconocimiento a sus desvelos para acabar con la penosa y desconcertante situación. Ya dijimos, en alguna de las apariciones televisivas, que seguro existían dificultades administrativas para la puesta en funcionamiento, pero que era necesario acreditar voluntad política para desbloquear las trabas. Así es como ha ocurrido. La receptividad y la tolerancia de la edil son acreedoras de tal reconocimiento.
Es una buena noticia, es un hecho positivo para el interés general. Por fin, biblioteca. Razón para congratularse. Lo otro, reivindicaciones incluidas, no son más que episodios de la pequeña historia que ha envuelto la apertura de la dotación.
Ojalá suceda algo igual, por cierto, con las inacabadas obras de ampliación del Jardín Botánico. Ahí están, paralizadas, suponemos para que desesperante desconsuelo de Manuel Fernández Galván, el celoso y diligente director general, el primer preocupado en culminar ese proyecto que explicó en centenares de ocasiones a quienes quisieron escucharle.
En la importancia del Jardín, en su condición de recurso científico-turístico, no es necesario insistir. Sí habrá que hacerlo con la reanudación de las obras. A riesgo de resultar pesados, reiterando cada viernes el análisis crítico de una paralización que, siendo tan notable en la misma entrada de la ciudad, por una de las carreteras más transitadas de la isla, requiere de cirugía urgente por quien corresponda.
En esa causa estaremos. Sin búsqueda de medallas. Solo por amor a la ciudad. Y por ganas de portuense.


viernes, 14 de junio de 2013

SERVICIOS SOCIALES: EMPEORA LA SITUACIÓN

Canarias no gana para bajas clasificaciones y para récords negativos. La prueba más reciente está en el índice 2013 de Derechos, Economía y Cobertura (DEC), confeccionado por la Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales. Nuestra Comunidad, tras Valencia y antes de Madrid y Murcia, tiene los peores Servicios Sociales del país.


Este índice, según se ha publicado, mide y evalúa el desarrollo de las políticas, estructuras y presupuestos del sistema en tres bloques (derechos, economía y cobertura), asignando una puntuación de 0 a 10 tras cruzar datos oficiales de indicadores varios, como el alcance de determinados servicios o el gasto por habitante en cada comunidad.

El desarrollo de los Servicios Sociales en España, según concluye el estudio, es más bien débil. Las restricciones han causado un efecto muy negativo. Canarias aparece con la nota media de un 2. Para el presidente de la Asociación, José Manuel Ramírez, los resultados del examen realizado, debidamente comparados, equivalen a decir que las cuatro comunidades citadas “tienen los peores servicios sociales de Europa”.

Los mayores recortes en la materia en términos relativos, siempre según el Índice, se han producido en Baleares, Castilla La Mancha y Galicia. Sigue Canarias, con un 18,51%.

En términos generales, el informe refleja una caída del 3.64% del presupuesto entre 2009 y 2012 a nivel autonómico, con una merma de 478 millones de euros, lo que significa un descenso medio del 1,75% en el gasto por habitante. No obstante, se dan "enormes desequilibrios" entre los distintos territorios, donde un mismo español puede recibir servicios con una dotación hasta diez veces mayor.

Esa otra brecha. reveladora de la fractura social en nuestro país, donde los ricos son cada vez más ricos, y los pobres, más numerosos y cada vez menos pudientes, refuerza la iniciativa de la Asociación que agrupa a los profesionales de los servicios sociales del país. Solicita la aprobación de una ley básica estatal de servicios sociales para evitar estas "diferencias extremas", y pide que se transforme la renta mínima de inserción por un "ingreso mínimo de ciudadanía" más ágil y de más fácil acceso, que se mantenga el plan concertado y se cumpla la Ley de Dependencia.



jueves, 13 de junio de 2013

MENOS BECAS, MENOS FUTURO

Los testimonios son durísimos, desgarradores… En la radio se desgranan hasta fruncir el ceño. Restricciones, abandonos, carencias presupuestarias, cierres de centros, escapadas, programas inacabados… En la televisión destacan el caso de una investigadora que hubo de acudir a un programa concurso, en el que ganó quince mil euros que ha destinado íntegramente a completar el trabajo que corría el riesgo de evaporarse.


