sábado, 30 de abril de 2011

CIUDADANO DE LA VILLA, CIUDADANO DEL VALLE

Sabemos de su salud quebrantada pero también de su fortaleza de espíritu. De ahí que nos hayan llamado la atención sus recientes declaraciones a Diario de Avisos, tan poco amigo él de prodigarse en los medios de comunicación. De Francisco Sánchez García hablamos. Han sido como un ejercicio de sinceramiento personal y político que estaba pendiente: hay un mensaje directo para el nacionalismo desideologizado que parece ambicionar el poder cueste lo que cueste. Y hay una evocación de cómo y por qué empezó todo, de aquellos orígenes de una formación política que contaba con bendiciones eclesiásticas (don Víctor Rodríguez, siempre don Víctor con sus consejos y su afán reivindicativo para superar el atraso y la marginación) para asomarse a la democracia y romper, en una localidad caracterizada por el conservadurismo, los esquemas convencionales de participación política. Ahí nació la Agrupación Independiente de La Orotava (AIO) que sería el germen -junto con la semilla de otros alcaldes que se significaron al margen de los partidos políticos y sembraron su tirón personal- de la Agrupación Tinerfeña de Independientes (ATI), siglas que cuajan años después en Coalición Canaria (CC), cuando las circunstancias propiciaron una conquista del poder político, más o menos hegemónica. A Santa Cruz no le gusta pero tiene que mirar obligatoriamente a La Orotava, El Rosario, Granadilla o Guía de Isora para comprobar ahí residía el naciente.

Pero bueno: lo importante es Francisco Sánchez García, un caballero, un destacado futbolista que alcanzó la profesionalidad, un excelente profesional del derecho y político ejerciente en el primer mandato municipalista (1979-83), cuando fue alcalde de la Muy Noble y Muy Leal Villa de La Orotava.

La primera imagen que conservamos de él es en ‘El Peñón’, reforzando a Puerto Cruz en un encuentro de la entonces célebre Liga Interregional que disputaban los tres primeros clasificados de los respectivos campeonatos provinciales. Francisco se elevó en un salto sobresaliente para rematar un balón que Norberto Baudet, entonces arquero del Real Unión de Tenerife, desvió de forma inverosímil chocando un poste. Se pidió gol; pero el árbitro no lo concedió. Cuando terminó el choque Francisco y Norberto se saludaron e intercambiaron explicaciones del lance.
El futbolista

En Sánchez se fijó el Real Madrid cuando cursaba sus estudios de leyes en la capital. Eran algo más que buenas maneras: desmarque, regate, juego con los dos pies, ganar espaldas… Había un futbolista que vendría cedido a la Unión Deportiva Las Palmas, quizá a la espera de curtirse para dar un salto que no se produjo. Había que ganarse la vida al margen del balón.

Balón que seguía rodando y con el que rendiría admirablemente en su equipo de toda la vida, la Unión Deportiva Orotava. Su alineación atemorizaba al adversario. La conquista de un título campeonil frente al Tacoronte, en ‘Los Cuartos’, es un logro inolvidable. Serio, cabal, cortés, correcto: un deportista que era un ejemplo para infantiles y juveniles a los que también dedicaría, años después, ya retirado, mucho de su bagaje.

En ‘El Peñón’, otra escena, ya en los setenta, cuando nos reprochó, cordial y cariñosamente, la visión de un partido del Trofeo Teide, plasmada en el desaparecido La Tarde. Nos dijo que habíamos sido muy exigentes con un equipo de regionales que competía con otro de superior categoría. Seguro que tenía razón.

En las temporadas posteriores, Francisco Sánchez García empezó a ejercer funciones de dirigente. Fueron unos años duros, un período en el que la información deportiva adquirió un nivel crítico y de denuncia que habría de ser decisivo para cambiar muchas cosas.

Nunca le agradeceremos lo suficiente su asesoramiento y su ánimo en aquellas reuniones de directivos de Tacoronte, disconformes con las estructuras viciadas de la Federación Tinerfeña de Fútbol. Ya andábamos en Radio Popular de Tenerife, en una etapa profesional extraordinaria desde todos los puntos de vista. Sánchez estuvo siempre ahí, prudente, atento y diligente, no importa que eludiera micrófonos y fotos de papel prensa. El protagonismo nunca fue lo suyo.

Otro ciclo interesante, futbolísticamente hablando, fue el que le vinculó a la selección juvenil tinerfeña, junto a Manuel Delgado Meco, un estudioso preparador físico que fuera durante muchos de la selección española de fútbol y del Athletic Club de Bilbao. Trabaron buena amistad que fue ampliándose, con Iñaki Sáez y con otros destacados formadores en la cantera de Lezama cuyo modelo es el que se quería aplicar en la isla.

El político

A finales de los setenta, la democracia llamaba. Se necesitaba a personas jóvenes que encarnaran los cambios políticos que la ciudadanía demandaba, embarcada ya en la andadura democrática. Francisco no defraudó a quienes le pidieron que encabezara un proyecto local para sacar a la Villa del marasmo. Aceptó y se ganó la confianza del pueblo. En aquella época política había mucho de experimental y él timoneó desde la alcaldía, pactando y gestionando, haciendo gala de talante democrático sin rehuir las importantes carencias de servicios que entonces tenía la localidad.

Francisco acreditó entonces que era ciudadano de la Villa, pero también ciudadano del valle. Continuaba animando a Del Pino, por ejemplo, al que confesaba su admiración por el dominio de balón que atesoraba el genio de El Peñón. Y cuando se produjo la crisis de la recogida de basuras por el cierre del lazareto santacrucero, fue de los primeros en llamar al malogrado Paco Afonso para decirle (estuvimos presentes en esa conversación) que no se preocupara (el Puerto, por sus características. generaba entonces un notorio volumen de residuos que había que volcar diariamente) pues disponía de unos solares que servían para la emergencia durante tres o cuatro días.

Ese amor por el acercamiento de las poblaciones del valle lo acreditó en aquellos años cuando fue capaz de lograr que los alcaldes del Puerto de la Cruz y Los Realejos le acompañaran en la cabeza de la romería, con razón “la fiesta más bonita que hay en Canarias”.

Seguro que podía haber proseguido carrera política pero prefirió el despacho y los juzgados. Siguió viendo fútbol, de todas las categorías. Siguió pendiente de sus amigos, de Ramón Fariña, de Manolo Pérez, de los vascos, de sus primos, del fiel Santiago Palmero, por ejemplo, que le acompañó en no pocos avatares. Y de Roberto Hernández Illada: el fue quien impulsó unos honores ciudadanos concedidos durante nuestra etapa en la alcaldía portuense.

La reflexión

Siempre preocupado y sensible, atento observador a cuanto sucede en su Villa natal y en la isla, Sánchez ha reflexionado en voz alta para señalar hechos que no deberían pasar inadvertidos ni como meras recomendaciones teóricas en tiempos que la política genera desapegos y antipatías.

“Las gentes de las islas necesitamos conocernos mejor y querernos más”, ha dicho entre otras cosas quien, preguntado por la falta de democracia interna y el desprecio por la soberanía popular que perjudican a la mayoría de las agrupaciones políticas, responde en Diario de Avisos:

“El origen del problema está en la falta de preparación política, que es general en toda España”.

Esa, en pocas palabras, es la clave. ¡Animo, Francisco!

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