viernes, 19 de marzo de 2010

SIN GASOLINA

El próximo mes de junio se cumplirá un año de la firma del denominado Pacto Social por la Economía y el Empleo, suscrito en Canarias por el Gobierno, la patronal CEOE y dos centrales sindicales, Unión General de Trabajadores y Comisiones Obreras. Los escépticos de entonces, posiblemente escamados con iniciativas de este tipo en la Comunidad Autónoma, tenían razón: el acuerdo no incluía una ficha financiera, a la espera de que los Presupuestos Generales consignaran las partidas correspondientes para afrontar las actuaciones concertadas. No ha sido así, en términos generales. Se va a cumplir un año y, salvo que se demuestre lo contrario, el Pacto apenas entraña una voluntad.
Lo ha definido muy bien Pepe Yanes, un veterano sindicalista en las filas de la UGT: "El pacto social canario es una hoja de ruta sin gasolina".
La crisis -siempre la crisis- justifica el incumplimiento de este acuerdo, concebido inicialmente para afrontar los rigores de aquélla. Ahí estaban los agentes sociales para estampar la rúbrica que debía anteceder a la ejecución de medidas, a hechos tangibles que favorecieran una mínima recuperación de la motivación y del optimismo por parte de amplios sectores ciudadanos. Visualización, pragmatismo, constatación, avances... eso es lo que la gente quiere apreciar.
No parece que haya sido así... porque faltaba -y falta- gasolina, según Yanes. No es que esté cara. Es que no hay, tal como se desprende de las manifestaciones del sindicalista, preocupado, por cierto, con el mal funcionamiento de los mecanismos que el propio Pacto dotó para el seguimiento y verificación de las acciones que teóricamente debía afrontar.
Entonces, si falta el combustible, mala cosa. Preocupante. Es el sino de Canarias cuyas previsiones -a la espera de la autocomplacencia que podremos escuchar en el próximo debate sobre el estado de la Nacionalidad- son inquietantes en cuanto a crecimiento productivo y del desempleo.
Así, cualquier hoja de ruta, en efecto, es papel mojado. Y mucho nos gustaría equivocarnos.

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