La crisis azota a la ciencia en nuestro país. Y la ciencia acusa tanto recorte sobre tanta desidia. Panorama desolador pues prosigue la fuga de valores y de cerebros. Aquí solo encuentran incomprensión. Y las oportunidades, cada vez menos.

Entretanto, la noticia de los miles de estudiantes universitarios que han perdido su beca. Treinta y cinco mil, que no es número bajo. Treinta y cinco mil que no pueden cumplir los requisitos para acceder. El ministerio ha reducido ciento diez millones de euros. Terrible, porque, en apenas dos cursos, la tasa de cobertura de becas en España retrocederá a los registros del curso 2003-04. Y para el próximo, 2013-14, el número de estudiantes que habrá perdido las ayudas al estudio se elevará a ochenta y cinco mil, según los cálculos hechos por expertos de las universidades de Valencia y Jaén.

Sin empleo, sin becas, sin recursos… Menos mal que lo peor ya ha pasado. Pero ¿seguro que es así, que ya ha pasado?

miércoles, 12 de junio de 2013

GANÓ LA RADIO

Volvió a ser la tarde-noche de los transistores. Volvió a mandar la radio. Pese a que la televisión de pago también amplió su oferta e hizo un despliegue similar al medio radiofónico.
            Las dos últimas jornadas de Liga, incluida la de la Primera división, nos devolvió una emoción perdida a lo largo de las últimas temporadas, desde que los horarios fueron liberalizados, precisamente para aprovechamiento de los réditos publicitarios en los derechos de imagen y, supuestamente, para evitar perjuicios a los clubes.
            Escuchamos el bip-bip-bip anunciador de novedad, la sintonía del gol, como bautizó alguien. Seguimos el frenesí vertiginoso de las conexiones establecidas prácticamente sin la interlocución de los locutores-coordinadores del estudio. Atendimos el relato apresurado de corresponsales o enviados especiales conscientes de la trascendencia del resultado. Vibramos con las alteraciones del tablero, con el minuto del tiempo de juego, con el ritmo del carrusel y con la plétora de emociones de radioestadio.
            El sonido mágico y característico de la radio aumentó el número de espectadores televisivos que cierran el volumen de su aparato para seguir las incidencias desde el receptor. Las imágenes -algunas en directo- reflejaban la escucha absorta o angustiada, la sintonización compartida en auriculares, el seguimiento mascando chicle, los rostros cariacontecidos o alegres, los gestos de incredulidad, las lágrimas y las inefables expresiones de contento cuando las noticias ya eran hechos consumados. En el propio estadio o en el exterior o en el círculo donde decidieron seguir la suerte desde cualquier aparato, la radio fue protagonista.
            Tanto en juego, plazas europeas, ascenso o descenso de categoría, exaltaron su caudal informativo y futbolístico durante dos fechas. Lástima que sólo sean dos. En otros tiempos, cuando la coincidencia horaria del comienzo, cuando se podía calcular el tiempo de manera uniforme, cuando el partido televisado tenía su horario reservado, la emoción era absoluta y todos estábamos pendientes de las noticias que llegaban desde los distintos campos. La radio acentuaba el interés y la emoción. En las temporadas más recientes, con esa diversidad horaria, con ese calendario de conveniencia, y salvo algunas jornadas de Segunda división -por lo tanto, con ámbitos de audiencia muy circunscritos- tales reclamos como que disminuyeron, pese al probo esfuerzo de los excelentes profesionales para mantener la atención y la tensión de los oyentes.
            Entonces, hasta algunas dificultades técnicas para conectar con ciertos puntos de la geografía balompédica se entendían como muy propias del directo, imprimían más incertidumbre si cabe. Las innovaciones tecnológicas –principalmente, el uso del micrófono inalámbrico y la utilización del teléfono móvil como infalible alternativa- hacen ahora mucho más llevadero y fluido (nada se detiene) el ritmo de programas al que están atentos miles y miles de personas, ávidas de información, del resultado de su equipo favorito, de las clasificaciones y de los signos de la quiniela.
            Fueron dos jornadas de intenso seguimiento del medio. Lo que estaba en juego obligaba a una homogeneidad temporal y sirvió para reivindicar la radio que, una vez más y van…, dio la talla, respondió a las exigencias de sus usuarios, de los habituales y de quienes se acordaron de que, para enterarse al instante, ahí está ella, con su inmediatez, con su magia y con su alcance.

