viernes, 18 de enero de 2008

HIMNO SIN LETRA

¡Adiós España, que te quedas sin himno!
Bueno, para ser exactos, sin letra para el mismo
Por si aún no lo saben, el concurso convocado para poner letra al himno nacional, pese a haber sido fallado -esto es, hay (hubo) un ganador- no ha servido absolutamente de nada. El resultado se reveló plenamente insatisfactorio: alimentó controversias, generó críticas considerables y pasó a ocupar uno de los lugares negativos en la historia más reciente del país. El Comité Olímpico Español (COE) determinó retirarlo ante el evidente disenso. La obra preferida del jurado no mereció la aprobación mayoritaria y su autor, una persona desempleada, ha echado las naturales maldiciones después de conocer la decisión.
Se está escribiendo, pues, la crónica de una frustración. La idea de poner letra al himno de España estaba muy asociada al deporte. En las confrontaciones internacionales o en las ceremonias de entregas de títulos o medallas, siempre llamaba la atención y hasta resultaba emotiva la imagen de los deportistas susurrando o cantando, a veces mano en el pecho y gesto solemne, mientras izaban las banderas. Los espectadores hacen un coro excepcional (Sin ir más lejos, los cinco mil norirlandeses que accedieron el año pasado al estadio de Gran Canaria cantaron en dos ocasiones el 'God save the Queen' y aquello ponía los pelos de punta). Lo hacían todos, o casi todos...menos los españoles.
Entonces, porque la imagen valía más que las mil palabras del refrán, brotó toda una demanda. Se fue extendiendo, se fue multiplicando. ¿Por qué los demás países tienen letra, sus deportistas la memorizan y se lucen cantándola, y España no? Alguien sintonizó con la reivindicación y trató de colmar, por la consecuente idea del concurso público, la aspiración. Más de doscientas obras presentadas. Una fue la elegida. Pero no ha servido, no satisface. Tendremos que seguir emitiendo sonidos, estilo lorailo, mientras discurren los compases del himno oficial de España. O lo que es igual: cantar sin letra. Que ya es difícil, ya.
Desde luego, no hay que desesperar por no disponer de estrofas que completen una pieza musical tan solemne, pero algo de frustración late a la vista de lo ocurrido. Claro que para un resultado mediocre o vulgar, mejor así: la carencia. Se puede continuar como hasta ahora: con las miradas orientadas al cielo, con el gesto adusto y en actitud respetuosa en tanto los espectadores desahogan su cántico iletrado. Acaso sea una buena alternativa.
Pero el deporte, que había sido en cierta medida el impulsor de una iniciativa o de un sentimiento que unía al pueblo y hasta fomentaba ciertas dosis de patriotismo, se ha quedado sin los tangibles resultados de una letra. Lástima. Aunque la experiencia -y quizá un momento político más apropiado, todo hay que decirlo- han de servir para llenar ese hueco que, guste o no, sigue existiendo. Por eso, hubiera sido histórico -sí señor, histórico- que el deporte catalizara e hiciera cristalizar una demanda ciudadana significatva.
Hasta el próximo intento.

1 comentario:

aperez dijo...

El canto de un himno (sobretodo bien cantado) es un símbolo de acogida, es algo que une y toca la fibra más profunda, es aquello que “te pone los pelos de punta”.
Me vienen recuerdos de un canto, que se convirtió en himno en un momento de la historia reciente de España, en la que su excelencia presidía la final de su copa en el estadio Metropolitano de Madrid. Eran tiempos crispados en lo social y la gente reclamaba, dentro de un orden, cambios que mejorasen su nivel de vida.
Terminado el partido, y justo en el momento en que su excelencia se disponía a salir del palco presidencial, surgió la magia del himno. Era un himno popular transmitido por las radios y en sintonía con la situación que se estaba viviendo.
El himno coreado por todo el estadio Metropolitano resonaba así: “Se va el caimán, se va el caimán. Se va para Barranquilla.”
Sin duda, el efecto que produjo en “el figura” fue el no volver a ese estadio a celebrar ninguna final más de su copa, que para eso era suya.
¿Será por ello que soy del Atleti?