martes, 31 de mayo de 2011

GILBERTO ALEMÁN, ANIMAL PERIODÍSTICO

Se alegró mucho el día que me vio entrar en Radio Club Tenerife, en los últimos años de la década de los noventa, cuando Juan Carlos González, Xuancar, me dio la oportunidad de conducir ‘Tajaraste’ durante los meses de verano.
“No debió hacer carrera política”, le dijo a otro compañero veterano sin reparar en que le escuchaba, “su vocación radiofónica y su estilo son inconfundibles pero no han podido con su vena política”.
La suya tampoco resistió, por cierto: ejerció como concejal durante dos mandatos en el ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, lo que le permitió vivir la política municipal desde dentro, donde se cocía, donde aprendió a sufrir rigores presupuestarios e incomprensiones ante decisiones complicadas que no acababa de entender pero que acataba disciplinadamente no sin antes soltar alguna de sus parrafadas inconformistas.
Gilberto, Gilberto Alemán, era un animal periodístico, un redactor de a pie que podía con todo, especie calificada luego de polivalente. Sabíamos de él desde su firma habitual en el periódico El Día: un estilo valiente y distinto en el periodismo de la época.
Escucharle fue siempre aprender de su sabiduría. Una omnisciencia peculiar la suya, basada en una memoria poderosa y fértil.
Suya era la frase: “¡Empezó esa ranilla a parir periodistas!”. La dijo en una de sus frecuentes visitas a Radio Popular de Tenerife, donde encontró un generoso apoyo en su director, José Siverio, para poner en marcha una agencia de noticias tras la aventura venezolana. El mismo las llevaba en mano redactadas en cuartillas. La exclamación fue a propósito de la coincidencia de varios oriundos del Puerto de la Cruz en tareas de comunicación, cuando todavía el periodismo se hacía con papel y bolígrafo o una conexión artesanal desde de una cabina telefónica. Desde Juan Cruz, la lista, en efecto, se hace larga. Un parto múltiple.
Su prolífica actividad periodística quedó contrastada en distintas responsabilidades: claro que hizo mesa de redacción -así se decía entonces- pero sabía que la noticia saltaba en la calle en el instante menos pensado. Por eso amaba la calle, se recreaba en conversaciones interminables en cualquier cafetería, en una barbería o en cualquier rincón de la capital tinerfeña. Redactor, entrevistador, comentarista y corrector, por supuesto. En cierta ocasión, guiado por un cierto afán transgresor o de originalidad, tituló: “Ayer, ‘crack’ de la circulación en Santa Cruz”. Y abrió un debate sobre el empleo del anglicismo.
Se movió también entre gabinetes de prensa y comunicación institucionales donde se notó su oficio, donde su veteranía hizo superar muchas carencias.
Y luego, claro, su producción bibliográfica: cuando acopiaba material, gráfico o documental, pensaba siempre en una publicación. Son numerosos los títulos con su nombre en portada. Algún editor siempre reconoció el gancho de Gilberto con historias o asuntos de los que nadie se ocupaba.
Su dilatada trayectoria profesional, como periodista y escritor, se vio reconocida con algunas distinciones: le acompañamos cuando fue nombrado Hijo Adoptivo de Santa Cruz de Tenerife (1998) y cuando recibió el premio Canarias de Comunicación (1995).
“Me han dicho que fue un ranillero el que inspiró este premio”, nos correspondió cuando nos fundimos en el abrazo de felicitación, refiriéndose a la moción que en su día hicimos para que cristalizara esa modalidad de los premios.
Y también estuvimos presentes en el acto de concesión de una distinción hecha por la Federación Española de Asociaciones de la Prensa (FAPE), hecha por su presidente, Fernando González Urbaneja, en el Ayuntamiento de Santa Cruz, con motivo de su medio siglo dedicado a menesteres periodísticos.
Gilberto Alemán, serio y ocurrente a la vez, fue un arquetipo del periodismo clásico, del que no conocía horas, del que bebía en las fuentes más impensables. Todo un profesional, todo un ciudadano.
Un animal periodístico.
(Y él hubiera añadido: con perdón).

lunes, 30 de mayo de 2011

MADUREZ

Han sido tantos acontecimientos en el curso de apenas una semana que hasta el estrépito del batacazo electoral empieza a diluirse. No es, ni mucho menos, que se haya cerrado la crisis subsiguiente a los resultados y hasta sería injusto señalar que se trata de una huida hacia adelante pero la operación sobre un cuerpo abierto en canal parece, cuanto menos, haber contenido las hemorragias. Sólo la madurez de una organización centenaria, que se pone a prueba en trances como éste, permite resistir a la espera de una recuperación que, en cualquiera de los escenarios, no va a ser sencilla.

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) afronta la papeleta más cruda desde la reinstauración de la democracia. El retroceso electoral del pasado domingo y la consiguiente pérdida de poder autonómico y local, sobre el que estaba asentado buena parte de su fortaleza, significan un revés de tal magnitud que acentúa todas las incertidumbres, parcialmente mitigadas por las decisiones de su máximo órgano, el Comité Federal, concentrado en despejar una de las principales incógnitas, adecuadamente dimensionada tras el planteamiento del congreso extraordinario sugerido por Patxi López, el artículo de Felipe González en el diario ‘El País’ y la retirada de Carme Chacón en la carrera de las elecciones internas hacia la candidatura a la presidencia del Gobierno, claramente decantada hacia Alfredo Pérez Rubalcaba con un solo flanco débil: cómo compatibilizar aquélla con el ejercicio de sus actuales responsabilidades en el ejecutivo.

Teóricamente, la solidez de los cimientos del socialismo es la que permitirá resistir las consecuencias de la derrota. Pero eso sí: las circunstancias que concurren y la evolución más reciente de la sociedad española obligan a repensar muchas cosas, a realizar un ejercicio colectivo, primero de autocrítica y luego de búsqueda de alternativas. El PSOE tiene que demostrar que hay vida más allá de una coyuntura electoral tan desfavorable, de ahí que la conferencia política programada para el próximo otoño sea, teóricamente, el primer soporte del rearme ideológico, indispensable tras la debacle del pasado domingo.

Porque si bien es verdad que la situación que vive el partido gubernamental, ese severo castigo, esa voluminosa pérdida de respaldo electoral, son la respuesta de lo que ha sucedido extramuros, no es menos cierto que el desconcierto de su propia militancia, extendido a amplios sectores sociales que desde hace años vienen expresando su simpatía y su apoyo en las urnas, requiere un tratamiento urgente que empieza -aunque parezca una broma doméstica o una asignatura menor- por dotar a los órganos de dirección de recursos suficientes como para implantar métodos y programas que amplíen y mejoren la formación, no sólo de quienes se acerquen o quieran incorporarse a la organización sino de cuadros y veteranos ahora mismo inmersos en un proceso de desazón y desconcierto.

No son los mejores tiempos, desde luego, para ensayos o giros pero son evidentes los riesgos de anquilosamiento ideológico. El socialismo se enfrenta a elementos de variada naturaleza cuando menor cuota de poder político va a ostentar: una sociedad a la que la da lo mismo la corrupción institucional cuando no la protagonizan los progresistas, la misma sociedad que intensifica su desapego a la política y los políticos en tanto se agita y explora pacíficamente las alternativas -no sólo en foros digitales y redes sociales sino también vías y plazas- porque los convencionalismos no corrigen los desmanes económico-financieros, en cuanto otra “millonaria” parte ansía salir del agobiante desempleo.

