martes, 26 de abril de 2011

CONDENADO POR INJURIAS

Un tribunal ha condenado a Miguel Angel Rodríguez, ex portavoz del Gobierno, por un delito continuado de injurias, realizado con publicidad. Llamó ‘nazi’ a un médico madrileño, al que, en un programa televisivo de gran audiencia, apodó, además, ‘doctor muerte’. Independientemente de la valoración de las cantidades fijadas en la resolución, que seguramente será apelada, el hecho llama la atención en un país donde, a menudo, la libertad de expresión se confunde hasta el abuso. La impunidad con la que se obra, sin el más mínimo respeto a los límites fijados por la Constitución, ha alcanzado caracteres alarmantes.
Pero la sentencia sirve para tener una referencia, de esas que se memorizan fácilmente -estilo “la justicia es un cachondeo”- y se recurre a ellas cada vez que haya alguna situación para comparar.
Que se tenga en cuenta, especialmente cuando en determinados programas audiovisuales, de aquí y de allá, algunos predicadores vomitan, sin el más mínimo recato y en la más absoluta impunidad, no ya falacias y tergiversaciones sino toda suerte de improperios, dicterios y afrentas sobre cargos públicos y personas que no sólo no están presentes sino que no tienen opción de defenderse. Es más, puede que el término ‘nazi’, que ya tiene un costo judicial, hasta se quede corto y pálido al lado de las “lindezas” que tales especialistas vierten con reiteración, creídos, claro, que todo el monte de la opinión es orégano de insultos y descalificaciones.
También de injurias, según esta condena.
Que se lo piensen.

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