miércoles, 5 de agosto de 2009

EL PRESIDENTE, EN CANARIAS

El sector turístico lanzaroteño no se lo ha pensado dos veces: ha manifestado públicamente su contento por el hecho del que el presidente del Gobierno de España haya decidido veranear en la isla. Lo consideran un hecho positivo que contribuye a proyectar su nombre y su producto turístico. Y lo que es bueno para Lanzarote, es bueno para Canarias.
Ya había sucedido en las visitas anteriores: los empresarios lanzaroteños se congratulan de que, connotaciones políticas al margen, José Luis Rodríguez Zapatero disfrute, con su familia, durante unos días, de las excelencias de la isla.
La apreciación de la patronal de Lancelot, la misma bienvenida de los representantes de las instituciones, en definitiva, el respeto y hasta la gratitud, contrastan con otros testimonios editoriales de Tenerife que sólo pueden ser fruto del delirio, al plantear abiertamente que el presidente no venga. Normal: cuando está desatada la espiral del dislate, no hay quien la pare.
Luego, a los mismos mentores del delirio editorialista se les llenará la boca de la proverbial hospitalidad del canario, de su espíritu tolerante, de su convivencia cosmopolita y el sinfín de tópicos que generan la tierra única plasmada en un eslógan. Hasta en eso, las evidencias son simplonas: cuando no viene, queja al canto. Queja y crítica, naturalmente. Y cuando viene, contradicción: para qué viene, mejor que se quede en la península, mejor que vaya a otro sitio, para lo que va a traer... Paradojas de la canariedad pueblerina.
El presidente del Gobierno está en Lanzarote. Los habitantes de esta isla, sus agentes sociales, sus representantes institucionales saben lo que eso significa y por eso lo agradecen y reconocen. Es una inyección a la promoción insular, pese a quien pese.
Y si se tercia, como fue el caso y para que no haya dudas, anulando toda interpretación de insensibilidad y las fisuras críticas que los especialistas en la materia ya estarían preparando, el presidente del Gobierno acude a La Palma, en pleno incendio, y demuestra solidaridad, cercanía, compromiso y ejecutividad, su celo, su deber y su responsabilidad política están más que acreditados.
Los canarios, los del proverbial sentido de la hospitalidad y de la tolerancia constante, lo saben reconocer.
Buen descanso, presidente.

1 comentario:

Resa dijo...

Acabo de leer tu blog sobre la visita del presidente. Muy bueno lo del "delirio editorialista" - ja, ja, ja - llevo tiempo pensando que la persona o las personas que escriben dichas editoriales se toman la increible libertad de escribir "en nombre de los canarios", cuando su producto literario no es mas que... pues eso "delirio editorialista" de uno o de unos pocos y muy lejos de la realidad canaria.