Ideología: mucha, no sea que tenga razón y se reedite el ejemplo puesto por José Manuel Soria en un debate televisivo de campaña.

sábado, 28 de mayo de 2011

DOS PREMIOS CANARIAS VINCULADOS AL PUERTO

Los recibirán el próximo lunes: Wolfredo Wildpret de la Torre (Santa Cruz de Tenerife, 1933) y Antonio Tejera Gaspar (Arico, 1946), recogerán sus Premios Canarias 2011 en las respectivas modalidades de Investigación e innovación y Patrimonio Histórico.
Wildpret y Tejera son un lujo para esta tierra, dos críticos permanentes entregados en cuerpo y alma a su trabajo, sensibles con todo lo que signifique el hecho insular, referencia seria y rigurosa cada vez que hablan no ya de sus disciplinas sino de cuanto caracteriza nuestra convivencia, especialmente cuando se contrastan la desidia, los vicios, la indolencia, la banalidad, la incoherencia…
Los dos tienen vínculos con el Puerto de la Cruz, de ahí que glosemos sus galardones en esta habitual entrega de los fines de semana, ceñida a asuntos locales. Con ambos hemos mantenido desde hace años una relación cordial y respetuosa que converge en la admiración que dispensamos a los sabios, sobre todo aquellos que siguen trabajando en silencio y sin desmayo, aquellos cuya sencilla personalidad no se ve alterada por glorias efímeras. Siguen siendo igual de accesibles, buenos conservadores, siguen paseando por plazas y vías portuenses con inevitables aires nostálgicos y con deseos de gozar de los encantos que aún dispensa el cosmopolitismo venido a menos.
Para quienes no sepan de quien hablamos: Wilfredo Wildpret de la Torre es hijo del recordado catedrático de alemán de la desaparecida Escuela de Comercio de Santa Cruz de Tenerife, Luis Wildpret Alvarez que regentaba la farmacia de la plaza Weyler. Durante más de cuarenta años ha desarrollado una labor docente ininterrumpida. La transmisión de conocimientos sobre el medio natural canario y su protección ha sido primordial en su fecunda trayectoria, desarrollada en cuatro facultades y otros centros de la Universidad de La Laguna así como en numerosísimos cursos de extensión universitaria en todas las islas. Wildpret es, pues, una autoridad.
Siempre guardó espacio para el Puerto de la Cruz, el que conoció antes de la explosión turística y el que surgió cuando Europa se recuperaba de la II Guerra Mundial: de las plataneras a los hoteles. Wolfredo habló del ‘Thermal Palace’ y de aquellos rincones de Martiánez donde quedan vivencias de niñez y juventud. Lo hizo con gusto y con el disgusto también de apreciar un crecimiento desordenado y sin control que propiciaba el deterioro de zonas naturales. En el Puerto, donde quedan vínculos familiares, Wolfredo Wildpret de la Torre reactiva su memoria cada vez que nos visita. Se reencuentra con el ayer, se lamenta, claro; pero también reconoce los intentos y los avances registrados a partir de la reinstauración de la democracia en el municipio. Sabía que un festival de cine apellidado de forma tan atrayente no sería suficiente pero estimuló a Paco Afonso para que perseverara en su vertiente más seria.
Amable, serio, atento, sensible… Nada de lo portuense le ha sido indiferente al profesor Wildpret que, en cada reunión, en cada congreso, siempre miró con cariño al Jardín Botánico, el gran recurso insuficientemente explotado. Ojalá culminen las obras de ampliación -en cuyo proyecto volcamos muchos afanes en nuestro paso por la alcaldía- en los próximos cuatro años.
Antonio Tejera, historiador y arqueólogo, licenciando en Filosofía y Letras por la Universidad de La Laguna. Su investigación está orientada hacia el Bronce Final y la presencia fenicia en la Península ibérica, así como en la historia antigua de Canarias, con importantes trabajos sobre los antiguos pobladores de las islas. Es miembro de la Academia Canaria de la Lengua. Ha prologado libros de diferentes autores y ha escrito sustanciosos artículos sobre excavaciones, grabados rupestres, ritos, restos arqueológicos, momias y vestigios.
Antonio, además, es la bondad personificada. Se aprecia cuando deja el departamento, las aulas y sus espacios de investigación para venirse a pasear los fines de semana por un Puerto de la Cruz que se resiste a verse despojado de los jirones de sus esplendor turístico. Cuenta el profesor Tejera, que tiene unas persuasivas dotes de observación, que siempre llamaron su atención las conversaciones de personas nativas con turistas o extranjeros que simplemente piden información. Está al tanto de nuestro costumbrismo, de nuestras tradiciones, mira con respeto el modestísimo museo arqueológico municipal de las calles San Felipe y Lomo, se interesa por la construcción del castillo San Felipe y por las actividades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias. Empieza a ser un portuense de adopción.
El lunes, Día de la Comunidad, Wildpret y Tejera recibirán sus premios Canarias. Pueden hacerlo con orgullo. Y los que hemos tenido el privilegio de conocerles y tratarles sólo tenemos que congratularnos, en la seguridad, además, de que jamás olvidarán el Puerto de la Cruz que conocieron y aún aman.

jueves, 26 de mayo de 2011

¡PIEDAD!

Ha implorado piedad al Parlamento de Canarias Manuel Alcaide, Diputado del Común. Es un lenguaje tan poco común en el ámbito político y, aún más, en el parlamentario, que llama la atención en fechas tan desconcertantes en Canarias como las que suceden a la jornada electoral, cuando se abre la caja de Pandora para exprimir todas las variables y todas las posibilidades que en el mundo han sido para determinar quién gobierna con quien, sea cual sea el resultado de esa jornada.
Alcaide quiere irse, ya no puede más. Su mandato está más que cumplido pero el disenso y la desidia de los grupos parlamentarios han prolongado su estancia en la institución. Por si acaso, por si esta situación se prolongara otros cuatro años, ha pedido piedad. El gesto y la fraseología empleada son significativos. Que le releven, ha venido a decir, que ya está bien.
Cuando se consume sus sustitución y alguien se anime a hacer un balance de su paso por la institución, incluirá algunas ocurrencias como aquella “invasión” de ciudadanos africanos que arribaban a nuestras costas o la sugerencia de uniformar a los funcionarios, ocurrencias matizadas a posteriori pero ya se sabe lo que queda… A favor de Alcaide, al menos en lo que conocemos: buen encajador de crítica.
En realidad, el todavía Diputado del Común es ajeno a las culpas atribuibles a los grupos parlamentarios para desbloquear la renovación de las instituciones autonómicas. Como siempre, hay que remitirse al pecado original para entender el quid de la cuestión. Se supone que en la nueva legislatura, sea el pacto que sea, habrá voluntad política y subsiguiente acuerdo para renovar aquéllas, para poner fin a tan lastimosa situación, impropia de una democracia madura en la que algunos actos deberían ser mecánicos, simplemente porque las normas están para ser cumplidas.
Manuel Alcaide, por si acaso, suplica que la Cámara resultante del 22-M tenga piedad de él.
Lo que no suceda en Canarias…

miércoles, 25 de mayo de 2011

CUCHIPANDAS

Atrás queda la campaña electoral pero todavía con algunos elementos de análisis, especialmente en el ámbito de los órganos de dirección de los partidos políticos que deberían replantearse, pensando en el futuro, eso de organizar mítines o actos públicos ofreciendo paella, chuletas u otra comida cualquiera con vino, cerveza, refrescos, sangría o lo que sea para acompañar.
Si sirve para garantizar asistencia de público y así inflar las cifras al objeto de que el número de personas sea la noticia, malo. No parece que tenga otra utilidad: movilizar a base de reclamos así hasta termina denigrando la propia dignidad humana. Buscar estómagos agradecidos o captar voluntades con una cuchipanda gratuita en la que, además, se puede escuchar descalificaciones de adversarios políticos, resulta un método reprobable. Algunos ni siquiera perciben que hay gente que acude a todas estas citas, da igual quien convoque, y que por tanto no pueden tener como referencia para hacer cábalas y cálculos, ni siquiera para rearmarse moralmente.
Todas las cosas maduran y la democracia también, de modo que las prácticas introducidas en las primeras campañas, donde se palpaba el entusiasmo y el interés, donde hasta se suministraba información, verbal o artesanalmente impresa, se han ido viendo superadas y si en los más recientes períodos electorales han evolucionado alargando o dando nueva forma al pan y circo romano, ahora deben pensar en la conveniencia de otras fórmulas, diferenciando en todo momento la naturaleza de la convocatoria.
Es decir, cada quien organiza las cosas a su manera, con arreglo a los factores propios, a las mismas sensibilidades, costumbres o tradiciones que hayan podido ir labrando con el paso del tiempo. Si se hace una excursión, pues una excursión. Si se quiere una comida campestre, pues venga. Pero no otorgar a estas iniciativas carta de naturaleza política convocatorias políticas. Un acto político lo es por su contenido, por su simbolismo, por sus intervinientes; no porque al final del mismo haya la cuchipanda.
Menos en tiempos de crisis, como dicen que son los que corren.
A la vista de lo que gastaron los partidos políticos, sin contar con las comidas multitudinarias, no. Desde luego.

