sábado, 18 de junio de 2011

SURREALISMO E IRRESPETO

Ya saben que la política canaria depara episodios surrealistas, situaciones de ésas que uno se cree que nunca van a suceder, pero se producen, con todas las consecuencias, se aceptan y sigue el tiovivo girando sin que pase absolutamente nada.
La última es la registrada en el acto de elección de alcalde del Puerto de la Cruz, donde la suma de los concejales de Coalición Canaria y Partido Popular propició la elección del candidato de la primera, Marcos Brito Gutiérrez.
(Paréntesis: superados los cuatro años de nuestra pertenencia a la corporación municipal, es tiempo suficiente para aparcar el propósito, ya consumado, de no emitir juicios de opinión sobre la política local. Quedó formulado en su día como declaración de principios. Salvo en algún episodio muy concreto, la hemos cumplido a grandes rasgos, de modo que queda constancia expresa de esta “liberación” que nos permitirá seguir expresando las consideraciones que los asuntos municipales nos merezcan).
Estábamos con la elección del alcalde portuense. Resulta un hecho insólito que se haya consumado sin un papel de mínimos, un folio con tres o cuatro bases y ya llegará el documento. Que digan que es un pacto de caballeros, si quieren, pero que no olviden que en política la caballerosidad no es una cualidad ponderable, y que digan que es el “pacto natural” -¡vaya naturaleza la moldeada a gusto de las conveniencias!- pero que no se respeten las formas elementales de la democracia refleja que sus imperfecciones bien merecen otras pruebas, otros hechos que la hagan madurar y funcionar mejor.
Coalición Canaria y Partido Popular estuvieron negociando durante prácticamente tres semanas el reparto de áreas y las tenencias de alcaldía. Negociaron infructuosamente. Nada trascendió de prioridades y de alternativas a los problemas del municipio. Tan sin resultados se encontraban, que en la madrugada del sábado, se dieron las partes un apretón de manos y decidieron que había que investir a Brito como alcalde.
Es una falta de respeto. A los órganos de los partidos, a sus bases, a la ciudadanía. Que no se informe de las condiciones en que se produce una decisión de ese calado, es una irrespetuosidad. Nos gustaría saber si hay antecedentes de una situación similar en algún rincón de la intrincada geografía política.
La seriedad y la solidez de una alianza entre políticos empiezan precisamente por la claridad y la transparencia de su contenido. Eso significa documento, revisable si se quiere, pero constancia expresa para que todos sepan, para que todos sepamos lo que hay. Porque estamos hablando de la gobernabilidad de un municipio. Y eso no es un simple reparto de cromos o una entente para asignarse retribuciones.
Y para colmo, los hechos se consuman con una votación a mano alzada. ¡Vaya gol el del secretario del Ayuntamiento! Aunque haya un resquicio legal. Y qué capacidad de encaje de portavoces o candidatos de otras formaciones que no rechistaron. Porque es un principio sagrado de la democracia que en dos situaciones, la elección o destitución (censura) de cargos electos, se hace mediante votación secreta. En urna, sí. Quedará ello como anécdota pero reveladora de la singularidad del episodio en el que, paradójicamente, esa circunstancia fue la única no improvisada.
Total, que Brito de nuevo alcalde por decisión de un Partido Popular que en el Puerto no escarmienta. A los precedentes, desde aquel error histórico de 1995, hay que remitirse. En los pasados comicios no subió tanto como en otras localidades pero mejoró ligeramente los resultados de anteriores convocatorias, cuando se movió entre dos y tres concejales. Ahora, con cuatro, y con perspectivas razonables de seguir al alza, tenía mayor capacidad de exigencia. Pero, en el decisivo momento del arranque, ya exhibió cartas de ir aguantando y resignándose, a la espera, un suponer, de que fructifiquen las negociaciones tras las cuales aportar unos resultados ¿insuperables?
Resultados que, al día de la fecha, una semana después de constituida la nueva corporación, no se conocen.
Surrealista.

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