viernes, 9 de abril de 2010

ERASMO ARMAS, EN EL RECUERDO

Será recordado como el gomero de las enmiendas pero también por muchas cosas más.
Por su talante, por su trabajo silencioso y eficaz, por su entrega y su responsabilidad, por su personalidad, tan llena de rectitud, de cumplimiento y de no aguardar nada a cambio. Un socialista de viejo cuño, enamorado de su isla, un representante de la voluntad popular a la que nunca defraudó allí donde estuviera, en el Cabildo Insular, en el Parlamento de Canarias o en el Congreso de los Diputados.
Porque, en esas instituciones, Erasmo Armas Darias se esmeró para mejorar las condiciones de vida de los demás, especialmente de los más desfavorecidos. Siempre atento, siempre sensible. Se especializó en presupuestos, una materia siempre árida que él asumía con entusiasmo y rigor. Era frecuente verle negociar y transar en comisiones, foros y hasta pasillos. Siempre con una actitud respetuosa dispensada a consejeros y portavoces de otros grupos. Tiene que haber fotos en las que aparezca la figura solitaria de este cargo público socialista, llena de carpetas y y folios, tratando de persuadir a quienes eran responsables de las cuentas públicas: una carretera, un colegio, un programa, una dotación... Nadie como él para dar vida a una enmienda, y formalizarla y llevarla hasta el final con todas sus consecuencias.
Le conocimos mediados los años ochenta, cuando Alberto de Armas y Jerónimo Saavedra nos encargaron una intermediación en La Gomera. Cuando bajamos del barco, Erasmo navegaba ya en la dársena de San Sebastián en su pequeña embarcación de recreo. Le silbamos, le hicimos señas y retornó a su pantalán. Bajó y empezamos a dialogar: tan sólo el hecho de haber interrumpido la travesía que había iniciado, ya revelaba su predisposición.
Desde entonces, mantuvimos una relación fluida y respetuosa. Cuando ocupó su escaño en el Congreso, esa relación se intensificó por razones ocupacionales: cualquier petición, cualquier intercambio de información o documentación, fueron siempre bien tramitadas.
Deja huella Erasmo, vaya que sí. En su empresa, Unelco, a la que dedicó buena parte de los afanes profesionales de su vida. En el socialismo insular, donde siempre fue ponderado su quehacer. Y en los grupos institucionales a los que se debió, donde hizo del compromiso y de la discreción una auténtica divisa.
También en el mundo del deporte, en la náutica, concretamente. Le apasionaba el mar. Dedicó grandes empeños a la Regata Huelva-Isla Colombina y tuvo una muy activa participación en toda la programación de las actividades deportivas de la conmemoración de 1492.
El recuerdo de la tragedia de septiembre de 1984 fue siempre puntual en Erasmo, a quien el cuidado de la naturaleza de La Gomera le traspasaba.
Un gran compañero, un socialista de pro.
Descanse en paz.

No hay comentarios: