jueves, 10 de marzo de 2011

DE COYUNTURA, TURISTAS PRESTADOS Y TENDENCIAS

Algunas enseñanzas hay que ir extrayendo de las consecuencias que para el sector turístico tiene la que podríamos identificar como la coyuntura geopolítica de las revueltas populares -en algún país algo más que revueltas- en el Magreb y Oriente próximo. Los sucesos han obligado a reconsiderar las contrataciones de viajes y estancias vacacionales, de modo que los operadores buscan lugares más seguros y estables. No hay que alegrarse del mal ajeno, desde luego, pero son unas circunstancias adversas para directos competidores en exotismo, sol y playa. El rigor invernal europeo también contribuye a la búsqueda de alternativas.

Canarias se beneficia de tal circunstancia, hasta el punto de que destinos insulares que atravesaban y atraviesan dificultades empiezan a experimentar afluencias e índices de ocupación desacostumbrados, no como en los mejores tiempos, pero sí con circulación y actividad mucho más animadas que el año pasado sin ir más lejos.
Así las cosas, surge el contingente de los que denominaríamos turistas prestados, es decir, aquellos que no quieren desaprovechar sus previsiones vacacionales pero que han de hacerlo en sitio distinto al que habían planeado. Puede que muchos de ellos ya conocieran Canarias pero igual hubieran querido probar o conocer otros destinos, atraídos, además, por precios asequibles en plena recesión.

Pues bien, tanto a esos visitantes como a los de nuevo cuño -ésta es una de las enseñanzas apuntadas al principio- hay que fidelizarles. ¿Cómo? Pues con los recursos muchas veces señalados: prestación de servicios de calidad, esmero en su realización, acreditar amabilidad en el trato, ampliar opciones, informar adecuadamente, cuidar la seguridad… Se trata de persuadirles y convencerles de que también poseemos excelencias que, a poco que se cultiven, son merecedoras de reconocimiento. La mejor forma de hacerlo, sin duda, es repetir la visita si se llevan, claro, una grata impresión. De todo: de la oferta, de los encantos naturales y de la relación humana que se pueda establecer.

De la sensibilidad empresarial y profesional depende. Estamos ante todo un reto para la recuperación sólida y efectiva del sector y para estimular la productividad económica. La situación es apta para entender, de una vez por todas, la importancia de la competitividad. Ya se han probado los efectos negativos de la resignación y de la pasividad, de la falta de iniciativa para innovar y cualificar, un doble objetivo que no ha terminado de asimilarse, especialmente en algunos destinos como el Puerto de la Cruz cuyos afanes por lograr un producto diferenciado no han pasado de meros intentos voluntaristas.
Es un reto que pone a prueba la mejora estructural, que sólo es posible mediante estrategias diáfanas de iniciativa empresarial, de ejecución de actuaciones concretas promovidas o concertadas por el sector público, de especialización y buenas prácticas de las tecnologías de la información y comunicación (TIC). A estos planteamientos habría que añadir aquellas tendencias de consumo que se van consolidando en los mercados emisores y receptores, como la búsqueda de la mejor relación calidad-precio, las exigencias de niveles en determinadas prestaciones y hasta el creciente uso de las nuevas tecnologías por parte de los turistas.
No hay que engañarse: o se sale airoso de ese desafío o mucho nos tememos que las expectativas y los buenos resultados que se barruntan serán meramente coyunturales, flor de unos pocos meses. Y de espejismos, sinceramente, ya estamos hartos.
Publicado en Apuntes, número 33, marzo 2011

No hay comentarios: