miércoles, 20 de febrero de 2013

RADIO NUESTRA QUE ESTÁS EN EL AIRE


La radio llega a más del 95% de la población mundial, que ha superado los siete mil millones de personas. Los menores de treinta años representan más de la mitad de este número. Con estos datos aportados por la UNESCO, la celebración en fechas pasadas del Día Mundial de la Radio (13 de febrero, según aprobó la ONU) cobró el relieve preciso para seguir considerando este medio de comunicación como uno de los más importantes en la sociedad de nuestros días, cada vez más caracterizada por el empleo de las nuevas tecnologías.
            Pues ni así está en peligro al predominio de la radio que resulta especialmente apropiado para llegar a las comunidades alejadas y a los sectores de población más vulnerables. Allí donde las pantallas son escasas o la red no ha logrado extender sus amplios e inagotables tentáculos, está la radio, con su magia, con su cercanía, con su mensaje universal, con su palabra y con su música. Sea cual sea la condición social de los oyentes, su nivel de formación, la radio continúa siendo la puntual y sempiterna compañía. Con vetustos aparatos, con transistores potentes, con exiguos y modernistas modelos, versiones clásicas y vanguardistas, la radio hace frente a la formidable expansión de las redes sociales y acerca a la gente, a la ciudadanía concentrada en la masa urbana o en los núcleos rurales más recónditos. En la hiperconectada época de las redes sociales, ninguna de ellas puede con la radio, al menos por ahora. Para eso se ha sumado a la revolución digital, de modo que ha ampliado su poder, su capacidad de emisión y su propio alcance. Es más, según datos de la propia UNESCO, los costos de emisión se están reduciendo en tanto que aumenta el número de emisoras. O lo que es igual: la radio llega a más personas que la televisión… e internet.
            Bendita radio que estás en el aire, con tu música, tus fórmulas, tus cadenas, tus informaciones, tus transmisiones, tus tertulias y tus servicios. Seguimos valorando tu vocación de servicio público, tus prestaciones en momentos delicados o de emergencia social, tus afanes de noble competencia. Bendita radio, la radio de todos nosotros, con tu alcance y tu inmediatez. Con tus maestros de la locución, con tus voces inconfundibles y las que van emergiendo.
            Lo dijo la radio. Me enteré por la radio. Pon la radio. Cuánta verdad en esas frases cotidianas para interpretar su valor. Su señal, los sonidos… El poder de la comunicación, tan accesible, tan local y tan universal a la vez. El poder que no cede ante los avances de otros medios y de otras tecnologías: al revés, compatibiliza, se suma o se pone por delante. Y eso que aún faltan mil millones de personas para conectarse.
            Bendita radio. Para disfrutar en privado o en público, en solitario o en compañía. Para informarse, para entretenerse, para evadirse, para integrarse o captar sensaciones. Para una escucha reflexiva tan solo pensando que al otro lado del receptor hay personas, hay alguien que está haciendo posible esa magia inigualable. Alguien que se queda sin respuestas directas de gratitud pero que es incomparablemente fiel.
            Ni más ni menos que el noventa y cinco por ciento de la población planetaria.

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