martes, 24 de mayo de 2011

TRAS LA NOCHE MÁS AMARGA

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) afronta la papeleta más cruda desde la reinstauración de la democracia. El retroceso electoral experimentado el pasado domingo y la consiguiente pérdida de poder autonómico y local, sobre el que estaba asentado buena parte de su fortaleza, significan un revés de tal magnitud que acentúa todas las incertidumbres. Es una derrota de las que escuecen, se diría en términos deportivos. El secretario general compareció serio y tanto el gesto como sus palabras dejaron entrever la dificultad del trance: la noche más amarga.
El PSOE ha sido castigado, duramente castigado en las urnas, como antes lo fueron Sarkozy, Merkel y el mismísimo Berlusconi a quienes los ciudadanos pusieron en evidencia tras las medidas de reajuste que no pasaron la prueba de elecciones parciales, regionales o cantonales. Es un fenómeno curioso que revela hasta donde se elevaba el nivel de descontento hacia Rodríguez Zapatero, a quien han hecho responsable de este desaguisado electoral. Ha dado igual cualquier escándalo en el que estuviera envuelto el Partido Popular (PP), o que éste gestionara competencias de modo que no gustan a los ciudadanos: ha dado igual. Señalaron al presidente como responsable de todos los males -llegará el día en que alguien recogerá los frutos de un trabajo doliente, sufrido y antipático- y casi nadie ha hecho diferenciación: hasta la creencia de que en elecciones autonómicas y locales se vota a la persona ha saltado por los aires.
La solidez de los cimientos del socialismo es la que permitirá resistir las consecuencias de su derrota. Independientemente de las medidas que adopten los órganos y del buen funcionamiento de sus resortes internos para encarar las decisiones que estimen más procedentes, es en esos pilares -cuya historia se ve ahora enriquecida por tan estrepitosa derrota- donde descansan las bases de su superación. Pero eso sí: las circunstancias que concurren y la evolución más reciente de la sociedad española obligan a repensar muchas cosas, a realizar un ejercicio colectivo primero de autocrítica y luego de búsqueda de alternativas. Otrosí: mucho dependerá de la cohesión y unidad interior. Es en la adversidad donde se contrastan las virtudes de cualquier organización; luego, situada en un momento histórico, habrá de conducirse con mucha destreza para demostrar que hay vida más allá de una coyuntura electoral desfavorable.
Claro que esa vida no puede estar alimentada permanentemente por respiración asistida. Si en sus más de ciento treinta años de historia, el partido se rehizo cuando los más variados peligros amenazaban con su desaparición, ahora habrá de rearmarse ideológicamente, por ejemplo, para que todo no sea una cuestión de puro pragmatismo. El PSOE sabe que se enfrenta a elementos de variada naturaleza cuando menor cuota de poder político va a ostentar: una sociedad a la que la corrupción institucional le da lo mismo cuando no la protagonizan los progresistas, la misma sociedad decepcionada con la política y los políticos, una amplia parte de la cual se agita y explora pacíficamente las alternativas -no sólo en foros y redes digitales sino también en vías y plazas- porque los convencionalismos no corrigen los desmanes, mientras otra “millonaria” parte ansía salir del apremiante desempleo.
Esa es la realidad en la que ha de desenvolverse un partido sacudido por un castigo electoral como antes no había conocido. Si de la derrota siempre se aprende, ésta, que dejará huella, proporciona las enseñanzas de tener que moverse para retomar la iniciativa, recuperar terreno y procurar ponerse por delante, a sabiendas de que eso no cuaja con un solo congreso o en un breve lapso de tiempo y de que no cabe encomendarse al contraste que descubrirán los votantes cuando comprueben que tampoco han tocado el paraíso terrenal.

lunes, 23 de mayo de 2011

NUEVA HORA

En las horas que unos disfrutan y otros lamentan, cuando se hace digestión de titulares de prensa y los números y los porcentajes son más consultados que cualquier enciclopedia, en los momentos que se ha bajado la bandera de las negociaciones y las cábalas en busca de fórmulas de gobernabilidad y salvaciones políticas personales, aguardando a los análisis de las ejecutivas y comités de estrategia -que no olviden que ésta es la hora de la autocrítica- y a la espera de que cristalicen alianzas y se indague sobre el alcance de las agitaciones sociales que han sacudido la última parte de la campaña -a ver cómo evolucionan, por cierto-, hoy es el primer día de la realidad que han de afrontar los nuevos munícipes salidos de las urnas. Una realidad que será más cruda a medida que amainen los vientos triunfalistas y las efímeras alegrías de acceder al poder o seguir en él y cobre cuerpo la asunción de responsabilidades. Porque ni la campaña ni los resultados han borrado de un plumazo los problemas que han venido atenazando a los ayuntamientos durante los últimos tiempos. Si algunos de sus gobernantes salvaron la gestión gracias a los dos planes E del Gobierno de Rodríguez Zapatero, aplicables sin distingos políticos en todo el país, no es menos cierto que las instituciones locales tienen ante sí un horizonte preocupante que se condensa en la merma de ingresos que complica el cumplimiento de las obligaciones presupuestarias y la prestación de los servicios de sus competencias. Si los ayuntamientos son considerados la columna vertebral del Estado, ésta debe permanecer enhiesta, hecho que sólo será posible con un sistema de financiación claro y holgado, pero que también exige el máximo celo, la máxima responsabilidad de quienes tienen a su cargo los gobiernos municipales. Porque han pasado los tiempos de despilfarro y ahora cabe exigir no sólo austeridad, sino el máximo rigor en la administración de los recursos públicos. De ahí que los políticos electos ayer para las corporaciones locales estén obligados a dar ejemplo, con decisiones consecuentes que les afecten directamente y que les permitan recuperar credibilidad. Deben hacerlo con valentía o con coraje político. Hasta los loros viejos, un decir, tendrán que aprender idiomas. Es la hora de contrastar el cumplimiento de los propósitos repetidos machaconamente antes y durante la campaña electoral. Con transparencia. Reducir gastos, prescindir de los que sean voluntarios y adelgazar el organigrama administrativo es el triple objetivo. Costará, pero, si no se emprende o no se da el primer paso de la larga caminata -a la espera de tiempos mejores-, sólo se estará prorrogando las tribulaciones, los sufrimientos de cada nómina, las demoras en el abono de las facturas de proveedores… En definitiva, prolongando la agonía. Por lo que cuentan -es poco, pues a nadie gusta que trasciendan las penurias de la casa que se administra-, algunas haciendas locales canarias (por cierto, una cordial bienvenida a El Pinar, en El Hierro, culminado plena y democráticamente su proceso de constitución) atraviesan una situación insostenible. Dicen que técnicos y funcionarios responsables están agotando sus recursos de ingeniería financiera para garantizar el pago de nóminas mientras siguen registrándose casos de alegres contrataciones de personal. Cuidado porque la subida de impuestos no sólo es impopular, sino que también está al límite y porque no se puede seguir dejando al albur de los malditos mercados la búsqueda desesperada de soluciones, a la larga un pozo de endeudamiento que sólo acentúa el déficit estructural. Si se quiere que la columna siga firme, estamos obligados a actuar de modo bien distinto al seguido hasta ahora.

sábado, 21 de mayo de 2011

EL SALTO DEL MARTIÁNEZ

El equipo de waterpolo del Club Natación Martiánez ha salvado la promoción y permanecerá una temporada más en la División de Honor. Es un hecho gratificante para el deporte portuense que se debate entre penurias y tribulaciones de todo tipo pese a contar con una excelente producción de valores.

En ese sentido, empieza a ser casi milagrosa la permanencia del Martiánez que lleva varios años coqueteando con el descenso. No sólo se trata de disponer de un potencial deportivo reducido, si se lo compara con quienes le preceden en la tabla, especialmente los de algunos equipos de Catalunya, sino de entrenar en condiciones al límite (piscina al aire libre, agua insuficientemente calefactada y otras incertidumbres) afrontar desplazamientos y situaciones individuales y colectivas complicadas, con muy escaso apoyo institucional y con una estructura social propia muy débil. Así van unos cuantos años y así tiene mucho mérito la obra de la permanencia en el primer estrato del waterpolo nacional.

Con razón se quedaban admirados hace unos años otros alcaldes y ediles de deportes a los que contábamos que, teniendo la superficie territorial más pequeña de Canarias, el Puerto de la Cruz disponía de dos equipos en las máximas categorías y de dos disciplinas tan "mayoritarias": waterpolo y béisbol. Luego explicábamos los antecedentes, las razones y el por qué del éxito de su implantación en el municipio y lo entendían.

"Mucha voluntad, mucha, hace falta para mantenerse en esas circunstancias", recordamos que dijo Pedro Castro, el alcalde de Getafe y dirigente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP).

Y, en efecto, es la voluntad, la tenacidad lo que ha distinguido la entrega de los dirigentes, técnicos y jugadores del Martiánez a lo largo de una intensa y productiva trayectoria. Sin esas cualidades, hubiera sido imposible consolidarse. El entusiasmo de Roberto Hernández, José Antonio Marrero e Isidoro Sánchez ha sido clave para mantener encendida la llama. El suyo y el de unos colaboradores a los que gusta este deporte y conocen del sacrificio y de las exigencias que comporta. Competir en las circunstancias que hemos descrito a grandes rasgos tiene mucho mérito.

Por eso, ahora procede replantearse de una vez el futuro. En todos los sentidos. No puede ser que se prolongue este sufrimiento entre penurias y carencias constantes. El Martiánez debe afrontar una revisión de los esquemas sobre los que viene trabajando. Porque el entusiasmo y el voluntarismo puede que ya no sean suficientes, que no basten para "logros" deportivos como es salvar una categoría a base de promociones anuales. Hay que fortalecer el club, con participación social y con estructura mínimamente sólida. Hacerlo de todos, estimular que la gente se identifique. Hay que abrirse a posibles patrocinios, a la iniciativa privada. Hay que planificar y dedicar atención permanente a la cantera.

Ha sido la suya una trayectoria difícil y exitosa a la vez. El Martiánez es un timbre de orgullo en el deporte portuense. Llegados a este punto y después de varias experiencias promocionales, contrastadas las tribulaciones y sabiendo que aprietan desde otras latitudes, o se da un salto -no hace falta que sea muy ambicioso- o mucho hay que temer que, si se pierde la categoría, todo desaparecerá.

viernes, 20 de mayo de 2011

INCERTIDUMBRE

Si las elecciones del domingo se presentaban inciertas -en Canarias y en todos sitios-, la irrupción de la agitación social en forma de protesta por los vicios en el funcionamiento de la política en general -un eufemismo, ¿vale?- y por el comportamiento de los políticos -debería precisarse: de algunos-, con un eslógan tan llamativo que demanda Democracia real, ya y con un grado de resistencia a resoluciones de las mismísimas juntas electorales, la irrupción, decíamos, las convierte en más complicadas todavía, aunque es imposible precisar quién obtendrá los réditos.
Se ha registrado en la segunda mitad de la campaña, que tenía mucho de atonía sobre la que descansaban los ecos triunfalistas del Partido Popular. No es que la agitación haya mermado en demasía tales ecos pero ahora hay que diferenciarlos de las voces.
Todos los análisis que se hagan a partir del lunes habrán de tener presente este nuevo elemento que traspasa la coyuntura electoral.
Porque ya veremos cómo cuaja esta ¿revolución? Social, pacífica, expresión del inconformismo que amplios sectores no terminan de entender, sencillamente porque no saben de lo que va. ¿Por qué protestan, qué quieren, contra quién van? Y todo mezclado, claro: que si la corrupción, que si el capitalismo, que si el bipartidismo, que si la explotación, que si los recortes sociales…
Se ha sabido cómo ha empezado pero no cómo va a terminar, qué cambios o qué modificaciones implicará. Algunos medios ven con simpatía la agitación, hasta alentarla sin explicitarlo. Otros, no: ya han visto un nuevo Apocalipsis.
Y así las cosas, se pone punto final a la campaña electoral. El derroche de algunos partidos en recursos propagandísticos nos ha parecido insultante. Pensar que sus candidatos no se cansaban de hablar de crisis, de culpables de la crisis, de efectos de la crisis, de damnificados por la crisis… Qué paradojas. Lo de menos son las trampas y las conductas propias de comienzo de la democracia: eso quede en anécdota. Lo de más es la insolencia que representa ese gasto “cuando hay tanta gente que lo está pasando mal”, por emplear la misma frase.
Pero, a pesar de todo, el domingo a votar.

jueves, 19 de mayo de 2011

AGITACIÓN. VALE, PERO...

Protestas y concentraciones en plazas españolas en plena campaña electoral. Prende la agitación social, fruto del cansancio, del hartazgo, de los vicios políticos. Gente de todas las edades, pero en su mayoría jóvenes que dicen no y que claman por democracia real.
Vale, bien. Hay que respetar y se respeta ese malestar y ese espíritu rebelde que dan pie, por cierto, a múltiples interpretaciones sobre la instrumentalización que se hace de la actitud y sobre los hipotéticos beneficiarios de la situación que ya veremos si se agota ahí o cuaja de alguna forma. (A propósito: que tomen nota quienes han acampado y han hecho sonar sus voces de disconformidad de las reacciones de políticos y medios de la derecha. Tomen nota…).
Se respeta -sin olvidar que hay unas coordenadas en el Estado de derecho en las que hay moverse- pero se recuerda que sus planteamientos o sus demandas no se resuelven el próximo domingo. El 22-M se dilucidan las cuestiones que interesan a todos en la comunidad, en la ciudad o en el pueblo. Algunas de esas cuestiones no admiten dilación.
Y se advierte también que la protesta debe venir acompañada de alternativas que, hasta ahora, no han sido vistas o no han sido suficientemente informadas. Si quieren hablar de revolución social, más o menos silenciosa, si están larvando otro mayo del 68, hace falta más, bastante más.
La campaña de la atonía, pues, se ha visto al final sacudida por estas protestas ciudadanas que han tenido hasta un grado de resistencia a las resoluciones de algunas Juntas Electorales que, por si no lo saben, son la autoridad judicial en estos tiempos.
La actitud de los manifestantes o concentrados es respetable y puede que les asista parte de razón. Es bueno moverse antes que resignarse. Pero, lo dicho: estas cosas se sabe cómo empieza, pero nunca como terminan.

miércoles, 18 de mayo de 2011

TERESITAS: ANTICIPO DE UN DERRIBO

El mandato en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife finaliza con otro hecho que confirma la agitación que lo ha caracterizado: la sentencia de un juzgado de la capital tinerfeña sienta las bases del derribo de una construcción cercana a la playa de Las Teresitas, popularmente conocida como “mamotreto” y concebida para acoger oficinas y aparcamientos. Andaba el Partido Popular en menesteres municipalistas opositores, allá por septiembre de 2009, cuando pactó con los socialistas forzar un acuerdo plenario que, además de evidenciar la ruptura, significara un punto de inflexión en el jeroglífico de la playa santacrucera, sobre la que se cierne toda suerte de suspicacias. Prosperó el acuerdo que estaba orientado al derribo pero que fue recurrido por los concejales de Coalición Canaria, encabezados por el alcalde, Miguel Zerolo, hasta que el juzgado, desestimando sus posiciones, ha dictaminado la validez de lo aprobado por el máximo órgano institucional.

Es verdad que la sentencia matiza que el acuerdo no tiene “naturaleza de acto resolutorio ni prejuzga el resultado de aquellos procedimientos que habrán de instruirse por efecto de la voluntad política expresada” en la moción que populares y socialistas habían elaborado en una inesperada vuelta de tuerca que ahora, tras la decisión judicial, cobra una significación política importante, más allá del fragor de los últimos días de la campaña electoral.

Porque la sentencia cuestiona -dicho a grandes rasgos- aspectos sustantivos de la política urbanística seguida por el gobierno local en una actuación que llamó la atención de quienes instruían el caso desde el momento en que comprobaron que el edificio tiene tres veces más volumetría de la consignada en la ficha de modificación correspondiente en el Plan General de Ordenación (PGO).

La sentencia es un revés considerable para quienes defendían la legalidad del proyecto. Se mire como se mire -seguro que no faltarán interpretaciones que compliquen aún más el futuro-, es un paso atrás que, sumado a otras controversias, pone un punto final al mandato

Esta particular ‘validez’ judicial hará que en el próximo mandato, el nuevo alcalde y quienes se encarguen del área de urbanismo en el ayuntamiento capitalino, política y técnicamente, tengan mucho trabajo. Y con estos antecedentes, habrán de esmerarse. Ojalá interpreten, desde luego, desde el primer momento, que una cosa es atraer inversiones, emprender, facilitar condiciones y auspiciar productividad económica y que todo eso no puede hacerse alegremente sin respetar la legalidad. ¿Dónde la seguridad jurídica?

Lo cierto es que entre el Plan General de los fuera de ordenación tan contestado en la calle y esta sentencia que anticipa la demolición de una construcción edificada poco menos que al tun tun, nos encontramos con un abrupto final de mandato y un urbanismo en la capital de la provincia muy pero que muy polémico.

Y si el derribo se consuma, habrá mucho de simbología. Ya se sabe: imágenes, impacto… Para toda la vida. Sería el triste colofón de esa política urbanística errática que invita a la duda y, al final, miren los quebrantos que causa.

martes, 17 de mayo de 2011

DUDAS SOBRE SCHENGEN

Las revueltas populares de muy incierto final en países del Magreb y Oriente medio están produciendo efectos que parece incluso socavar algunos pilares de la Unión Europea (UE), como el Tratado de Schengen que consolida la libre circulación de las personas en el espacio comunitario del mismo nombre al eliminarse los controles en las fronteras interiores de los países miembros. Quede claro que no todos los países de la Unión son integrantes de ese espacio bien porque no deseaban suprimir los controles en sus fronteras con los otros países de la zona (ejemplos de Reino Unido e Irlanda) bien porque no reunían las condiciones exigidas para ello, como son los casos de Rumania, Bulgaria o Chipre). En definitiva, el espacio no engloba a todos los países ni a determinados terceros estados, como Noruega, Islandia, Suiza y Liechtenstein.

Los principios de Schengen se ven amenazados por los inevitables flujos migratorios subsiguientes a los conflictos sociales de las naciones del norte de África. Miles de personas huyen del fragor de las batallas, del rencor, del fundamentalismo, del desempleo, de las crisis agravadas… Se lanzan a la aventura del mar, ya en el desespero de darlo todo por perdido, buscan un trabajo, quieren comer. Comoquiera que las respectivas transiciones no están nada claras, se acentúa la incertidumbre y se tiñe más sombrío el panorama.

¿Y Europa? ¿Qué hace la estructurada y la teórica sólida Europa ante un fenómeno social que le queda tan cerca y que empieza a afectarla seriamente? ¿Dispone de respuestas? Las preguntas se suceden para dar razón a Dolores Rubio García, doctora en Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, cuando en un trabajo sobre el Tratado de Lisboa se planteaba con toda claridad que la Unión Europea, en lo puramente político, no acaba de definir su identidad.

Tal es así que duda cada vez más. Reintroducir las fronteras interiores y los correspondientes controles surge ahora como alternativa a la vista de las reacciones de los gobiernos de Dinamarca, Italia y Francia, estos dos últimos acosados por radicalismos fundamentalistas y xenófobos en época de proximidad electoral. La dinámica racista parece haberse desatado. He ahí lo preocupante porque combatirla, con su tremenda carga populista, no es nada fácil y mucho menos si se asumen algunas de sus pautas, sobre el papel impropias del siglo XXI.

Pero que Schengen corre peligro es evidente y el debate sobre su revisión es de lo más importante en estos momentos para la Unión Europea. La coyuntura pone a prueba la vocación, el propio espíritu europeísta, especialmente el de algunos gobernantes. De ahí que resulte primordial si hay voluntad política para hacer efectiva la denominada cláusula de solidaridad del Tratado de Lisboa, en virtud de la cual se ofrece a los ciudadanos la posibilidad de recibir apoyo de la UE en caso de un ataque terrorista, de una catástrofe natural o de origen humano. Este último parece ser el caso. Finalizar la regulación del paquete de asilo, con un sistema de identificación y con un control común de requisitos de acceso, sería la medida complementaria de aplicación.

Partiendo del planteamiento de la profesora Rubio, estamos ante una opción para avanzar, para definir la identidad. Limitar el espacio de libre circulación, uno de los logros de la Unión Europea, puede ser un paso atrás acaso irreversible.

lunes, 16 de mayo de 2011

EMPLEO SUBTERRÁNEO

En los Apuntes de la última edición hablamos de economía sumergida, del impacto de algunos datos extraídos de un importante estudio científico no sólo en los globales del Producto Interior Bruto (PIB) sino en la capacidad de generar empleo y en la fiscalidad misma. Posteriormente, responsables gubernamentales han hecho declaraciones públicas en las que reconocen la necesidad de desarrollar un plan que favorezca la superación de vicios, permisividad y enquistamientos para lograr una economía más estable y transparente, sobre todo, más ajustada a la realidad.

A la espera de que se confeccione y se aplique ese plan configurado como ley, que afloren cifras de economía sumergida -un lector sugiere que empleemos también el término subterránea- es ya un primer paso para entender mejor la necesidad de invertir ciertas prácticas y tendencias. Si hablamos de propiciar y buscar oportunidades para salir de la crisis, hay que empezar por erradicar comportamientos que mucho tienen que ver con la picaresca y el fraude. Porque, de alguna manera, todos salimos perjudicados.

Y como Canarias tampoco escapa a los efectos de esta lacra -no sólo el paro debe encabezar los infortunios y la desazón de gobernantes y gobernados: ésta es otra materia para preguntar en encuestas-, hay que estar muy atentos a los recientes estudios realizados por técnicos del ministerio de Hacienda (Gestha) que arrojan conclusiones llamativas, especialmente las referidas a desempleo.

Por ejemplo: el empleo sumergido en la Comunidad Autónoma -es decir, trabajar sin que conste en algún lado; pagar y cobrar contraviniendo principios elementales- roza el diez por ciento del PIB generado y supera los 3.900 millones de euros anuales, casi dos puntos por encima de la media nacional. Vayan quedándose con las cantidades. Por provincias, Santa Cruz de Tenerife oculta un mayor empleo irregular, con 2.340 millones de euros al año, en tanto que Las Palmas registra 1.596 millones de euros también en un año. Los técnicos de Hacienda cifran en un 28,7% el PIB subterráneo en las islas, lo que significa unos 11 millones 652 mil euros, de los que casi 4 millones corresponden al fraude laboral.

Independientemente de la aprobación de la ley, orientada, entre otras cosas, al afloramiento y control del empleo manifiestamente irregular, sería bueno que una potente iniciativa de comunicación sensibilizara al personal a este respecto, comenzando por los propios agentes sociales que hace pocas fechas, por cierto, rubricaron y posaron con el Gobierno autónomo para expresar su voluntad de readaptar un plan por el empleo y la sostenibilidad. Un plan que nace con la legislatura agotada, con un ejecutivo ocupado en otros menesteres y sin consignación presupuestaria; por lo tanto, con legítima incredulidad. Aquí, o juegan todos con voluntad, decisión y reglas para ser cumplidas, o se rompe la baraja de tanto defraudar.
Porque el estudio de los técnicos de Hacienda señala con claridad más cifras significativas hasta el punto de que, según concluye, “la implantación de unas políticas adecuadas que redujeran en diez puntos la tasa de fraude en Canarias -hasta el nivel de los países europeos más desarrollados-, permitiría recaudar cada año más de 500 millones de euros adicionales procedentes de las cuotas a la Seguridad Social en la Comunidad, y más de 13.000 millones de euros a nivel nacional”.

En otras palabras, difícilmente se podrá hablar en serio de fomento de la empleabilidad y de la emprendeduría, o de modernizar y optimizar los recursos públicos, si no se pone coto a cuantas irregularidades no sólo acrecientan la fractura del mercado laboral sino que distorsionan notablemente la productividad y su interrelación con todos los elementos que la integran.

Para ello se requiere también más formación. Pero esa, después de tantos años, parece -no: es- una prédica en el desierto.

(Publicado en Tangentes, número 35, mayo 2011)

sábado, 14 de mayo de 2011

MONTSE MARTÍNEZ, ENTRE LA LOCUCIÓN Y EL TEATRO

La ausencia de la ciudad a lo largo de la semana produce, de vez en cuando, sorpresas por alguna noticia o algún hecho desconocido del que nos enteramos al cabo del tiempo con el natural estupor. Es lo que ocurrió con el fallecimiento de Montserrat Martínez, Montse, a quien conocíamos desde los lejanos tiempos en que formó parte del primer plantel de locutores de Radio Nacional de España en Canarias y cuando nos pasábamos los veranos del bachiller con su hijo Plácido.
Montse ya había ejercido en pleno romanticismo del medio radiofónico, en Radio Club Tenerife, a la que siempre llevó en el corazón, según contaba. Su predilección por el teatro le llevó a interpretar varios papeles en obras que eran cuidadas con esmero ante los micrófonos y había que emplear los métodos más insólitos para producir los efectos especiales. Montse, que hablaba inglés perfectamente, era la voz delicada.
José Antonio Pardellas la conoció bien y por eso se refirió a ella con admiración en un emocionado testimonio tras su muerte. Y contó por enésima vez la célebre anécdota: en una obra teatral radiofónica que se emitía tradicionalmente en época navideña, se requería la voz de un niño para que exclamara en determinado momento “Merry Christmas” y “Happy new year”. Montse llevó a un Plácido pequeñito que, bien aleccionado, dijo esas frases con primoroso sabor infantil e inglés, mientras ella lucía orgullosa su maternidad. En su libro dedicado al medio, por cierto, Pardellas ha insertado comentarios y un par de apariciones fotográficas.
Con gran sensibilidad cultural, siempre estaba atenta a cualquier convocatoria y a cualquier creador joven que exponía su obra. Una tarde, con el malogrado Paco Afonso, intercambiamos criterios sobre los memorables bandos de Enrique Tierno Galván. Asistió con alborozo a la creación y puesta en marcha de la Universidad Popular Municipal que años después, tras el suceso de La Gomera, lleva el nombre del que fuera el primer alcalde portuense de la democracia.
Y también siguió muy de cerca el nacimiento del taller de teatro ‘La Recova’, junto a Elsie Ribal y Matilde Perera. Ahí aportó su experiencia y su saber, tan cultivado en aquellas clases de oratoria y declamación que recibió e impartió.
Montse Martínez se ha ido en silencio, como las buenas actrices que interpretan sus papeles sin estridencias. La recordaremos como una buena mujer y como una excelente locutora, como una enamorada del teatro y como una persona comprometida con la cultura a la que siempre le parecía poca cualquier iniciativa que se promoviera para su enriquecimiento.
Hasta siempre.

martes, 10 de mayo de 2011

¿DE QUÉ CRISIS HABLAN?

La crisis no afecta a los partidos políticos -especialmente a alguno, como Coalición Canaria- según se desprende de los recursos propagandísticos visibles empleados -los invisibles deben ser también de nivelazo- en la campaña. La campaña que ya no es tan átona, por cierto.
Carteles, 'cedés', qué derroche de soportes, cuánto gasto... La vida sigue igual en esta campaña electoral a cuya fase preliminar frenó la ley que impedía el festín. Habrá que agradecerlo. Se creía que las circunstancias y las carencias iban a contener el gasto de las organizaciones políticas pero se ve que hay para todos. No es de extrañar que se repita aquel episodio (auténtico) de los años noventa: ejecutivos de un partido se presentan en una empresa de comunicación para contratar unos espacios publicitarios y la gerencia les dice que no, que es imposible, que no queda hueco para los contenidos informativos, que están a tope y que tanta emisión de la misma marca puede ser contraproducente ya que terminarían identificándoles con esa organización. Réplica de los ejecutivos:
-Pues entonces pagamos para que no se emitan inserciones de tal partido.
Ni recesión ni gaitas. Por si fuera poco, menudean las denuncias de parte y parte por utilización de medios públicos o institucionales, humanos y materiales. Cuando se creía que la situación económica iba a frenar o a contener el gasto de las organizaciones políticas, se aprecia lo contrario, Insaciables, es que son insaciables.
Y ojo, en algunos casos quienes hablan de que la cosa está fatal y critican al adversario olvidándose de su actuación en las competencias que les son propias son los mismos que ahora no tienen el mínimo empacho gastando -mejor:despilfarrando- en música, luz y alegría, que ese era el eslógan publicitario en los festejos populares antes de la restauración democrática. Hasta en la web de algún club deportivo aparecen ‘banners’ publicitarios.
Habrá que preguntarse si los dirigentes de las organizaciones políticas se habrán planteado un freno acaso temiendo la reacción de los ciudadanos o creyendo que derroches así aumentarían el rechazo a los políticos. Mucho nos tememos que esos bollos son para otro horno.
Pero que no se extrañen de que haya ciudadanos hartos que repudian este festín, ciudadanos a los que molesta tanto desprendimiento. Sería interesante que algún día se supiera el volumen inversor en propaganda electoral, tan sólo -aunque suene demagógico- para saber cuántas contrataciones laborales pudieron formalizarse con un porcentaje de ese volumen. O más fácil: para mitigar o impedir la agonía de organizaciones no gubernamentales o asistenciales que han tenido que reducir prestaciones y capacidad de empleo porque “la cosa está fatal”. Y es verdad que ellas la padecen.
Pero nada: la vida sigue igual. Es la moviola en Canarias de cada cuatro años. Y eso que, decían, había menos grasa para que funcionara.
¡Cómo será cuando abunde de nuevo!
¿Crisis? Pero ¿de qué están hablando cuando emplean ese vocablo?

lunes, 9 de mayo de 2011

¡AY, EL MITIN!

En la que se intuía iba a ser una campaña electoral dominada por la atonía, resulta que no. Que los partidos rivalizan en informar sobre el alcance cuantificado de su capacidad de movilización, esto es, número de personas -más o menos exagerado o inflado- que asisten a sus convocatorias, preferiblemente actos públicos. Se creía que la crisis y el desencanto eran tan grandes que el ciberespacio iba a ser un inmenso refugio donde atiborrar de mensajes y, sobre todo, de imágenes. Hasta los más profanos ya saben algo de redes sociales: algunos candidatos han aprendido sobre la marcha a desenvolverse con el teclado y las entradas mientras que los más experimentados se permiten el lujo de transmitir en directo actos, debates y sus propias intervenciones.
Los nuevos enfoques, el empleo de las nuevas tecnologías, la política 2.0… Antes se entregaban trípticos y alguna publicación, postales, chapas y otros adminículos. Ahora se reparten ‘cedés’ y bolígrafos por los buzones de las viviendas. Y eso que andamos en plena contracción económica. Algunos que echan la culpa de la recesión a otros y hasta hace pocas fechas insertaban en sus discursos la frase “hay gente que lo está pasando mal”, ahora alardean de poderío y no se recatan con tal de exhibir su potencial. Ni los riesgos de ser contraproducentes les asusta. Pero del derroche, o de cierto derroche, nos ocuparemos otro día.
Ahora, en hablando de desequilibrios, hay que hacerlo del mitin clásico, de ese modesto acto político que se convocaba en plazas de barrios, en polideportivos, en sedes de asociaciones y en espacios a veces insólitos que servía, sobre todo, para dar a conocer a los miembros de una candidatura y para escuchar a candidatos a otras instituciones. Dicen que la fórmula está agotada, que se molesta a la gente y que siempre van los mismos. Que, por consiguiente, no merece la pena organizar o convocar. Que no sirve para nada. O que con uno o dos, es suficiente.
Se olvidan los partidarios del no que ese contacto o esa cercanía es primordial para mucha gente que quiere ver de cerca al representante de su distrito, a la hija o al nieto de algún vecino, de algún familiar o de algún amigo que le han dicho que se presenta. Replican diciendo que con las visitas a los bloques de viviendas o a las casas, en un ‘puerta a puerta’, con la asistencia a algún acto, también es suficiente. Que ya la ciudadanía tiene bastante con las televisiones locales y como todo el mundo dispone de ordenador, pues al instante o en el sitio que prefiera se entera de lo que pasa y de lo que se ofrece.
Pero ‘todo el mundo dispone de ordenador’ no es un axioma. Hay casas donde no se conoce o no se tiene. Y por ahí se rompe la cuerda, claro. Porque, ¿qué hacer con quienes no acceden a esa tecnología por edad, por la razón que fuere? ¿Se les condena, se les arrincona, se les niega la información o la explicación de campaña? ¿No sería una forma de exclusión?
Pues sólo quedan los mítines, las pequeñas concentraciones humanas, con un atril doméstico, un par de focos, un fondo de pancarta manual y un rudimentario equipo de megafonía para seguir dando cobertura y paliar las carencias del modernismo. Como que se echa de menos el calor y el ambiente de esos actos políticos, anunciados con octavillas o con un coche equipado con altavoces recorriendo desde por la mañana las calles del barrio. Los aplausos, el abrazo, la primera intervención pública, las ocurrencias, el ataque y la defensa desde los planos más cortos, la curiosidad, la expectativa, el recuento… Las intervenciones cortas y simpáticas; las otras que eran un coñazo; las que alguien grababa a hurtadillas… El orador brillante, la bisoñez dialéctica, la verborrea demagógica…
Todo eso no lo dan las redes sociales, por mucha interactividad que desplieguen. Por esas inmensas autopistas como que se enfría la cosa. Se enfría y hasta se deshumaniza la campaña.
¡Ay, el mitin! No lo entierren del todo

