miércoles, 1 de agosto de 2012

CAMBIO A NINGUNA PARTE

En una tertulia periodística televisiva para poner punto final a la temporada (Teidevisión, Canal 6), decimos que se empieza a palpar un cambio, pero que es sin rumbo, no se sabe a dónde nos llevará. Aún no hay perspectiva para calibrarlo pero se nota. Desmontado el Estado del bienestar, surge otra cosa, que no se sabe muy bien lo que es, salvo el aprovechamiento de la coyuntura para aplicar, abusando, como se advierte, de la mayoría parlamentaria, el radicalismo ideológico más acentuado que jamás se haya visto en la democracia desde 1979. El Gobierno no ofrece alternativas a sus reajustes y restricciones y el personal se deprime un poco más, a la espera de que las protestas se multipliquen y frenen los viernes de recortes.
Es el cambio de la incertidumbre porque supuestamente hay un rumbo a la contención del déficit público pero el coste es demasiado elevado. Porque mientras recae sobre los asalariados y la clase media el peso de  una política desconocida -¡quién le iba a decir al Partido Popular, el partido de la expansión y del crecimiento, de los milagros económicos, que iba a ir de tumbo en tumbo quitando y recortando!- los capitales, en volúmenes considerables, siguen saliendo del país, pese a los incentivos de la amnistía fiscal. 
El informe de la ONU sobre los efectos de esas política también sale a relucir. Es demoledor para el Gobierno que se ha encargado, naturalmente de minimizarlo.
Pero el cambio se palpa. Hasta en gestos que se repiten miméticamente en instituciones y poderes públicos y a los que dedicaremos otra entrada. Lo que pasa es que recuperar la credibilidad y la confianza de una ciudadanía desencantada y esquilmada parece que requiere algo más que gestos. Lo dicho: cambio, pero sin rumbo. A ninguna parte.

No hay comentarios: