lunes, 2 de julio de 2012

ESPLENDOR EN LAS CANCHAS

Esplendor balompédico español, con su triunfo arrollador e indiscutible en la Eurocopa de naciones. La historia ya tiene un capítulo nuevo, escrito por la mejor generación de futbolistas que haya parido el país. Además de los títulos, en cuatro años, está el juego, una concepción distinta, una forma de entender cómo hay que afrontar un encuentro de competición. 
Sangre canaria, por cierto, en esa generación, uno de cada lado, para que el equilibrio sea perfecto y para que las aportaciones de uno y otro, Silva y Pedro, sean ponderadas como hay que hacerlo: valiosas, sustanciales.
Además de los valores que caracterizan ese juego, los otros, los que se adicionan para completar el cuadro: caballerosidad, deportividad, respeto al adversario... Lo tienen todo. Hasta un director técnico que casi siempre acierta y cierra los debates sin estridencias... y con aciertos. En otros países se han sorprendido de que, aún teniéndolo todo, aparecieran controversias que luego se evaporaban con goles, el lenguaje de los ganadores y de los campeones.
Esplendor para el éxtasis porque las calles y las plazas fueron una fiesta popular, porque la alegría es contagiosa y hasta las mujeres que hasta hace nada rechazaban la pesadez del fútbol también se han sumado a la celebración. Qué bueno es ganar. O tener un seguro de victoria. Y qué fácil ha prendido el sentimiento.
Y una válvula de escape. Porque los goles y los festejos, los títulos y el nivel alcanzado no deben hacer olvidar cuál es la realidad del país, donde los males y las incertidumbres ya se conocen. Cuando baje la marea de la euforia y de la alegría ilimitada, veremos de nuevo las cifras del paro, del copago farmacéutico, de la vergonzante e inmoral amnistía fiscal y el incremento del coste de la vida, apagado, inadvertido, entre tanto grito, tanto claxon, tanta bandera y tanta celebración.
Cuando no ruede el balón, en efecto, la cruda realidad de un país que se ha desahogado durante unas fechas y ha dado rienda suelta a esa particular catarsis que omitió la palabra crisis.

1 comentario:

Jesús Hernández dijo...

Menos mal que la prima queda paralizada: está ingresada en Bankia.