            Ganó la radio, una vez más. Lástima que solo hayan sido dos jornadas. 

martes, 11 de junio de 2013

OTRO RUMBO TURÍSTICO

Si, como se señala en diversas fuentes, la cooperación entre los sectores público y privado en materia de promoción turística se reconduce con una filosofía más pragmática y cortoplacista, el primer objetivo es salvar lo que se pueda de los consorcios canarios de rehabilitación turística -uno de ellos, el del Puerto de la Cruz- enmarcados en aquella estrategia, Turismo 2020, orientada a la reconversión integral de los destinos maduros. A duras penas han ido timoneando las gerencias las dificultades y las incomprensiones con que han topado, de modo que si ahora hay un cambio de rumbo, es cuestión de estar muy alerta para que no se pierda el trabajo realizado, sobre todo el más sustantivo desde el ángulo de la proyección y la planificación, como es el caso del consorcio portuense que requiere, desde luego, mayor identificación y más impulso por parte de los responsables políticos locales.
            Que no se sientan tentados, pues, por ese giro, por esa nueva visión del necesario entendimiento entre administración pública e iniciativa privada que parece partir de la urgencia en la obtención de resultados visibles. Y si es con reducidos desembolsos, mejor. Los consorcios, pese a las dificultades que siempre derivan de la suma de voluntades, máxime cuando éstas pueden tener distinto color político, eran una solución, al menos sobre el papel. En algún caso -volvemos al portuense- eran la última oportunidad, el último tren al que subirse para no perder la estela de la competitividad. Tardó en entenderlo el tradicionalmente pasivo sector privado local pero la impresión que dejan algunos índices de participación y respaldo, obtenidos al cabo de varias convocatorias, era alentadora y positiva. Si eso ahora se quiebra…
            Porque lo cierto es que hay nuevos rumbos en el contexto de la colaboración público-privada, justificados, según dicen, por la escasa capacidad de recursos de inversión que tienen las administraciones sobre las que recayó, sin ir más lejos, por ejemplo, la promoción de la marca del destino. Verdad que algunas fórmulas experimentadas no fueron del todo felices -de pronto, todo el mundo se puso a parir ideas, a cual más brillante, y si no se aceptaba la suya, la campaña era un caos- pero el apoyo financiero del sector público favoreció el mantenimiento de cuotas de mercado y el intento de conquista de otros.
            Ahora, en el desarrollo del Plan Nacional Integral de Turismo, aprobado el pasado año, se quiere que el trabajo conjunto de organismos públicos y operadores privados se centre en la consolidación de esa marca y en la creación de productos que sean fácilmente comercializables. Y como tiene que haber gente para tanta cama, es indispensable que esa cooperación se plasme también una mejora de la conectividad aérea que es tanto como decir que hay que captar nuevas rutas y convencer a las compañías de que incluyan el destino en su programación.
            Que esta filosofía, válida para poner en valor la oferta, de acuerdo, no anule otras actuaciones ‘consorciadas’ en marcha. De eso se trata.

