martes, 17 de agosto de 2010

POR AHORA, SÓLO CUATROCIENTOS

El empresariado canario, salvo honrosas excepciones, ha dedicado mucho, muchísimo tiempo, a quejarse de los impuestos que paga. Ha sido un llanto constante, desde hace años. En la gestión o en la tramitación de todos los grandes asuntos que afectan a nuestro sistema o modelo productivo o a las estructuras económico-financieras, la primera bandera ha sido no pagar más impuestos o reducir la carga tributaria. Y eso que nos movemos en una economía subsidiada por todas partes. Y eso que otras circunstancias juegan a su favor.
Ahora es el presidente del Gobierno autónomo el que les llama la atención: cuatrocientos, sólo cuatrocientos trabajadores han sido contratados después de las medidas incentivadoras del ejecutivo. "Hemos puesto las herramientas y ahora nos falta la colaboración empresarial ya que la parte públca sí que está funcionando en ese sentido", ha venido a remarcar Rivero en una respetuosa y cortés apelación a la sensibilidad de quienes teóricamente, y en la medida de sus posibilidades, tienen la obligación de generar empleo.
Cuatrocientos, además, es una cifra ridícula si se tiene en cuenta que eran treinta mil el objetivo fijado por los responsables del Gobierno de Canarias para beneficiarse de las medidas incentivadoras desde su aprobación hasta finales del presente año. A mucho ritmo tendrán que contratar los empresarios de las islas para conquistar esa meta. Y en la Comunidad Autónoma hemos visto milagros de todo tipo, pero ese sería como el de la multiplicación de los panes y los peces y no parece que quienes tienen que distribuirlos estén muy avezados. Treinta mil. Y otros tantos para el año próximo que, ya se sabe, es electoral y algún mensaje de resultados positivos hay que transmitir.
En todo caso, el comedido tirón de orejas presidencial a los empresarios sirve para medir su propia capacidad de reacción. No en el sentido de si se sienten muy aludidos negativamente sino en el de cargarse las pilas para demostrar que su tejido está vivo y dinámico, para demostrar que hay vida más allá de la queja para no pagar impuestos.

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