viernes, 27 de julio de 2012

UN PANORAMA DESOLADOR

En la radio acaban de facilitar los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), fiable indicador del desempleo en España. Las cifras son desconsoladoras, nada nuevas en su tendencia alcista, pero reflejo de que el drama se acentúa: una economía que no es productiva, en recesión, en una contracción que se agudiza. Cincuenta y tres mil personas más en el segundo trimestre. Disminuyó la ocupación. Aumentó el número de hogares con todos sus miembros en paro. El 24,6% de la tasa de desempleados es la más alta desde 1994.


Había llegado el Gobierno, con el aplauso ditirámbico de los empresarios, para tratar de mejorar los terroríficos índices: hasta la ministra del ramo se atrevió a decir que ya circulaban algunos contratos. Pero ya ven: la reforma laboral no da para generar empleo; al revés, propicia su destrucción.

Mejor, pues, que calle la ministra. Que no es la culpable exclusiva, evidentemente. Y que vayan afanándose en su partido y en el Gobierno a ver si hay forma de atajar la brecha abierta en la sociedad española. Una brecha de cuidado que pone al desnudo la exclusión social y todos los riesgos que ésta comporta.

Que hay mayores, oiga, que no pueden adquirir los fármacos de su tratamiento. Y que las Unidades de Trabajo Social de los ayuntamientos no dan abasto con la acumulación de sus expedientes y que sus profesionales están literalmente desbordados para poder atender tantas demandas.

Un panorama desolador. Por mucho que la dichosa prima se relaje.

Por cierto, ¿dónde está el presidente?

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