            

lunes, 10 de junio de 2013

PROTEGER A LOS MENORES

Pensar en los menores, proteger a los menores, asistirles mediante respuestas adecuadas… El más reciente repunte de la violencia de género obliga también a reflexionar sobre la suerte de los menores de edad que son víctimas de esa lacra social de nuestro tiempo. No sólo la indefensión ni el peor de los casos, la orfandad, sino el compromiso de superar estos riesgos y velar por su integridad: en esos objetivos hay que esmerarse. Y hacerlo mediante Ley.
            Distintas asociaciones de mujeres, viendo el cariz de los últimos acontecimientos, han reaccionado. Y el Grupo Parlamentario Socialista en las Cortes también, precisamente promoviendo una Proposición de Ley orientada al fortalecimiento del ordenamiento jurídico que recoge la modificación del articulado de los códigos Civil y Penal, de la ley de Enjuiciamiento Criminal y de la Ley Orgánica del Poder Judicial. Los datos que contrastan la disminución de denuncias -se ha vuelto a niveles del año 2007-, de mujeres bajo distintos sistemas de protección, de las llamadas al teléfono directo de ayuda (016) y del número de prestaciones del servicio de teleasistencia, así como una cierta pasividad del Gobierno que no parece impuesto de la gravedad del problema, hacen que la iniciativa tenga plena razón de ser. Todo lo que haga por los menores debe ser acentuado y ponderado.
            De ahí que se haga hincapié en la Ley integral contra la violencia de género, considerada como una de las avanzadas del entorno. Por ejemplo, es razonable plantear que los jueces puedan suspender las medidas de guardia y custodia e, igualmente, el régimen de visitas de los hijos a los padres encausados en un procedimiento penal por violencia de género. Es una cautela consecuente si la autoridad judicial detecta indicios racionales y suficientes en un procedimiento de divorcio, separación o nulidad.
            De acuerdo con la experiencia acumulada, se propone que la modificación legislativa obligue a los juzgados de violencia de género a conocer el quebrantamiento de las condenas de los maltratadores, de las medidas de seguridad y de todas aquellas otras de carácter cautelar que fortalezcan las condiciones de prevención pues, lamentablemente, se ha comprobado que en medio de esas situaciones se han registrado algunos asesinatos, lo cual pone en evidencia el enorme riesgo para la vida y la integridad de la víctima. En efecto, hay en ese marco algunos casos dramáticos, desgarradores, cuando concluyen con la muerte de menores de edad a manos de sus progenitores.
            Los menores no pueden ser víctimas añadidas a uno de los fenómenos sociales más reprobables de nuestro tiempo. Superación de hábitos, de acuerdo; otra cultura, otros modelos de conducta, claro que sí. Pero eso lleva su tiempo. Y para moldearlas es imprescindible contar con soportes legales tan sólidos como eficaces que coadyuven a los cambios sociales que se requieren. Difícilmente podremos hablar de una sociedad avanzada si arrastramos lacras como la que comentamos. O peor, si no se adoptan medidas que erradiquen comportamientos violentos y criminales.

            En este asunto, desde luego, no es cuestión de ceder. Al contrario, lo que toca es seguir progresando y conquistando. Por todos, claro. También por los menores.

sábado, 8 de junio de 2013

EL CAMINO DE PEDRO BELLIDO

Pedro Bellido Camacho se estrena con una exposición individual de veinte cuadros en el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC).  Esa vena artística de Pedro por fin circula a plenitud. Quienes sabíamos de ella desde hace tiempo, intuíamos que algún día iba a suceder, porque estando, además, a la sombra de Marta, su esposa, no iba a encontrar mejor asesoramiento, o mejor orientación, que parece más adecuado.
“El punto de partida de un nuevo artista”, definió Celestino González en una introducción impregnada de estímulo y en la que evocó la primera colección pública de Pepe Dámaso en la misma sala, como también la de Manuel Clemente Oliva, escultor y catedrático de Expresión Plástica y Visual de la Universidad de Barcelona que ha paseado su obra por varios países. Habiendo obtenido la cátedra de dibujo de Enseñanza Media en Tenerife, ya anticipó, en marzo de 1964, la cualificación de su trabajo.
Los acrílicos de Bellido, en formato medio y grande, algunos con técnica mixta, hechos en el plazo de año y medio, revelan su condición de pintor autodidacta, sensible al paisaje que interpreta con sobriedad cromática. Los trazos y elementos geométricos del autor reflejan impresiones versátiles, igual para el Aire que para Montañas rojas, dos de los títulos de este bautismo pictórico en el que también sobresalen, por similares características, Dunas, Profundidad y Mirando al cosmos. En esa mirada descubre Pedro Bellido sus tendencias, si se quiere propias de un principiante que las guardaba celosamente hasta que decidió alumbrarlas. Una serie de siete cuadros, bien combinada por cierto, con uniformidad llamativa, da título a la exposición, “El camino”, que ahora inicia con afán de autoexigencia perfeccionista, seguro.
Porque Bellido tiene, desde su Sevilla natal, la pasión por el arte. Lo acreditó cuando le confiamos la gestión del ya guadianesco festival de Cine Ecológico y de la Naturaleza, al que imprimió un notable sello artístico, compatibilizando las proyecciones de películas con manifestaciones de varios géneros, incluso en la calle. Aquella iniciativa suya fue, de alguna manera, precursora de otro festival artístico exterior que ha causado furor, Mueca, que, como el certamen cinematográfico, proyectó el nombre de la ciudad.
Pedro Bellido fue profesional de la banca y sindicalista antes que político activo. Pero el arte iba por dentro, tal es así que arriesgó y abrió una galería de arte, “El albero”, donde intentó dar oportunidades a artistas noveles y dotar a la ciudad de otro espacio de creatividad. En su día, quiso que presentáramos la obra temprana de una descendiente de Federico García Lorca, Anabel, que impactó por su colorido desgarrado.

