jueves, 26 de julio de 2012

RIDÍCULO ESPANTOSO

Un comunicado del ministerio de Asuntos Exteriores del Gobierno de España, en el que se señala que Francia, Italia y España convergen en la exigencia del cumplimiento de los acuerdos adoptados por el Consejo Europeo el pasado mes de junio, ha puesto en evidencia algo más que descoordinación.


No sólo porque los ejecutivos francés e italiano lo hayan desmentido sino porque el propio ministerio español lo retirase de su sitio web, generando el consecuente malestar interno en el propio departamento. “Información alucinante”, dijeron en París; “No hay nada parecido aquí ni en otras capitales”, señalaron en Roma.

Ha sido otra crisis dentro de la gran crisis. Pero muy negativa por la imagen que se proyecta de nuestra diplomacia y de la escasa credibilidad que las decisiones del Gobierno de España inspiran en foros europeos. Ridículo espantoso.

¿Precipitación? ¿Tantos apresurados? Hombre, hasta lo más profanos sabemos la delicadeza de las relaciones internacionales, máxime en fechas como las que se viven, tan intensas, tan variables, tan desconcertantes… Delicadeza es sinónimo de prudencia, en estos casos, donde una filtración, un descuido o una interpretación errónea pueden dar al traste con una negociación de envergadura encaminada a algún gran acuerdo o con una estrategia de amplio alcance que involucra, además, a países terceros. Aquí, en el caso que nos ocupa, no parece haber existido ni delicadeza ni prudencia. Lo dicho: en diplomacia, malo.

Sabido es que en el Gobierno de Rajoy abundan las vaguedades, las contradicciones y la descoordinación (queden las falacias y los incumplimientos para otro momento) pero lo sucedido con el comunicado desmentido de Exteriores añade otra gota de desconcierto, incluso para esos empresarios que aún sostienen que se trata de un Gobierno serio pero que eluden la conversación cuando relucen estas situaciones.

Pero la seriedad, francamente, no es lo que sobresale.

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