viernes, 6 de mayo de 2011

PINO, LA SAMARITANA

Hay personas que ejercen de samaritanas, esto es, ayudan a otras desinteresadamente y sólo nos damos cuenta de su valor con el paso del tiempo. Es el caso de María del Pino Pérez Hernández, asistenta social durante más de treinta años en el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz a quien hoy rinden un homenaje en el Liceo Taoro de La Orotava. No es sólo tal ejercicio que, en todo caso, deriva de la función profesional que ha escogido o le han encomendado, sino el cumplimiento de responsabilidades en el cada vez más complejo mundo de los servicios sociales, una de las materias que más ha evolucionado y tecnificado en los ámbitos de la administración y que comporta unas exigencias cuya satisfacción no es nada sencilla.
Las responsabilidades que empiezan por escuchar los problemas, las penurias y las circunstancias de necesidad que transmiten las personas que no tienen otra referencia ni otro desahogo que el área o departamento de servicios sociales de un ayuntamiento. Luego siguen por el estudio y el encauzamiento de una posible solución: desde no disponer de vivienda a no tener recursos para abonar el alquiler, pasando por las cuatro exiguas paredes en muy deficientes condiciones. Están los otros problemas: los de atención sociosanitaria, los de una intervención quirúrgica pendiente, los de un ingreso hospitalario que no se consuma, los de una menor embarazada, los de ayuda a discapacitados, los tratamientos a toxicómanos, los de carencias alimentarias, los de rupturas familiares traumáticas, los de convivencia convulsa, los de hijos inadaptados, los de malos tratos, los de tramitación de pensiones o ayudas…
De todo eso, de estos dramas, sabe mucho Pino, a quien hemos visto llorar cuando las colas de personas que demandaban sus servicios desbordaban las dependencias municipales, aún finalizada la jornada laboral. Ella seguía allí, como si de una doctora o de una psicóloga se tratara. Probablemente, administrando la terapia del consuelo y del ánimo; probablemente transmitiendo el único aliento que los necesitados podían encontrar después de haber recorrido mil y un lugares o haber agotado toda esperanza. Incluso, en los hogares de los afectados, a donde se desplazaba sin reservas. Pino ha conocido las interioridades de centenares de familias portuenses y a todas ha procurado ayudar en la medida de sus posibilidades, en lo que estuviera a su alcance, pese a que hubiera causas imposibles o que los repetidores de las demandas perseverasen a sabiendas de que no se había producido variación de la última contestación que pudo haber sido, acaso, cuarenta y ocho horas antes.
La necesidad más acuciante, desde luego, fue o ha sido la vivienda. Pino ha sabido de los apremios y de las presiones, de las necesidades imperiosas y puede que de algún aprovechamiento. Ha conocido de frustraciones y de los contentos tras un largo proceso de espera. Ha baremado, ha explicado, ha pedido certificaciones y papeles que faltaban, ha informado, ha incorporado a ultimísima hora y ha sufrido también los disgustos y los dicterios de quienes, en algún proceso, de promoción pública o de protección oficial, no resultaron adjudicatarios y la señalaron, injustamente, culpable.
Pino ha conocido desde dentro la tremenda transformación experimentada en su especialidad. Y ahora, después de tantos años, cuando llega el momento de su jubilación, sus hijas y sus compañeros, amistades y allegados, quieren transmitirle todo el afecto y todo el respeto que ha sabido granjearse con su entrega y con su nobleza. Porque éstas han sido las dos cualidades que adornan su trayectoria profesional y su propia existencia.
Una funcionaria cabal, desde luego. Atenta, leal y servicial. La funcionaria que llegó procedente del jardín de la infancia del Cabildo Insular y que fue pionera a la hora de reivindicar derechos como el de la licencia por embarazo, cuando eso de los derechos era todavía una asignatura de la que apenas existían nociones. Ese papel de valedora lo prolongó luego, toda su vida profesional, con naturalidad y sin estridencias, haciendo efectiva la solidaridad precisa, como saben bien sus compañeras que contrastaron sus desvelos, en los tres primeros mandatos municipales democráticos, para contribuir a consolidar la red de servicios sociales del Puerto de la Cruz cuyo modelo sería luego asimilado por otros ayuntamientos españoles.
Y por encima de todo, una mujer encantadora, esposa y madre ejemplar.
Pino, la samaritana.

jueves, 5 de mayo de 2011

SIN PREGUNTAS, NO

Eso de convocar conferencias de prensa y no admitir preguntas va a costar muy caro para quienes lo pongan en práctica. Eso sí: cabe confiar en una respuesta unitaria de medios y profesionales, en forma de boicot, o sea, no acudir y no cubrir la convocatoria. Esa respuesta es crucial si se quiere erradicar una fórmula reprobable y que limita, cuando menos, la libertad de información. Quien no admita interrogantes en un acto informativo, que no lo convoque, que envíe un comunicado. No es la alternativa ideal, no favorece plenamente la información pero es mejor antes que limitarse a leer y despedirse cortésmente.
La Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) ha tomado la iniciativa después de que numerosos profesionales participaran en una red social oponiéndose a este tipo de comparecencias. El presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV), Iñigo Urkullu, es el último en realizarlo. La presidenta de la FAPE, Elsa González, ha sido tajante: “Si cedemos, acabarán dañando la libertad de información”. Los límites al ejercicio del periodismo, en plena eclosión de la sociedad del conocimiento, no sólo no están bien vistos sino que pueden dañar los pilares de la convivencia de la convivencia democrática y plural. Cierto -por decirlo todo- que hay algún periodismo igual de reprochable que la fórmula que se está criticando pero eso es parte de los gustos, preferencias o credibilidades de cada cual. Igual que no se espera que un periódico conservador dispense un tratamiento ecuánime o equilibrado a un hecho o cargo público progresista, tampoco es positivo que el lector, el radioyente o telespectador se vea privado de lo que, un suponer, interesaba saber en ese momento por parte del medio.
Hacia las organizaciones políticas apunta la FAPE. Cuando la precampaña electoral está poniendo en evidencia muchas cosas, algunos creen que lo mejor es no exponerse a preguntas incómodas o difíciles que den lugar a respuestas que se interpretan o se prestan a menciones negativas. Eludir las preguntas en directo, on line, no es un timbre de plenitud ni distinción informativa para quien lo practique. Leer la declaración es importante, es el testimonio directo de viva voz e imagen, pero no basta. Es como una invitación al pensamiento único o el déja vú de aquella unidad de acción o imagen tan rígida de tiempos pretéritos.
La recomendación de la FAPE es clara: rechazar las convocatorias que vengan condicionadas por “preguntas, no”.
Ahora sólo hay que cumplirla.

miércoles, 4 de mayo de 2011

MODULAR EL TRIUNFALISMO

Llegan los meses malos de mayo y junio para el turismo, el tradicional bajón, principalmente para algunos destinos. En los países emisores se siguen dando las mismas circunstancias: final del curso escolar, declaraciones fiscales, la primera fase de las vacaciones se hace en territorio propio... Lo de ritual.
Por lo tanto, no son de extrañar los vaticinios de que será un período difícil que otros años se timoneaba con obras y arreglos en establecimientos y en algún momento, hasta con cierre, a la espera de que llegara la temporada veraniega y venga a aprovecharla.
Pero adversidades estacionales aparte, se trata de contrastar la recuperación del sector, consecuencia de las revueltas populares en países del Magreb y Oriente medio y ahora, probablemente, de la inestabilidad surgida en el corazón turístico de la nación vecina tras un atentado que se ha cobrado vidas humanas.
La recuperación ha sido un hecho durante el primer trimestre del presente año, según se congratulan políticos responsables que, sin embargo, poco o nada dicen del pobre reflejo en el mercado laboral del primer sector productivo. Pobre porque no parecen crecer las contrataciones de trabajo, siquiera temporales. Hasta el mismísimo presidente del Gobierno de Canarias -con plenas competencias en la materia, hay que volver a recordarlo- pidió públicamente un tirón a los empresarios. Estos, en rápida respuesta, dijeron que aún era muy pronto e insuficiente para que se notara la repercusión favorable. Algunas centrales sindicales han reaparecido con acento reivindicativo.
Sobre el papel, es fácil deducir: a mayor afluencia, mayor ocupación. A más clientes, más servicios. A más prestaciones, más mano de obra. Sin embargo, la cadena se quiebra por alguna parte, justo la que no dinamiza el empleo al menos en cantidades apreciables que certificaran esa recuperación.
Y entonces, el triunfalismo -aún apremiado por la proximidad electoral, tiempo que exige la transmisión de buenas noticias- debería modularse. El triunfalismo y las expectativas porque las coyunturas pueden volver a ser desfavorables a poco que las zonas en conflicto recuperen la normalidad (Egipto, por ejemplo, está ofreciendo como reclamo, casi gratuitamente, las estancias). Atención también, en este mismo sentido, al retroceso que se registra en el mercado peninsular, con una bajada del 14 por ciento (algo más de 223 mil visitantes) en los tres primeros meses del año.
Hay que congratularse, en cualquier caso, de los efectos positivos de la conectividad aérea, además de la calidad del destino y de la satisfacción que embarga a los clientes para motivarles a una repetición en otra época del año.
De modo que hay que perseverar y seguir corrigiendo, ahora que es tiempo de bonanza. Porque algunos problemas no han desaparecido y porque la evolución de mercados y tendencias obliga a estar muy alerta, antes de que la baja competitividad y otros factores vuelvan a causar estragos y los nubarrones de la incertidumbre tiñan el horizonte de pesimismo.

martes, 3 de mayo de 2011

INQUIETANTE INSENSIBILIDAD

No es noticia que convocatorias sindicales con motivo del 1º de mayo se salden con magras respuestas, con bajos índices de asistencia que, de inmediato, alegran a los antisindicalistas que se apresuran a destacar el hecho, jaleado, faltaría más, en algunos medios de comunicación cuyas empresas igual no se caracterizan, precisamente, por una ejemplar defensa de sus trabajadores.

La noticia es que no haya convocatorias, como ha ocurrido en el Puerto de la Cruz donde la progresiva destrucción de empleo y la perseverante protesta de empleados públicos -es llamativa su resistencia, desde luego- a cuenta de unos notables recortes en su convenio colectivo han pasado inadvertidos en la conmemoración anual de la festividad del trabajo, la misma a la que quiso sumarse el Partido Popular cuando olfateaba y tocaba poder allá en la segunda mitad de la década de los noventa para luego no acordarse, si es que alguna vez la vio, siquiera de lejos, olvidándose de su papel más cercano al de patrones o prebostes de las clases más pudientes.

Y ese es el problema: que en lugares donde menudean el desempleo y la conflictividad, donde las incertidumbres que penden sobre un determinado sector productivo se acentúen, no haya un ánimo reivindicativo, no haya quien active una concentración o similar para que, al menos, se mantengan en pie algunos valores y no se apague del todo la llama de la legítima lucha por la superación de las desigualdades.

Esa indolencia es preocupante. Se puede entender el conservadurismo, el temor a perder el puesto de trabajo pero, de ahí a no cultivar las esencias o hacer escuchar la voz que permita identificar las esencias de la clase trabajadora, media un abismo, cada vez más hondo.

Por seguir en la ciudad turística: desde la Transición política, el 1º de mayo fue simbólico hasta el punto de que era la localidad escogida para llevar a cabo la principal actividad social de la jornada. Los trabajadores lucían pancartas y banderas y llegaron a organizar caravanas de vehículos que recorrían los municipios del valle hasta culminar en un acto público en el que intervenía algún político o alguna figura destacada. Luego fueron introduciéndose elementos lúdicos o festivos y la conmemoración adquirió otro enfoque: la condición de día feriado y la proximidad de la fecha fundacional de la ciudad influyen lo suyo para que el personal opte por el descanso, la escapada o lo que sea antes de estar presente en alguna convocatoria, ni siquiera en la víspera. Por eso ya ni se escuchan los voladores mañaneros anunciadores de la celebración ni se organizan caravanas ni hay una breve declaración de los partidos de izquierda o progresistas. Apenas unas decenas de militantes y familiares cercanos a la agrupación socialista portuense recuerdan a los fallecidos y ponen flores en los bustos de dos de sus alcaldes. Hay que agradecer, desde luego, que se mantenga esa tradición. ¡Cómo todo se va perdiendo! ¡Cómo se van a rincones de la historia tanta lucha y tantos esfuerzos!

La culpa es de los propios trabajadores, de quienes se han abandonado o se han contagiado de esa indolencia que alcanza el pasotismo más reprobable. Los jóvenes no saben ni quieren saber de estas cosas. Pese a que les afecte en gran medida la dificultad de acceder al mercado laboral.

Esta es la noticia: que una fecha tan simbólica y tan significativa, una fecha que representa lucha y reto, disconformidad y ganas de mejorar lo que no está bien, no se celebre. Inquietante insensibilidad.

lunes, 2 de mayo de 2011

INMENSA OBRA INFORMATIVA

Cuarenta años ha cumplido Telecanarias, el espacio informativo de Televisión Española en Canarias que es, sí mismo, la crónica audiovisual de etapas y hechos trascendentes de la historia del archipiélago. Directores, realizadores, redactores, locutores, operadores… se han ido sucediendo en la edición puntual de un noticiario que durante muchos años fue, prácticamente, la única ventana de imágenes de las islas. Ha sido el suyo, desde luego, un papel determinante para entender el por qué de muchas cosas de nuestro peculiar territorio al que, junto con Radio Nacional de España, ha contribuido a acercar, vertebrar y cohesionar.
El Telecanarias es el ejemplo claro de la evolución mediática, principalmente de la televisiva. Quienes recuerden aquellas incipientes emisiones -en blanco y negro, por supuesto- de mediados los años sesenta del pasado siglo, hasta que cuajó formalmente la primera edición de este programa, saben que cada paso era una conquista. El pleito también había influido, de modo que los servicios públicos estatales quedaron equitativamente distribuidos: la televisión en Gran Canaria y la radio, en Tenerife. Por supuesto, no faltaron interpretaciones y juicios críticos sobre la desigualdad de tratamientos, sesgos y favoritismos, atribuidos a cada medio, pero especialmente a Televisión Española en Canarias.
En aquellos años, antes del Telecanarias, en Tenerife se hacían las informaciones filmadas, utilizando el soporte de 16 milímetros, y luego se enviaban por avión a Las Palmas. Son los años de José Antonio Pardellas, Luis Zárate, Carlos Pablo, Rosi Jorge o Pascual Calabuig -que se automaquillaban, por cierto- leyendo ante las cámaras. Juan Pablo Salinas estaba haciendo un encomiable trabajo de aglutinar la información superando las limitaciones tecnológicas de entonces: él fue quien concibió el Telecanarias, mientras César Alonso dirigía el centro de producción, ya localizado en la plazoleta de Milton de la capital grancanaria. Son los años del “adelante telecine” y del teleproceso, de las cámaras rígidas y del formato en una pulgada.
En Santa Cruz de Tenerife, las dependencias estaban en la primera planta -cuando pegaba el sol, era tremendo el calor y la refrigeración, muy escasa- del edificio de la calle San Martín. Allí hicimos pinitos, sustituyendo en sus períodos vacacionales a Calabuig, Paco Alvarez y Nanino Díaz Cutillas, cuando trabajábamos información deportiva. Mauricio Barreda, que ejercía de director, tras los saludos de rigor, nos dio la primera lección, de un laconismo asombroso: “Usted encargue la cobertura al cámara, mire los tiempos que le indica el realizador, redacte el texto y edite con su propia voz. Por supuesto, la información debe ser de las dos provincias”. Así fue como aprendimos, desde dentro y durante los veranos de 1977 y 78, los primeros secretos televisivos. Esa fue nuestra modestísima aportación a un programa que ha cumplido cuarenta años y sigue siendo, pese a los vaivenes de las audiencias, una referencia informativa para todos los canarios, buena parte de cuyo quehacer ha quedado recogido en las imágenes que deben constituir, por cierto, un riquísimo archivo, acaso la mejor fuente audiovisual de la memoria colectiva de esta tierra a cuya identidad y proyección, a cuyos avances sociales, ha contribuido con aciertos y errores, pero siempre con el sagrado principio de corresponder al servicio público y de informar puntualmente en un lugar donde, por múltiples razones, nunca ha sido fácil hacerlo. Al cabo de cuarenta años, puede que lo de un riquísimo archivo se quede corto. Es una inmensa obra informativa.