Ahora, rodeado de sus familiares, amigos y dirigentes del IEHC, a los que asesora en cualquier iniciativa pictórica, emprende un camino que seguro no se quedará en una primera entrega porque puede esperarse más de este ya artista sevillano afincado en el Puerto. Ahora, como en el viejo proverbio árabe, sólo ha dado un paso. 

viernes, 7 de junio de 2013

¡COSAS ESTUDIANTILES!

Desplante, desaire, descortesía… Sí, el gesto podría interpretarse de cualquiera de estas maneras. O condensarlo en un acto de mala educación, simplemente. Ya saben: doce estudiantes, de los expedientes más brillantes, no dieron la mano al ministro de Educación, José Ignacio Wert, en el momento que recogían su premio en el curso de una convocatoria pública.
Las cámaras han dejado constancia y el derechío mediático ha arremetido –qué fácil le resulta- contra los estudiantes y ha interpretado casi todas las connotaciones, en algún caso hasta para reivindicar aquella asignatura, Educación para la Ciudadanía, que tanto denostaron.
Nada dijeron de cuando Felipe González o Rodríguez Zapatero eran abucheados en foros universitarios. Al contrario, jalearon a la grey estudiantil y justificaban plenamente, faltaría más, aquel desahogo, una expresión más –y muy significativa, venían a decir- del descontento que merecían las políticas de sus gobiernos y hasta el modo de conducirse en la gestión de los recursos públicos. Por supuesto, nada que decir cuando José María Aznar dedicó aquella célebre peineta a quienes le recibieron con silbidos y abucheos en la universidad de Oviedo. Aquella fue una reacción tan educada del ex presidente del Gobierno que se adjudica en su haber sin necesidad de exaltarla. País! Por no decir de otros casos más recientes, como la espantada del presidente Rajoy huyendo de los periodistas por el garaje del Senado; y el grito de la diputada Fabra en el pleno del Congreso, “que se jodan”. Y otros más lejanos, como cuando Rodrigo Rato, en ejercicio de la vicepresidencia del Gobierno, negó la mano ostensiblemente a un compañero de formación política, Luis Ramallo, en un acto público de la Comisión Nacional del Mercado de Valores a la que pertenecía, envuelto en el caso Gescartera. Muy edificante todo, ¿verdad?
Pero lo cierto es que doce estudiantes no estrecharon la mano del ministro. Según algunos de sus testimonios, era una forma de manifestar el desagrado y el rechazo no solo a la reforma educativa en que se ha embarcado el ministro sino a la tardanza con que han recibido sus premios y que ha distorsionado sus planes personales. Quienes se escandalizan con la acción olvidan ese punto de rebeldía de muchos estudiantes, esa reacción espontánea identificativa del malcriado. En el aula y en la casa. Y en algunos actos escolares donde se han hecho notar a base de alguna conducta anómala, pretendidamente graciosa.
Sin querer justificarles –tampoco es que hayan cometido delito-, al menos los doce estudiantes pusieron de relieve que hay formas de protestar que nada tienen que ver con los escraches ni con las brusquedades ni con la agresividad, verbal o física, en las manifestaciones públicas. La suya ha sido una manera de decir no nos gusta, estamos cansados, queremos otra cosa, hay alternativa… Lo han hecho en un acto académico, con muchas cámaras porque uno de los más controvertidos ministros asistía. Y lo han hecho en silencio, puede que sin prepararlo demasiado, aguardando la solidaridad y la comprensión de compañeros y amigos. Nadie les acusará de promover algaradas, de conducirse violentamente, de incitar un ataque destructivo…
Han hecho lo que consideraron procedente: no dar la mano al ministro cuando recibían su galardón, o lo que fuese.

