lunes, 8 de septiembre de 2008

CAMBIO CLIMATICO, NIEVE EN KENIA

Hay un acelerador de partículas por ahí que ha hecho que se hable del fin del mundo, después de no se sabe cuántos años especulando con esa opción que nunca se ha cumplido, claro, hasta el punto de dejar de ser asunto noticioso.

Cuentan que es el mayor del mundo, que producirá un agujero de notorias dimensiones y un efecto similar al big-bang origen del Universo que uno escribe con mayúscula porque entiende que si un concepto o un vocablo así no la lleva, pues a ver cómo distinguimos otros términos.

La cosa es para mañana, ¿eh?, de modo que atentos, en serio, no sea que el acelerador se lleve por delante también hasta las inyecciones esas que los prebostes del capitalismo yanki han aplicado a las financieras que, con el agua en las fosas nasales no en el cuelo, se resquebrajaban ya sin remedio.

Igual no pasa nada, que el agujero acaba siendo más reducido y que algunos idearon el recurso para llamar la atención sobre el cambio climático. Si es así, pues no sonríamos, porque este cambio tiene una dimensión o una repercusión que no es para desdeñar. Hace unos meses tuve oportunidad de comprobar los resultados de unas observaciones científicas hechas en un observatorio de Izaña (Tenerife) y, adecuadamente explicados, te hacen rascar los brazos. Canarias, precisamente, otrora afortunadas, nada que ver ya con el jardín de Herodoto, no son ajenas a las consecuencias de ese cambio inducidas, entre otras cosas, por el calentamiento global y la desertización.

Así que mucho cuidado porque las imágenes de ciudadanos de Kenia de raza negra, vistas hace unos días, jugando con copos de nieve, sorbiéndolos incluso, eran demostrativas de que algo se está moviendo en las entretelas de la Naturaleza, también con mayúscula. Había hecho acto de aparición el níveo elemento en aquellas latitudes y si los keniatas se lo ponían por montera o lo tragaban, en una insólita vivencia, por estos andurriales no pudimos por menos que abrir la boca en señal de sorpresa.

Lo que faltaba por ver. ¿O quizás haya que aguardar a mañana para comprobar si el acelerador ese produce todavía hechos más increíbles? Y perdón, señores científicos, si se deslizó alguna frivolidad.

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