viernes, 29 de marzo de 2013

PEQUEÑAS FULLERÍAS


No cuadran las cuentas. O cuadran solo a gusto del Gobierno. No más que pequeñas divergencias, según fuentes del partido gubernamental, con quienes han de certificar la contabilidad.
Se trata del déficit público del pasado año. Pasa del 6.74% del Producto Interior Bruto (PIB) al 6,98%. La agencia estadística europea, Eurostat, considera que el ejecutivo de Mariano Rajoy estaba aplicando de forma equivocada las reglas de cálculo y eleva el porcentaje que el Gobierno justifica con un cambio metodológico de la agencia. Una portavoz de la Comisión Europea lo ha negado. Y lo que es más: reveló que el método descubierto por España para llegar a ese porcentaje es incorrecto. O sea, pequeñas fullerías.
En este caso, parece ser que basadas en el cómputo de los ingresos y pagos fiscales que se hace durante el ejercicio en que se genera el derecho, independientemente del momento en que los perciba o abone, en forma de devoluciones, el ministerio de Hacienda. Éste basó su decisión en que las devoluciones las detraía solo al desembolsarlas porque a veces, según puede leerse en el diario El País, el fisco descubre que el contribuyente no tenía derecho a esa deducción y por tanto no llega a abonarla. Con la enmienda de Eurostat, señala el periódico, el Ejecutivo deberá descontar en el ejercicio correspondiente todas las devoluciones que solicite el ciudadano y si más tarde no le corresponden, las volverá a anotar en la caja pública.
Pequeñas divergencias o pequeñas fullerías, lo cierto es que con las cuentas públicas no se juega. Está en juego la credibilidad de sus responsables. Algo tendrá que decir el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, especialmente en sede parlamentaria, donde no ha tenido empacho de criticar métodos y resultados de gobiernos anteriores, de advertir a las comunidades autónomas sobre el cumplimiento de sus previsiones y límites y hasta de poner en entredicho el comportamiento fiscal de actores y partidos políticos.
Métodos de cálculo hay y hasta creíbles terminan resultando. Pero cuando son corregidos a conveniencia, porque se desvían de lo pactado para todos, malo para quien lo practica, para quien emplea pequeñas fullerías. Ese es el problema.



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