Como diría aquel viejo burócrata portuense del que tanto se mofaban: ¡Cosas estudiantiles!

jueves, 6 de junio de 2013

LAS LINDES DE LINDE

Era viernes, que día escogido para lanzar el mensaje. Como si fueran insuficientes los consejos de ministros y sus decisiones comunicadas para hacer temblar a la ciudadanía. Era viernes,  después de que los preferentistas comprobasen que no es voracidad insaciable sino genuino terrorismo financiero lo que hacen con sus cuitas y sus pérdidas, más allá de la falta de escrúpulos. Era viernes, cuando el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, lanzó su andanada: eliminar el salario mínimo para jóvenes y desempleados de larga duración con el fin de favorecer su contratación, por debajo, faltaría más, de los 645,3 euros mensuales. Ahí queda eso. Linde trazó otras lindes.
De alguna manera, no debería sorprender el planteamiento de Linde: desde hace muchos años, sus antecesores ya hacían recomendaciones similares, siempre han querido reducir el salario mínimo. No siempre los gobiernos hicieron caso. Quizá porque, como bien dice el secretario general de la Unión General de Trabajadores (UGT), Cándido Méndez, estamos ante un asunto que excede las competencias del señor gobernador que habrá comprobado el alcance de la reacción a sus sugerencias: hasta el mismísimo presidente del Gobierno tuvo que anunciar, veinticuatro horas después, que las cifras del desempleo registrado en mayo son “claramente esperanzadoras” (Como si no supiéramos que es un mes laboralmente estacional, esto es, principios de verano igual a campo más amplio y propicio para contratar). Para Méndez, la medidas del gobernador son injustas y, probablemente, ilegales.
Pero bueno, habló Linde y automáticamente pensamos que siguen constriñéndose las expectativas para tantas personas ya sin esperanzas o literalmente al borde del desespero. Porque ya no es solo la precariedad laboral o el abaratamiento del despido sino las consecuencias directas de medidas como la apuntada: pagar por debajo del salario mínimo e impedir la protección de los trabajadores mediante un convenio significa, claramente, una degradación de las condiciones de la contratación laboral y, por consiguiente, un empeoramiento de la situación económica del país. ¿Es así como se quiere estimular el consumo? Y sin consumo, ¿es posible el crecimiento? Otra pregunta: ¿quién sale ganando con medidas como éstas?
Lo que sí es evidente es que aumentan la brecha de desigualdad, que hacen más visible la fractura del pacto social. De esta forma, la generación de empleo estable, más allá de la estacionalidad, está muy condicionada, por no decir que es imposible. Si con la reforma laboral no ha sido posible avanzar en esa dirección, con sugerencias como la del Banco de España, tampoco es factible. En otras palabras, que para la entidad el paro disminuya como resultado de la reducción del coste del empleo es la obviedad aplastante a la que aferrarse. Pero que no se olvide -hasta algunos cargos del PP han tenido que reconocerlo- que el paro también trae causa de la falta de inversiones -principalmente en el sector público- y de la palmaria reducción del consumo.
Así que Linde trazó otras lindes. Y volvieron a temblar los cimientos. Era viernes.